Amnesia. Capt.XIX.

<cocineros???>
VII sonrió sin decir media palabra.
<Si, llevaban la coraza de cocina, y el mandoble de partir el pan. Si esta gente tiene un par de dedos de frente como mínimo sospecharía de una mentira tan gorda.
si no tenemos problemas ahora los tendremos en el castillo cuando estos pajaros le canten a la guardia del castillo este pequeño incidente>

Einer se dispuso a salir por detras de sus hermanos, guardando el arco, como si acabase de venir de hacer sus necesidades, al entrar al camino pudo escuchar las palabras de Dimmu, ¿cocineros?, entonces el mas pequeño de los hermanos replico: - Buenas noches, es verdad que son cocineros, mas yo solo soy pinche de cocina -. Puestos a mentir yo tambien queria aportar mi granito de arena, y para Einer la jocosidad de la frase fue el salir de bosque apoyandose en su lanza.

Sorprendido observo como su hermano Einer salia del bosque limpiandose la supuesta bragueta, que la hubiera llevado si no se ataviase con una armadura completa, luego el mas pequeño de los hermanos agrego , mientras todos lo observaban cariacontecidos: - Buenas noches, es verdad que son cocineros, mas yo solo soy pinche de cocina
En ese momento Bringwor tuvo una rara sensacion. Fue como si saliese de su cuerpo y observase la escena desde el aire, como un mero espectador de una funcion... una funcion surrealista, absurda y estupida... la manera de enrevesarse de sus hermanos era incrible. Bringwor veia el mundo mucho mas facil: amigos, daba la mano ; enemigos, mataba... No habia mas. Primero el cocinero y luego el pinche, la verdad que el grandullon no sabia si reirse a carcajada o empezar a soltar mandoblazos...No iba a colar la situacion, la actuacion casi comica de sus hermanos la habian echado a perder... Una gota de sudor frio recorrio la sien de su cabezon... Steiner, pudo observarlo... sus puños se cerraron con fuerza, con mucha fuerza, incluso a Steiner le parecio escuchar un crujido que salia de los guanteletes de Bringwor, un crujido que no sabia muy bien si era que la mismisima armadura de FIll se estaba resquebrajando o era un lamento de dolor surgido de esta misma por la presion aplicada...

La conversación se volvió grotesca, extraña, absurda. Un hombre tocando la flauta y el resto comentando que eran cocineros y pinches. Estaba claro que usaban la ironía. Y lo peor era que sus interlocutores también habían captado la ironía.
Bringwor empezó a sentir algo, al principio parecía un acceso de ira. Miró a Steiner, pero este le respondía la mirada de forma rara. Algo pasaba. Bringwor empezó a notar como la punta de sus dedos se adormecía. Ese cosquilleo pasó a la mano y subía por el brazo. En los dedos de los pies, tobillos y baja pierna ocurría lo mismo. Algo pasaba y su instinto había intentado advertirle. Sólo en ése momento advirtió aún habían dos enemigos a los que no podían ver y no sabían qué estaban haciendo.

Tanto Dimmu como a VII se le pasaron las ganas de hablar. El cosquilleo se había apoderado de toda la mano. De ambas. Y también subía por los pies.

Einer salía de entre la maleza. El creía no haber sido visto y que su actuación estaba siendo magnifica. Pero los jinetes ni se sobresaltaron al verle aparecer así, de repente, y de entre la espesura. Era evidente que se terminaba de guardarse el arco. Se tocaba su partes aparentando que terminaba de orinar. Entonces comprobó que no se la sentía. Tenía las manos adormecidas y los pies también. De hecho se quedó plantado allí donde estaba. No podía moverse.

Algo les pasaba a todos, pero aquella música...atontaba....hipnotizaba. Aquello no era bueno.

Steiner miró a su hermano Bringwor. Creyó percibir en él una rabia que ya había visto antes; adquiriría una fuerza sobrehumana. Sabía el porqué de aquello. Steiner había resistido una especie de hechizo que lo hipnotizaba; pero le había costado. Era la hora de la revancha. La cosa estaba clara; no los habían convencido ni por un segundo de nada, y estaban intentando neutralizarles. Ahora a Steiner le preocupaba que el intento de los enemigos era relativamente pacífico, pero la reacción de Bringwor y el resto de sus hermanos no lo sería tal. Agarró sutilmente el pomo de su espada. Echó un vistazo a todos sus compañeros.
Einer se había parado en seco, pero con una sacudida fuerte de cabeza; como si acabará de despertarse, volvía a mirar perplejo a todos. Einer estaba bien y a la espera de reacción.
Stanford miraba a Steiner y a Bringwor alternativamente; también esperaba reacción por parte de alguno. Stanford estaba listo para el combate.
Dimmu suspiró con fuerza, sin duda también se encontraba listo para el combate. Miraba a Steiner con unos ojos que decían, en cuanto ordenes.
VII, él era otra cosa. Tenía los brazos caídos pegados al cuerpo. Su mirada carecía de inteligencia absoluta. Casi parecía no poder tenerse en pié. Comenzó a cerrar los ojos, y cayó inconsciente delante de todos.
Steiner iba dirigirse a Bringwor, cuando éste terminaba de caer también inconsciente en el suelo.
Steiner hizo lo peor que podía haber hecho. Dudó unos instante. Había perdido a dos hombres y tenía que dar instrucciones rápido. Pero quedó desconcertado por unos momentos.
Los jinetes aprovecharon el desconcierto, pero también parecían sorprendidos.
"Solo han caído dos. SOLO DOS" dijo uno de ellos.
"Os toca a vosotros" dijo el que estaba tocando la flauta hasta ése momento.
Con un movimiento más que ensayado, y propio de formaciones militares. Los dos jinetes que lo flaqueaban se hicieron a un lado. Iban a desenvainar las armas. Al mismo tiempo los dos jinetes de atrás, que estaban fuera del campo de visión aparecieron con el rostro tapado por unos pañuelos y lanzaron con ambas manos, unas bolas al grupo.
Steiner reconoció las bolas de inmediato "tapaos la boca" gritó intentando esquivarlas.

La maniobra de los jinetes había salido perfecta. Su ataque no había sido tan bueno.
Uno de ellos lanzó sus proyectiles a Bringwor, quien ya había sido vencido por el hechizo. De los otros tres ataques, uno fue dirigido a Dimmu, que impactó en sus pies. El de Stanford también impactó en sus pies.
Steiner tuvo peor suerte, impactó directamente en su cara.
Todos habían escuchado a Steiner advertir sobre aquello, así que todos contuvieron la respiración durante el ataque.

Dimmu, ante el pésimo ataque gritó "a las patas de los caballos, rápido" se lanzó contra el jinete que tenía en frente, que no era otro que el de la flauta. Desenvainó a Estela Carmesí raudo como el rayo; la asió con sus dos manos y lanzó un ataque feroz. Tal fue la fuerza de la su ataque, que amputó la primera pata y seccionó la segunda. El jinete, que no estaba preparado para aquello cayó de frente. Su postura era feísima al impactar contra el suelo; su cuerpo boca abajo contra el suelo, y su cabeza echada para atrás completamente, miraba hacía arriba. El ruido previo no engañaba. Se había roto el cuello.
Stanford atacó a uno de los jinetes que se había orillado e intentaba desenvainar su espada. Su ataque a la pata hizo que cayera sobre su costado derecho. Cuando Stanford miró de al costado del caballo, el jinete se había atravesado con su propia espada.
Steiner se lanzó al ataque. Su objetivo era uno de los jinetes que lanzaban esas bolas. Tal vez eso hizo que su bola impactará de lleno en su cara. Aquel polvo amarillo se le metía en los ojos. Le escocían. No debía respirar. Lanzó un ataque a lo loco a una de las patas. La escuchó crujir y caer. El jinete cayó, y escuchó un nuevo crujido. Un grito de dolor le indicaba que su enemigo estaba aún en el suelo. No pudo más, tomó una bocanada de aire y fue aún peor. Aquello picaba y escocía mucho, sobretodo la nariz. Fue como recibir un puñetazo en la cara. De repente, todo se volvió negro.
Einer estaba más rezagado. Pudo ver toda la escena conforme se dirigía a su victima. Dimmu había atacado a su enemigo y éste se había roto el cuello. Stanford parecía que había acabado también con el suyo. Steiner había caído, no sabía si muerto por alguna herida o por qué motivo. Su enemigo estaba en el suelo con el brazo roto. Einer se dirigía a por uno de los jinetes que había lanzado esas extrañas bolas. Éste lo vio venir, tiró de las riendas para protegerse, pero al hacerlo, asustó al caballo de su compañero, que había sacado la espada. El primer jinete se puso a salvo, pero el jinete armado trataba de controlar a su caballo nervioso por todo lo que pasaba. Einer aprovechó la ocasión atacó a éste segundo jinete, quien no esperaba el ataque. Lanzó un tajo a la pata del caballo y a su costado, el animal cayó muerto. El jinete, que trataba de domar al caballo, tuvo la mala suerte de quedar atrapado debajo del caballo. Sus esfuerzos por domarlo habían hecho que al caer, el cuerpo del caballo atrapara su pierna. Además Einer pudo escuchar perfectamente como ésta se rompía.

Habían pasado unos segundos. El balance era, dos jinetes muertos, dos heridos y fuera de combate. Uno en pie, con su montura intacto. Y de los hermanos, quedaba en pie Dimmu y Einer, junto con su amigo Stanford. Steiner estaba en el suelo. Todos esperaban que no estuviera muerto, pero no podían para en ése momento a comprobarlo.

Dimmu se alzaba victorioso. Einer se dirigía rápido a ver a su hermano Steiner caido. No parecía tener ninguna herida.
Stanford se alzó.
"Ríndete y date preso. O de lo contrario morirás" gritó.
El jinete miraba con cara de pasmo a sus compañeros. Hacía unos instantes ellos eran los cazadores que acechaban a sus víctimas. Ahora, dos de ellos yacían muertos. Otros dos se retorcían de dolor tirados en el suelo.
El jinete, con la espada en ristre no se lo pensó dos veces. Azuzó a su montura y la puso al galope tendido. De ésa forma emprendió la huida por el mismo camino que había venido.

Stanford había saltado por encima del cadáver del flautista y su montura como un felino. Pero su mandoblazo solo había cortado el aire.
Stanford quedaba así en pie y mirando a un jinete huyendo en la lejanía.
A su espada escuchaba a Einer anunciar que Steiner no tenía señal alguna de herida.
Dimmu lo llamó. "Ayúdame a atar a estos perros".
Mientras Einer acomodaba lo mejor posible a Steiner, Bringwor y VII; Dimmu y Stanford ataban a los heridos. El contrincante de Steiner fue fácil inmovilizarlo; solo hubo que atar su único brazo a una de sus piernas. Al rival de Einer le ataron las manos; estaba claro que no huiría con una sola pierna sana.
Aún así, tras inmovilizarlos, los ataron a unos árboles cercanos. Tras eso y con un poco de agua, despertaron a Bringwor y a VII. Steiner tardó un poco más en despertar, pero ya estaban todos los hermanos y camaradas en pie. En el camino quedaban restos de sangre y los cadáveres de cuatro caballos y dos hombres.
Había que decidir qué hacer y que no, y qué hacer primero; pues había que utilizar la máximo las horas de luz.

la fortaleza se erigía silenciosa, poderosa, recortada en el horizonte ajena al valle. En contraste, allí abajo, en el linde del bosque la escena era bien diferente. La agonía se mezclaba con el barro sanguinolento y los orines. El silencio del bosque fue relegado por los gritos de angustia y miedo.
Serían los dioses o mera suerte, pero el agua despertó de la inconsciencia a Bringwor y a VII. Cero bajas, toda una suerte. Habían infravalorado al enemigo. pero habían descubierto un dato muy importante. MAGIA, Estaba prohibida, ellos la habían prohibido. Ahora era el momento de conseguir información. Conocer al enemigo sus intenciones.

- ¿Quiénes sois?
- Púdrete, bastardo.
-Mal empezamos, podemos hacer esto por las buenas y por las malas. Eso solo depende de ti.

Le miró a los ojos conteniéndole la mirada, aunque se mantuvo en silencio.Estaba atrapado, maniatado. Hacia escasos instantes estaba encima de una caballo con la espada en la mano, unos eternos instantes.

- Mira te digo todo esto... porque sois dos. Empezaré a preguntar a uno y el otro tendrá tiempo para pensar. Cuando acabe con el primero...- Su tono era muy natural, como el de alguien que estuviera quedando para el te. cerró los ojos un momento, breve, como lamentando lo que iba a hacer. - Te digo todo esto porque el primero vas a ser tu. ¿Quiénes sois?
Out roll
Quienes son
para quien trabajan
cuantos son
por que nos persiguen
como se llama el señor del castillo
y el nombre de la fortaleza
que son esos juegos
quien mas nos persigue
todos los nombres y apellidos de la trama corrupta que usa a la magia
cuanto calza de picha
si tiene hermanas
es gay?
hace fulcontac?
de mayor se imaginaba asi, a punto de morir delante de un psicópata
y ahora se ha cagado? huele a caca.
se pregunta pq erujuan lo ha abandonado???
tendría que haber votado al pp en vez de a la falange??
existió Jesucristo superstar??
habrás llegado hasta aquí??
jjooder le pregunto hasta el puto numero de la seguridad social

"¿Quiénes sois?¿Por qué nos perseguís?¿Quién os envía?¿Cuántos sois?¿Quién es el señor del castillo?"
Era exasperante. Las preguntas se repetían una y otra vez. VII giraba y giraba el brazo roto. Solo obtenía espeluznantes gritos de dolor. El brazo estaba inútil para siempre. El desgraciado empezaba a esputar gotas de sangre desde la garganta. La única frase clara que escupió fue un "vete al infierno".
Tras varias horas sin obtener información comenzó con el otro. En este momento VII pensó que tal vez si dejaba la opción de que recuperara la pierna sería más hablador. Comenzó apretando la herida justo en el lugar de la rotura. Después presionaba usando un solo dedo, después dos. Tras ello comenzó a preguntarle al oído una y otra vez las mismas preguntas, pero esta vez apoyaba su rodilla justo en la rotura. La pierna empezó a oscurecerse y tomar un color purpura muy feo. Gritos y más gritos de dolor.
Einer rompió el silencio. Había estado registrando a los cadáveres y comenzó a leer un pergamino que llevaba el flautista.
"Bringwor. Muy alto y corpulento. Muy fuerte y de aspecto bobaricón. Lleva un mandoble"
"Einer. Muy bajo de estatura. Atlético. Se distrae fácilmente con mujeres guapas. Lleva una lanza"
"Dimmu. Alto y estructura fuerte. Aspecto serio. Lleva una espada que emite un destello rojo"
"Steiner último de los hermanos. Alto. Aspecto serio. Lleva espada y escudo. Es muy silencioso a la hora de acercarse por la espalda"
Einer tuvo que hacer una pausa, como si temiera continuar
"Valthor. Alto y corpulento. Porta espada y escudo. Se hace llamar VII. Carece de escrupulos"
"Stanford. Alto y corpulento. Lleva espada y escudo. Muy hábil con los sortilegios"
VII había escuchado haciendo una pausa en su tortura.
"Maldito mamón. Ahora si vas a hablar" Se puso en medio de los dos, le dio tal patada al brazo de su primera víctima que lo dejó literalmente colgando. Propinó un puñetazo en la cara al segundo, seguido de un rodillazo que le hicieron saltar varios dientes. Tras eso, pisó con una fuerza brutal la pierna de su víctima. Falló en acertar en el lugar de la rotura. Pero falló por poco, lo que incrementó el dolor.
"ASÍ QUE NO TENGO ESCRÚPULOS. Y VOSOTROS TENEIS UN FUTURO MUY NEGRO"
La cara de ambos era de autentico terror. Los golpes se sucedían sin descanso uno detrás de otro. Steiner tuvo que pararlo, pues no alcanzaban a escuchar lo que decían.
"Para, para. Hablaremos, pero por favor, para" decía el primer desgraciado
"Por favor. Perdonarnos la vida y hablaremos" suplicaba el segundo.
"Será mejor que aprovechéis vuestra oportunidad y habléis" les dijo Dimmu muy serio. Steiner, fingía tener que usar más fuerza de la real para contener a VII; tal vez así se asusten más, viendo que un grandullón no podía casi contenerlo.
"Somos mercenarios. Contratados en Duma para buscaros. Dan una gran recompensa por vuestras cabezas. Veinticinco monedas de plata por ellas. Cincuenta si se os trae con vida. Y cien si además estais de una pieza. Wallad pensó que podríamos sacar cien por cada uno. Hasta ahora, nadie había aguantado sus hechizos. Sería fácil."
El pobre desgraciado necesitaba tiempo para recuperar aire, el dolor sufrido era inimaginable. El segundo pensó que debería seguir él, que lo que le pasaba a su compañero era que se había arrepentido en el último momento. Ante el temor de volver a sufrir la ira de VII continuó la narración.
"No sabemos nada de los juegos. Se lo inventaría Wallad para distraer vuestra atención. Nos advirtieron mucho sobre vosotros. Pero con ésa recompensa es normal. Wallad era así. Además nos dijeron que iríais armados y que probablemente serían armas de muy buena calidad. El trato incluía que nos podíamos quedar con ellas. Pero fueron muy estrictos al decirnos que solo armas y armaduras. Cualquier otro objeto, pergamino, lo que fuera...teníamos que llevarlo junto con vosotros al rey de Duma. El que nos contrató hablaba en su nombre. Nos dio una serie de lugares en los que podríais estar o haber estado. Esta fortaleza era uno de ellos, así que por eso veníamos aquí. Pero no sabemos quien manda en la fortaleza ni nada acerca de ella. Lo juro."
"¿quién más nos persigue?" La pregunta de VII fue tan tranquila y directa que dio más miedo que si la hubiera hecho en pleno grito.
"¿en serio? todo el mundo. Hay imbéciles que creen que sois seis simples borrachos a los que os pueden echar el guante sin esfuerzo. La gente solo piensa en las seiscientas monedas de plata que ganaría si os llevan enteros. Otros solo en las trecientas que les darían, por el simple hecho de mataros. Creo que todos nos dedicamos a lo mismo. Sabrás que eso lo hace por una única razón"
"Por que está usando sus tropas para otros menesteres" sentenció Dimmu.
"Por favor. Os lo hemos dicho todo. Dejadnos vivir."
"¿Por qué vivir así? Ya no podréis dedicaros a lo vuestro. Y aquí solos no durareis mucho" les comentó Einer.
"Porque su amigo no tardará en volver a por ellos." contestó Steiner. Einer lo miró extrañado "¿No volverías tu por uno de nosotros? pues ellos igual"
"Habrá que decidir qué hacer ahora" Comentó Stanford "Aunque los dejéis vivir, éstos no nos seguirán más. Pero nos están buscando. Y si utilizan mercenarios como estos, ya no nos podremos fiar de nadie".

- Les has dado muerte demasiado pronto, Dimmu. Tendríamos que haberle preguntado donde aprendió el flautista sus hechizos. Bueno no pasa nada.
La cosa está clara, vamos a la fortaleza. si nos buscan allí será por algo, algo importante, a pesar del riesgo tenemos que ir al castillo.

Brigwor estaba sentado apoyado a un arbol.llas gotas del agua del suelo ,ahora en su cara,envadurnada de barro, reflejaba lo que habia ocurrido en el encuentro con estos hombres, unos minutosantes.Bringwor volvia a estar lejos de aquel lugar.Solo veia lagota de agua que resvalaba por su nariz y caia al embarrado suelo. No decia nada, no escuchaba nada, ni si quiera el interrogatorio. Solo se decia a si mismo: Esto no volvera a ocurrir...

Steiner comenzó a preocuparse por Bringwor. Estaba cada vez más raro por momentos.
Dimmu se había precipitado en dar muerte a dos hombres indefensos. Algo raro en él.
"Acerquémonos directamente a la fortaleza. Se está echando encima la noche y nos quedan pocas horas. Se supone que este lugar era afín a nuestra causa." comentó Steiner.
Dos cadáveres más a la cuenta de los héroes del nuevo mundo. Sin duda, hacer el bien se estaba convirtiendo en una labor casi imposible.

Einer comenzó también a preocuparse por Bringwor. Tenía una sensación extraña, no sabía lo que era. Poco a poco un sentimiento se abrió paso en su interior. Entonces todo ocurrió en el tiempo que dura un suspiro, pero fue todo muy intenso.
Las imágenes venían a su cabeza de forma desordenada. Brusca. Repentina. Al mismo tiempo esas imágenes tenían un significado, un nombre, una sensación.
Omar. Savath. El discípulo de Omar. El señor de los dragones. Los libros. La magia. El discípulo sería el señor de los dragones.
Todo cobró significado en el mismo tiempo.
El discípulo de Omar se convertiría en el señor de los dragos. Lo haría gracias a unos libros que ellos mismos habían encontrado. Cualquiera de ellos podía haberse convertido en el señor de los dragones, pero prefirieron acabar con los orcos que dominaban el mundo. Durante ése tiempo habían Einer se había dedicado a cuidar de Bringwor, a vigilarlo, a cubrir sus espaldas.
Ahora recordaba un ataque. Estaban en su templo, en su fortaleza. La sede de los Cruzados de la Luz. Y vinieron ellos. Vinieron por él, por el señor de los dragones.

Einer volvió a la realidad. Había que enterrar dos cuerpos más y Steiner intentaba hablar con Bringwor de algo que no alcanzaba a escuchar.

-esto no volvera a ocurrir- Repitio Bringwor, ante la atenta mirada de Steiner.
-Que te pasa?- La mirada del grandullon estaba perdida, su cabello y rostro era una mezcla lastimosa de barro mojado y seco  por algunas partes.-Debes de reaccionar Bring!-le espeto Steiner.- Si no te centras te mataran, en tu estado eres un peligro para ti y para nosotros- Bringwor giro el rostro, sus ojos perdidos se encontraron con los de su hermano. Por un momento Steiner observo un brillo especial, casi animal.- Esto no volvera a ocurrir Steiner- Volvio a repetir, pero algo no era igual; una sonrisa casi perversa se marco en los labios de Bringwor. Steiner pudo observar los colmillos ,ya de por si afilados de su hermano, contrastar salvajemente con el negro barro que cubria su cara.Sus boca le recordo mas a las fauces de un animal que a la de una persona.

Steiner no sabía qué decir a las palabras de su hermano. Pero le inquietaban. Estaría pendiente de él. No quería que le pasara nada malo ni a él ni a ninguno de sus compañeros.
"Vamos. Montemos en los caballos y vayamos a la fortaleza de una vez. Si son afines a nuestra causa pediremos auxilio" dijo VII.
Steiner estaba aún preocupado. Los atacantes habían sido muy benévolos con ellos. Los habían intentado drogar e hipnotizar, pero habían usado medios no violentes. A partir de ahora la cosa cambiaría. Los que vinieran a continuación intentarían matarlos a la mínima. Y Bringwor tenía algo en mente que era un absoluto misterio. Todos lo trataban de tonto; pero Bringwor no era tonto. Era un animal. Los animales no son tontos, son muy astutos e inteligentes. Y sobre todo....no los ves venir.

Cabalgaban dirección a la fortaleza. Mientras se acercaban veían la puerta y la muralla. Los guardias hacían acto de presencia. Steiner podía contar al menos cinco en la puerta. Se puso el primero y aminoró el paso. No sabían que decir al llegar y no sería correcto llegar al galope. Podría ser malinterpretado.
Llegaron a la puerta poco menos que al trote. Steiner decidió tomar la iniciativa. Otra salida absurda como la de Dimmu y Einer sobre cocineros podría acabar mal.
"Saludos. Somos viajeros de lejos. Traemos un mensaje importante para el señor de aquí" Intentó ser firme, y pese a decir pedrogrulladas, no quería dar demasiada información.
Seis guardias en pie en la puerta. Había más en las murallas. La puerta estaba abierta en solo una hoja, así que no podían ver el interior.
"Saludos. Podréis ver a nuestro señor, eso seguro. Pero antes....debéis responder a unas preguntas y hacer algo"
Hubo un momento de tensión. Una tensión intrigante.
"Bien. Haced vuestras preguntas" comentó Steiner.
"¿De dónde venís?"
"Del este. El último pueblo que vimos fue Hoces del Rio Cuervo" Confiaba en que no lo conocieran.
Uno de los soldados se acercó y le dijo algo al oído al interlocutor. Por la expresión, sí conocían el pueblo. Al menos verían que no era mentira.
"¿Cómo estaba allí la gente cuando os fuisteis?"
"Mal. Muy mal. Los Garras de Oso y los hombres del Engendro, se enzarzaron en una guerra interna por el control del Beso de Balrog. Al final todo el pueblo ha sido pasto de las llamas. Escoltamos a los supervivientes a un lugar seguro y continuamos nuestro camino" Steiner quería distraer su atención, fuera cual fuera, a otro hecho intrascendente.
Hubo un murmullo entre el que hacía de jefe y el soldado de antes.
"¿Vais a seguir mucho tiempo preguntando? Se nos irá la luz del día si seguís así" Comentó Bringwor de muy malos modos.
"Solo una más" dijo sorprendido por el aspecto de Bringwor "¿Cuántos estáis enfermos?"
Steiner miró a su hermano. De verdad que no tenía buen aspecto. Pero sabía que esta pregunta tenía trampa.
"No hemos enfermado ninguno desde hace.....meses. Lo que estamos es muy cansados por el largo viaje y las cosas que hemos tenido que hacer durante el mismo. Como ya os hemos dicho, intentar sofocar un fuego y salvar a tanta gente agota a cualquiera. Ahora solo queremos terminar nuestro cometido, ver a vuestro señor y descansad, si es posible"
El guardia dudó un momento.
"Esta bien. Descubrios que os veamos"
Todos obedecieron, fueron examinados por el jefe y dos guardias más. Los tres se tapaban la boca con un pañuelo mientras los iban mirando uno a uno a los ojos. Con Bringwor tardaron un poco más. Pero al final parecía que todo estaba bien
"¿Eso es lo que querías que hiciéramos?" preguntó Einer.
"No. Es una comprobación rutinaria. Si queréis continuar y traspasar esta puerta debéis desarmaros. Completamente. Armadura y todo. Podéis cargarlas en vuestras monturas o dejarlas aquí. El señor Valmahar decidirá qué podréis hacer con ellas o dónde guardarlas. Pero hasta que no os reciba en audiencia, no podéis pasar armados. Y digo armados de ninguna de las maneras. Decidid; pero hacerlo pronto."

por lo visto hay algún brote epidémico por lo alrededores. La peste es mala cosa.
Pero VII no estaba para esos caminos. Estaba harto de huir como un perro, escondido como un bandido al que han puesto precio a su cabeza. Ya estaba bien. ellos eran cruzados de la luz que velaban por la seguridad del mundo, para que no se hundiese en la tinieblas. estaba harto de ser relegado por la oscuridad. Ellos eran la luz y la luz no puede ocultarse por mucho tiempo. Harto de obedecer, primero a un rey de duma, luego a uno delincuentes. No ya estaba bien, ese capitán de la guardia obedecería ordenes pero esto era la gota que colmaba el vaso. Blanco o negro, o este Valmahar era realmente un aliado o un traidor lo iban a descubrir enseguida.

- Somos cruzados de la Luz y exigimos asilo. Desarmar a los miembros de nuestra orden se considera un delito. Pero como muestra de buena fe os entrego mi espada. Ahora decidle a vuestro señor que me conceda audiencia enseguida, nuestro cometido es imperativo y no podemos perder el tiempo.
VII se quitó el cinto y sin remordimiento y le lanzó a Resplandor, su espada.
- Llevadme ante vuestro señor inmediatamente. Mis hermanos pueden esperar en la puerta hasta que vuestro señor los convoque.

El gesto del capitán de la Guardia se torció como un gancho. Luego echó un vistazo a
Resplandor. La espada pesada era una obra de arte, y eso que solo contemplaba la empuñadura. Le hubiese gustado desenvainarla pero eso hubiese sido un tanto descortés, el cruzado espera mientras le había entregado un tesoro digno de un rey.

Dimmu cogió a VII por el brazo y le susurró al oído:
- te has vuelto loco, nos has delatado, si son unos traidores has firmado nuestra sentencia de muerte.
- Si son unos traidores lo sabremos enseguida, vosotros manteneos fuera con las monturas listas. si todo es seguro dentro os enviaré un mensaje. os reclamaré este anillo como señal de que todo está en orden.
dicho lo cual se quitó un sello. Aparecía la cara de una mujer de no más de treinta años, de cabello negro azabache sobre un fondo blanco marfil. La efigie se parecía mucho a VII, Dimmu se preguntó si sería su madre o hermana, pero se guardó de preguntar, no era el momento.
- Guárdalo, es lo único que me queda de una vida anterior...

Sin querer volvió a un pasado que le apreció antediluviano, cuando era un joven lleno de sueños y esperanzas. Partiendo al campo del honor para solo recibir miseria y desagravios, donde aprendió que el honor no estaba en la alcurnia sino el los actos cometidos. Esa vida anterior vivó en la sombra escondido, acusado de violación, asesinato, robo. Al final solo fue culpable de saber empuñar el acero. Vivió agraviado, en busca y captura siendo inocente de todo lo que se le acusó. No, no volvería a caminar por esa senda. si el destino lo quería muerto ya era hora de poner el pescuezo para el hacha del verdugo.

-A qué esperas guardia, manda este mensaje a tu señor.

Bringwor estaba cabizbajo. Solo reacciono cuando le acercaron una antorcha al rostro para examinarlo mejor. Su gruñido hizo que el guardia quitara rapidamente la luz de su cara;el chico que parecia no llevar mucho tiempo como guardia se puso nervioso y Bringwor pudo observar miedo en sus ojos.
-Debeis entregar las armas- fua la otra frase que saco al grandullon de su ensoñacion. Dimmu vio como las manos de su hermano mayor se aferraban al mango de su mandoble como un aguila lo hace con su presa. Desde su posicion cercana le parecio escuchar cada uno de los huesos de esas manazas crujir por la presion que parecia imprimir en su mandoble. Observo tambien como una vena de su sien amenazo con reventar alli mismo y como un ruidoso rechinar de dientes frotandose y apretandose los unos con los otros llenaba el tenso silencio.

Al oir el nombre de la orden, todos dieron un respingo hacia atrás. Algunos, incluido el jefe, no pasaban por alto que Bringwor tenía la mano derecha aferrando el mango de su mandoble.
"Mi cabo. ¿Qué hacemos?" preguntaba uno de los guardias al su superior.
"Avisa al capitán de inmediato" dijo con rotundidad, y el soldado salió corriendo como un rayo. "Ningún cruzado sería tan imbécil como para ir diciendolo en voz alta por ahí. Eso solo podría traerle problemas"
Los guardias estaban tensos. Aferraban sus armas espectantes. La actitud de Bringwor tensaba aún más la situación.
En un instante apareción un hombre corpurlento. No era joven, pero tampoco podría decirse que fuera un viejo. Tenía aspecto de veterano de muhcas batallas. Lo acompañaban dos soldados con alabardas y el que había ido a avisarlo.
"Así que tenemos Cruzados de la Luz tocando nuestras puertas a grito tendido"
Decía de esto de forma cansada y acercándose a los visitantes. Contemplo a Bringwor, pero no pareció intimidarse. El capitán llevaba una espada al cinto y una cota de malla sobre la ropa. Sin duda había tenido que armarse rápidamente, y lo habái hecho de forma sencilla y eficaz.
De repente, cuando llegó a la altura de VII se paró en seco. Sus ojos se abrieron de par en par. Buscó entre el resto, y se paró al reparar en Dimmu. En ése momento, y mirando a la lejanía, como si alguien pudiera observarlos, ordenó.
"Abrid las puertas y que entren rápido. Después la cerrareis y no entrará abosultamente nadie sin mi expreso permiso. ¿Está claro?" Tras recibir la afirmación del cabo con un movimiento de cabeza y un redunduante si señor. Se dirigió a VII para preguntarle
"¿Porque venís solos, o queda alguien más en el bosque?"
"Somos solos nosotros" sentenció VII.
"Acompañadme pues. Nos dirigiremos directamente al castillo. Si deseais descansad o asearos primero, podeis hacerlo. En cualquier caso avisaré al señor Valmahar. Querrá veros en seguida y vosotros a él."
Y parándose en seco, y colocando una mano en el hombro de VII dijo
"Me alegro muchísimo de veros, Valthor"
Si bien había afecto en sus palabras. Su gesto era más de respeto y admiración; más el de un viejo alumno que ve a su maestro que lo contrario; pese a que de aspecto, el capitán sacaba muchos años a VII.
En ese instante, VII, al escuchar su voz y ver sus ojos, pareció recordar algo. Recordó lecciones de esgrima, y cómo ése hombre, mucho más joven recibía sus golpes y lecciones, agradado por igual.

Bringwor no relajo su mano hasta que el Capitan puso su mano de forma amistosa en el hombro de VII; fue en ese momento cuando dejo de apretar su mandoble. Fue como si sus dedos petrificados durante años empezasen a moverse de nuevo y volvio a tener nocion de la realidad. Sintio en ese momento el sabor de la sangre en su boca;sin darse cuenta habia estado mordiendose por dentro, justo por debajo del labio, mientras apretaba sus fauces con tension.

miró a ese hombre a los ojos y el recuerdo vino cono un déjà vu. frente a él con la espada de madera. Era de sus mejores discípulos sabía que llegaría lejos. Se sintió mucho mejor que unos instantes antes. Pasearon por el patio de armas. La guardia los miraba de hito en hito. Vestidos de metal de los pies a la cabeza, sucios y cansados, indómitos. Ahora quedaba descubrir a este nuevo señor.
- Dime Rodorick- recordó su nombre sin más- como es tu señor Valmahar
-¿cómo?
- lo siento pero ahora no te lo puedo explicar, sufro de perdida de memoria. ¿necesito saber algo especial?