Amnesia. Capt.XIX.

Aqui comenzamos los episodios de la partida esporadica.

Bringwor sudaba a raudales. El hecho de habe encontrado su armadura y equipo en aquella fria tumba le había dado un ánimo adicional. El hecho que la lápida rezara su nombre escrito al revés no le dió ningún tipo de malfario o mal de ojo. Estaba contento, poco a poco volvería a ser el mismo. Recuperadas sus cosas ayudaba a Dimmu a hacer lo propio con su tumba.
Ninguno de los cuatro recordaba nada, pero les resultaba llamativo que a ninguno le diera repelus o animadversión, estar en un cementerio exhumando tumbas que bien pudieran ser las suyas propias.
A cualquier otro le hubiera resultado imposible hacerlo. El simple hecho de entrar en campo santo habría sido suficiente para despertar todas sus alertas y supersticiones.
Bringwor descansaba, pues ya eran muchas manos para tan pocas tumbas. Ademas de sus equipos, algo de dinero y posesiones personales, habían encontrado un pequeño zurrón con objetos diversos. Objetos que todos sabían que eran algo más que lo que representaban a simple vista. Entonces observó a su hermano Einer. Los dos hermanos se observaban mutuamente durante el viaje pasado, como si tuvieran algo dentro de sí que les obligara a estar pendiente el uno del otro, más que con el resto.
Einer, estaba absorto en su zurrón, y del mismo sacaba un pergamino perfectamente doblado. El zurrón no solo contenía un frasco de agua azul, si no algo más. Bringwor se puso a rebuscar rápidamente en el suyo, y no tardó en ver un bolsillo interior. Y dentro del mismo otro pergamino.
"¿Habeis visto esto?"comentó Einer "Hay un pergamino con lo que parece una plegaría, o un poema, no sé qué es, pero parece elfico"
"Yo tengo otro igual" comentó Bringwor.

Tras varias horas de cavar profundo. Los cruzados habían encontrado doce equipos similares. Armaduras con un signo muy característico. Un circulo cruzado por un rayo. Además, estaban hechas en mithril. Las armas relucián dejando ver a cualquiera que no entendiese de aceros, que se trataban de armas maravillosas y con un poder oculto. Además tenían unos extraños objetos, muy diversos y de todo tipo. Pero solo en los zurrones de los hermanos y de VII, había además un pergamino. Cada uno con una estrofa distinta. No sabían si se trataba de un rezo, o un poema, pues parecía tener cierta rítmica.

Cuando volvían al templo con todas las pertenencias, el prior se retiraba a descansar. La labor con su hermano Steiner había terminado; cuando éste despertase, no recordaría nada, pero no necesitaría más del beso del balrog, e iría recuperando poco a poco toda su memoria.
"Espero que me perdonen. Hice lo que me pidieron. Solo usamos la mágia con su dispensa, bien lo saben. Pero no hay otra forma. Lo siento, tengo que descansar" y dicho ésto, se retiraba a sus aposentos a descansar.
"¿Qué ha querido decir el prior?" Preguntó Dimmu al monje que quedaba rezagado.
"Si. ¿es que ha ido algo mal?¿qué le habeis hecho a mi hermano?" profirió Bringwor en un tono más violento.
"Solo le hemos sanado" contestó apurado el monje "Pero hemos usado mágia. Lo hemos hecho por petición suya."
Ante las caras de perplejidad de sus interlocutores, el monje continuó.
"La magia está prohibida bajo pena de muerte. En todos los reinos." Lo dijo, como el que explica que el sol sale al amanecer y desaparece al ocaso; como el que explica lo más obvio de lo obvio "Nadie puede hacer mágia. De ningún tipo. Pero ustedes nos apremiaron. Servimos a la órden más que al resto de reinos. Por una buena causa, a veces se justifican hechos contrarios a las leyes, ésas fueron una vez sus palabras" se dirigía a Dimmu, como si se las hubiera dicho mucho tiempo atrás.

El monje se retiró. Todos sabían que tenían mucho que recordar y mucho por hacer. Pero el prior necesitaba mejorarse tras cada sanación. Ahora tocaba decidir quién sería el siguiente en ser sanado. Pues las preguntas deberían esperar a que todos pudieran recordar de forma definitiva; qué sentido tendría obtener respuesta ahora y mañana olvidarlas tras ser sanado.......

Steiner despertó. No recordaba nada, pero se encontraba bien físicamente. Hasta tenía buen ánimo y apetito. El resto de hermanos pusieron de manifiesto toda su historia. Cada cual ponía su grano de arena a la historia, pues cada uno intervenía cuando creía oportuno, para aportar un detalle, un matiz, que el narrador de turno se le escapaba aún pudiendo parecer importante.
Dimmu fue quien tuvo la idea, a Steiner le pareció perfecta. El resto asintió. Pidieron material de escritura en el monasterio, el cual, tenía de sobra. Entre todos, escribieron la historia con el mayor lujo de detalles que pudieron, y todos lo firmaron. De ésta forma todos podían ir conociendo uno a uno toda la historia de la misma forma y contada por la misma fuente.
De ésa forma el siguiente en ser sandado fue Bringwor, quien recibió su "tratamiento" dos días después de Steiner. No fue hasta otros dos días y medio cuando pudo hacerlo Dimmu. Para poder recuperarse del sanamiento de VII hicieron falta casi cuatro días. Los nervios estaban a flor de piel, pues ya había pasado una semana y media y aún quedaba Einer; quien tuvo que esperar tres días.

Casi dos semanas después de su llegada todos estaban sanados de su adicción. Steiner era quien más memoria tenía, seguido de Bringwor, Dimmu, VII y Einer.
Estaban sentados a la mesa, pero esta vez no comían con el resto de los monjes. Se encontraban en la autera sala que ya conocían, al rededor de una mesa sin mantel y escasa comida, como hasta ahora. Además estaba el prior, quien aún daba muestras de su cansancio, también se encontraban dos monjes más, que eran los mejores apoyos del prior.
"Bueno. Tal vez aquí podamos ayudaros en vuestra curiosidad y memoría perdida. Aunque ya creo haberles dicho todo lo que sabemos, responderemos de nuevo cualquier pregunta"

Bringwor se tumbo sobre una cama que hacia la funcion de camilla. Era el Prior el que se encargaria del hechizo curativo:
-Padre- Interumpio Bringwor cuando iba a poner las manos sobre el cuerpo del giganton-Una pregunta antes de que comiences el rito o lo que vayas a hacer.
El monje asintio, para que continuara.
-El otro dia dijo que la magia habia sido pohibida. He estado pensando estos ultimos dias en ello. La magia es algo maravilloso, que hasta hace poco, segun nuestros recuerdos, no sabiamos ni que existia realmente. Lo que no entiendo es por que esta prohibida? cual es la razon por la que la han prohibido? TAMBIEN DIJO que la habiamos prohibido nosotros...Quienes somos nosotros para hacer algo asi? y...que motivos teniamos?

VII deambulaba por el monasterio. Su turno de curación era el último así que tenía tiempo. Los monjes conocían bien poco de ellos. Solo que eran los lideres supremos de la orden. Una orden que operaba en todos los reinos, independiente de la autoridad de reyes y demás organismos gubernamentales. Ellos eran la ley de la fe y sin embargo se sentía fugitivo y criminal. Su pasos le llevaron al huerto; allí un monje trabajaba la tierra con sus manos. VII se quedó mirándole. Se dejó invadir por la sencillez del la labor, podía ver como el monje en su lentitud y cariño exhalaba felicidad. Apoyado en la verja de madera empezó a mirar con detenimiento las matas de tomates, pimientos, hierba buena y romero.
- Bonito huerto, hermano.
- Este año está siendo bueno. – Dijo el monje sin levantar la cabeza.
El silencio hizo un hueco. VII no supo continuar, no quería irse del lugar así que sin saber porqué preguntó por el pueblo de hoces del rio cuervo.
- Hermano, puedo hacerle una pregunta.
- Claro, señor.
- ¿Por qué no se ha enviado a otro monje al templo de los espíritus de las hoces?
- Ese templo está maldito mi señor, o eso dicen. Todo empezó cuando el prior del templo fue brutalmente asesinado en el mismo altar. Varios monjes han intentado restablecer el culto pero ninguno ha resistido. Una presencia maligna habita ese templo. Eso y que el engendro ha jurado matar a todo monje que intente habilitar de nuevo el templo. Al segundo que lo intentó lo empaló con su mandoble y lo dejó clavado en la puerta del templo una semana. Como aviso.
- Y cuando llegamos aquí hace un par de años no se nos comunicó tal atrocidad. Eso ocurrió hace año y medio mi señor.
- Y se sabe porqué el engendro hizo eso.
- Eso es un misterio.
- Gracias. – Dando media vuelta VII dio por concluida la conversación.
Necesitaban respuestas, cuando pudiese iría a hablar con el prior, seguro que él podría indicarles el camino a un monasterio más importante donde tuviesen más información de la que disponían en aquel lugar.

Todos parecían callados en la cena. El prior tomó la palabra de nuevo.
"No os acordais de lo que me preguntasteis los otros días, justo antes que os sanara. No lo pregunto, lo afirmo"
Decía esto mientras miraba a todos. Nadie respondió. Sin duda, así era, pero ahora tenían la sensación que todo cambiaría. Que todo lo que descubrieran a partir de ahora, quedaría en su memoría.
"En primer lugar, no sé si realmente fuisteis vosotros o no los que prohibísteis la magia. Sé, que en los once reinos de poniente está prohibida; sólo en uno está permitida en cierta medida y bajo supervisión. Esa prohibición la han hecho cada uno de los reyes en su reino."
El anciano hizo una pausa. El cansancio seguía estando ahí.
"Vosotros nos recomendasteis no usarla en público. No llamar la atención. Pero todos nuestros conocimientos os lo debemos a vosotros. Somo custodios de los dos grandes volumenes esotéricos de la sananción. Una recopilación de pergaminos, runas y hechizos que hemos ido aprendiendo y mejorando con el tiempo gracias a vuestra ayuda. Sois vosotros quienes conoceis los secretos de la magia a un nivel superior al nuestro. Vosotros sois los maestros, nosotros los alumnos. Alumnos aventajados si se nos permite, jejeje"
La risa era débil y acompañada por una tos. El cuerpo estaba más frágil de lo que aparentaba.
"En cualquier caso. La prohibición de usar magia se extendió por todos los reinos. Podría tratarse de una moda pasajera. Pero mi intuición me dice que vosotros tuvisteis algo que ver con ésa moda. Pero nunca respondisteis abiertamente a mi duda, así que desconozco realmente si tuvisteis o no algo que ver. Aunque yo sospeche que sí, si os lo asegurase, os estaría mintiendo."
Ahora la tos era más fuerte. Uno de los monjes le dijo algo al oido del prior, pero este negó con la cabeza. Estaba claro que quería que se retirase a descansar, pero este negaba.
"Así que, como bien podrás sospechar." Dijo mirando directamente a Dimmu "Erais gente importante. Para mí, sois lo más parecido a seres divinos que hay en el mundo. Os conozco hace muchos años. Cuando yo era apenas un niño. Crecí junto a vosotros. Aprendiendo aquello que me quisisteis enseñar. Este monasterio lo construí gracias a vuestra ayuda y fondos. Los conocimientos que tengo, me los entregasteis vosotros para que los usara como aquí los usamos. Y no me refiero a la mágia, si no a sanar con las manos tanto heridas como enfermedades" Ahora miraba más a Einer y Steiner.
Ibais y veniais a vuestro antojo. A veces nos acompañabais uno, o dos, cinco u ocho. Nunca estuvisteis los trece juntos y a la vez. Sin duda, la discrepción era algo importantísimo para vosotros. Y yo. Por mi agradecimiento, o tal vez por mi respeto, o por qué no decirlo, incluso por mi amor hacia vosotros y la orden, nunca pregunté más de lo necesario. Sé que sois gente buena. Que este mundo es bueno gracias a vosotros. Sé que si la orden desaparece, el mundo será un lugar horrible donde vivir. No necesito saber más.
Estaba claro que el grupo sí necesitaba saber más; y eso, el viejo prior también lo sabia.
"En cualqueir caso. Reconozco que la curiosidad pudo conmigo. Si, os espie en cierta medida, y por éso, ahora puedo daros algunas respuestas. Hay más monasterios incluso castillos como éste. Me refiero a lugares que parecen ser una cosa, pero son afines a la orden, no al reino en el que se ubican. Se que esos lugares no son solo sitios de sanación como éste, si no, muy variopintos. Y sé que teneis un enemigo poderoso, muy poderoso. Sois gente importante, con grandes recursos. Pero vuestro paso por aquí fue fruto de un ataque. Desconozco la dimensión o detalles de dicho ataque, pero aquí acudisteis para desaparecer y pasad innadvertidos. Teníais la impresión que el reino de Duma tenía algo importante que ver, así que os dirigisteis allí. Esto ocurrió hará dos años, y desde entonces hasta ahora, no habíamos tenido noticias vuestras..."
La tos y el cansancio se apoderaban del viejo prior. Al grupo le preocupaba dejar que descansara y que durante la noche el viejo muriera y se quedaran sin más respuestas, pero si no lo dejaban descansar, moriría allí, hablando con ellos, y tendrían el mismo problema....

VII le daba vueltas a todo. No solo no sabía quién era, tampoco conocía el mundo que lo rodeaba. Estaba fuera del monasterio observando el panorama. El monasterio se ubicaba en lo alto de una meseta. Sus vistas eran inmejorables, desde allí se dominaba casi todo su alrededor. Lo que más destacaba era un cresta rocosa, parecida a la columna vertebral de un dragón gigantesco, que serpenteaba arriba y abajo durante kilómetros hacia el sur, hacia el harad. Redirigió sus pasos hacia el monasterio de nuevo cuando se encontró con Dimmu. Este no dejaba de mirar el camino que provenía de las Hoces del Rio Cuervo. Si alguien los perseguía vendría por ese camino.
- ¿sin novedad, no?-
- Nada de momento-
- Deberíamos montar guardia permanente mientras estemos en este lugar.
- No es mala idea, llevamos demasiado tiempo en este lugar.
- Necesitamos recabar más información y no solo de nuestras personas, el mundo que nos rodea es un mar ignoto. Los monjes han de desvelarnos el mundo que nos rodea. Necesitamos conocer cómo funciona nuestra orden. Sus principales plazas fuertes, si contamos con algún tipo de ejército. Hay muchos cabos sueltos. Creo que voy a buscar al subprior. No puedo contener esta desazón por más tiempo, necesito información.
- Ve tu Vhal.. – titubeó y al final corrigió - ve VII yo me quedaré vigilando el camino.
Caminó hasta el monasterio, traspasó las viejas y gruesas puertas, recorrió los oscuros pasillos cubiertos por bóveda de medio cañón hasta llegar a la biblioteca. Allí encontró al copista trabajando sobre un viejo volumen.
- Hermano tengo preguntas que necesitan respuesta.
- Será un placer satisfacer su curiosidad, siempre y cuando conozca las respuestas. – el monje no estaba carente de sentido del humor.
- ¿Tenéis algún mapa de la tierra media?
- ¿y eso?
- Quisiera conocer las principales plazas fuertes de la orden, así como sus principales monasterios. Mientras me los mostráis…- hizo una pausa, parecía que le daba vergüenza desconocer todo lo que se suponía que conocía y dominaba, pero al final pronunció la cuestión- quiero que me expliquéis el organigrama de orden de la luz, como está organizada, quienes son la máximas autoridades fuera de nuestras personas. También me gustaría saber si hay opositores a nuestra orden, vamos, enemigos abiertamente declarados, tanto política como socialmente.
- A ver por donde empiezo…- El monje se puso a ordenar sus ideas antes de empezar la clase de historia ante su impaciente discípulo.

-Debe haber algo por lo que se prohibe algo que puede hacer tanto bien al mundo... sera que tambien es porque puede hacer mucho mal? La cuestion es que aqui nadie ha sabido responderme el Por que? y es que parece que ni ellos mismos lo saben... por que mierda no haria algo que se que me va a hacer mas poderoso por el mero hecho de estar prohibido sin mas? debe haber un motivo... pero cual? es el que pienso?
Los pensamientos de Bringwor corrian mas rapido de lo normal esta noche.
-Y luego dice este hombre que nosotros donamos nuestros bienes para la construccion de esto y para la curacion de la gente? mmm... algo que no entra en mi cabeza en este momento. no recuerdo quien fui, pero si se por mi intuicion como soy y eso no entra en mi idea del "descanso del guerrero"... debi darme un golpe muy duro en la cabezay en algun momento de mi vida tuve que despedirme de Arazor, para adoptar como nuevo dios a la Luz...
No me gusta como huele esto... y tampoco me gusto a lo que huelen estos santuarios... huelen a humedad, a rancio , a algo pasado de tiempo ... No me siento agusto aqui, ni mucho menos siendo un Santo...

"Es algo complejo y sencillo de explicar a la vez"
Comenzó el monje. No era muy viejo, pero se notaba que dirigía el lugar mientras el prior no estaba en disposición de hacerlo.
"Hay preguntas que mejor os las aclararía el prior. No obstante, empezaré por lo fácil. No hay nadie por encima vuestra en la orden. Sois trece cruzados, que teneis poder de decisión y actuación por igual. Si bien es cierto, que sois los más veteranos, los fundadores; a los que más respeto y consideración se os tenía. Pero a la hora de dirigir, ordenar, o como querais llamarlo, estabais los trece en un plano de igualdad. Los hermanos de la luz, y con ello me refiero a los cuatro hermanos que te acompañan, Edereth y tú, érais esos cruzados fundadores o veteranos; te digo esto antes que me lo preguntes."
El monje hacía pausas. No parecía mentir, si no recordar e intentar comprender la situación de su interlocutor, para poder responder de la forma más complaciente.
"El prior os conoce de siempre. Ayudasteis a construir ésto. Al igual que sabemos que ayudasteis a construir otros templos o castillos. Tenemos un mapa extenso de la zona, pero un mapa de toda la Tierra Media, offf; no disponemos de éso. Al igual que tampoco puedo decirte cuales son las plazas fuertes o resto de instituciones afines a la orden, porque lo desconozco. Pero aquí, han llegado hombres de muchos sitios. Aunque no hagamos preguntas, sabemos algunos de ésos sítios donde están. Es más, en un par de ocasiones, tuvimos que desplazarnos a dos lugares a realizar una curaciones. Aún siendo discretos no hay que ser muy listo para saber que pudieran tratarse de sitios afines a la orden. Uno de ellos te lo puedo marcar en el mapa, el otro puedo explicartelo, pero nada más. No tenemos cartografía tan extensa. Lo que pueda marcar en los mapas que tenemos así lo haré, pero no serán tantos como deseas."
"¿Por qué donamos tanto dinero para ayudaros a construir ésto?"
Preguntó VII
"¿ayudarnos?, aún no lo habeis entendido. Este sitio no es nuestro. Es vuestro. Como todo lo que habeis construido. Nadie sabe a quien servimos de verdad. Ni puede saberlo. Somo un templo de oración, sanación y reposo, para todo peregrino que quiere preguntar. Pero en realidad, podemos sanar casi cualquier enfermedad de este mundo gracias a vosotros. Acudíais aquí para éso. Para que os sanasemos. Para tener un lugar tranquilos donde reposar vuestras heridas. Y sé que hay más lugares con otras funciones para vosotros que también construisteis. De hecho, el lugar que visité, era un pequeño castillo. Allí parecía que reclutabais gente y la adiestrábais en el arte de la guerra. Con ésto desconozco si tuvierais o no un ejército. Imagino que no tendríais ningún ejército de forma pública. Pero los hombres luchan por su señor. Y si el señor de ése castillo hubiera ordenado luchar por algo que fuera afín a la orden, seguro que lo hubieran hecho. No hace falta controlar a miles de hombres para tener un ejército. Solo al que los comanda"
"¿y qué hay de nuestros enemigos?¿quiénes son?"
Preguntó VII de forma suave.
"Lo desconozco. No sabemos quiénes pueden querer nuestra desaparición. Pero puede ser cualquiera, en cualquier parte del mundo. Pues como se os ha dicho, teneís contactos por toda la Tierra, habeis viajado miles de kilometros. Para mi eso es algo envidiable. Me encantaría viajar. Ver el mundo. Porque sé que vosotros lo habeis visto entero, incluso habeís llegado al límite del mismo. Puede que cuando recupereis la memoria querrais satisfacer mi curiosidad y contadme cómo es"
VII emitió un gruñido a modo de sonrisa
"Los enemigos, si. Aunque no sé quien puedan ser, esta claro una cosa. Duma, no es amigo. Duma tiene que tener respuestas. Al fin y al cabo, lo que nos habeis contado es que os utilizaban. Os utilizaban para acabar con más miembros de la orden. Desde Duma es, si no el único, al menos uno de los enemigos"
VII sintió un mazazo al no haberse dado cuenta antes. Seguro que en Duma habría respuestas. Hizo una señal de agradecimiento y se marchaba por donde había venido, con un gesto en el rostro. Ahora que no dependía de ninguna sustancia, ahora que tenía su equipo de siempre, se sentía capaza de cargar directamente contra el reino de Duma y sacar sus respuestas a golpe de acero, cuando la voz del monje le sacó de ése pensamiento.
"A veces, para llegar a un sitio, hay que dar un rodeo. Un gran rodeo. A veces, la mejor distancia para llegar a un punto, no es la línea recta."
VII se giró pareciendo no comprender lo que decía
"Hace dos años estabais en mejor situación que ahora, y optasteis por la cautela, no el enfrentamiento directo ¿por qué cambiar de táctica ahora, que estais en desventaja respecto a entonces?"
VII pareció comprender. Salio de la estancia y pensó cuál sería la mejor opción. Entonces le asaltó una duda. En un sitio en el que controlaban la mágia de ésta manera, lo que le había dicho el monje se debía, ¿a lo expresivo que había sido, o acaso esta gente era capaz de leer la mente?.....

Caminaba al exterior. El eco marcial lo acompañaba en los pasillos mientras la luz del atardecer se colaba por las claraboyas. Acarició sin darse cuenta el cuero de la empuñadura de Luz de Luna. Recordó su nombre con solo tocarla por primera vez.
- Estos monjes dan demasiadas vueltas a la peonza. Necesito respuestas directas. No es el momento de jugar a los acertijos. Necesito aclarar las ideas.
Recorrió lo que quedaba de trayecto hasta llegar de nuevo al claro donde estaba Dimmu.
- ¿Has visto algo?
- Sin novedad-
- Necesito despejarme. Tengo un avispero en la cabeza.
- ¿A qué te refieres?
- Porque no desenvainas tu acero. –La cara de VII era un rictus serio, asesino.
Dimmu liberó su espada y le dio vida. Los golpes se sucedían uno tras otro. Estocada, contra ataque, finta, esquiva y vuelta a empezar. Los golpes se sucedían rápidos. Al final depusieron las armas. Y ambos se sentaron mirando el horizonte.
- Es como estar ante un mar. Más allá de nuestros pies todo es un inmenso misterio.-VII se quedó mirando un punto perdido en el panorama. Más allá de ese punto se encontraba Duma y unas cuantas respuestas. – Te has dado cuenta de que estos monjes siempre adornan demasiado lo que dicen. Pero cuentan en realidad muy poco.
- ¿A qué te refieres?
- No sé, locuras. Me voy. Necesito hablar con alguno de esos monjes, necesito más respuestas.
Estaba sudoroso, luchar con Dimmu siempre era demasiado emocionante. No era el favorito de Eru por casualidad. Se dirigió de nuevo a biblioteca necesitaba más respuestas.
Entró en la sala y se encontró con la sala vacía. ¿Dónde estaría?
Se fue a ver en qué estaba trabaja el copista. Era el tratado de “ los señores de la guerra” Un libro escrito por Ulfast, uno de los lugartenientes de Ankalagorn. El libro era muy viejo. La pagina que estaba copiando contaba la batalla de rhovanion , la primera derrota aruk a manos de Kang, manos de troll. La pagina iba ilustrada con un retrato del famoso general. VII se fijo en esa mole con cabeza calva. Pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos. Unos ojos verdes profundos, grandes demasiado parecidos a los suyos. Sin querer pasó la página, y comenzó a leer. Unos párrafos que ya había leído, estaba seguro.
“Organizó al ejercito en línea de tres filas. Los más veteranos formando la primera de ellas. Los aruks avanzaron en su típica formación. Ambas líneas chocaron. Al poco la primera línea se daba en retirada por el centro, mientras los flancos se mantenían firmes. Los aruks penetraron convencidos de su victoria. Engañados por el orgullo entraron en la trampa…
- Ese es uno de los tres originales que quedan. Lo escribió el mismo Ulfast.
VII dejó la página con cuidado. Levantó la vista y se encontró de nuevo con el monje. -Quiero respuestas .
Primero porque se ha prohibido la magia
Segundo, como se gobierna la orden.
Tercero cual es el templo o plaza más importante de la orden. Siento ser tan directo pero necito saber todo esto. Si ustedes no tienen más información que darnos, otros, tal vez puedan.

Dimmu se caracterizaba por ser bastante visceral y hacer lo que creía correcto aunque en ocasiones pudiese molestar a alguien coko ya ocurrió cuando degolló al perro de su hermano por considerarlo una alarma con patas. En su cabeza tenía claras sus ideas de futuro aunque su pasado era una madeja de hilo buscando ser desliada.
Mientras se encontraba vigilando y VII y Bringwor paseaban en busca de respuestas de los monjes coincidió con su hermano Steiner que salió a tomar aire.

- Hermano, creo que nuestro próximo destino debería ser Duma., su gobernador sabe más que nadie lo que nos ha sucedido en estos últimos dos años y opino que un buen interrogatorio nos facilitaría muchas respuestas.

- Tal vez, pero posiblemente nos estén esperando - dijo Steiner

- No me cabe la menor duda, cuento con ello, por eso creo que antes deberíamos visitar otro de estos lugares amigos o cuantos nos hiciese falta para recabar más información. Después deberíamos obtener la que Duma nos ofrezca y vengarnos por haber sido utilizados.

El monje no sabía qué constestar.
"No sé que hemo hecho en nuestra actitud para que desconfieis tanto de nosotros. Haceis siempre las mismas preguntas que no sabemos responder ¿acaso esto es una prueba?. No puedo dar más respuestas que las que he dado. No obstante, sígueme"
El monje se dirigió a un escritorio cercano. Estaba ubicado en un lugar muy luminoso. Abrió un cajón y extrajo un pergamino recien redactado.
En el pergamino se veía claramente un plano. Hecho a mano y de memoria. Había algún que otro detalle, pero sobretodo, una serie de marcas de colores y de distancias.
“Este es el mapa que os prometí. Lo he hecho yo personalmente. He reflejado los dos lugares a fines a la orden que están dentro del ámbito del plano. Uno es el castillo que os comenté. Está a unas cuatro jornadas a caballo si vais rápido. Realmente serán unas siete jornadas a paso normal de montura. Más si vais a pie. Hay otra fortificación una semana de camino más allá. Pero desconozco exactamente si es un templo, monasterio, castillo o qué. Y un poco más al norte, fuera del conocimiento que tengo de éstas tierras se encuentra otro asentamiento afin. Aunque también desconozco de qué se trata.”
El monje cerraba el cajón y se disponía a irse.
“No puedo atenderos mucho más tiempo. No sé qué habrá pasado en Hoces del Rio Cuervo, pero vienen muchos heridos. Parece que habéis desencadenado una lucha interna con atroces resultados”.
VII se quedó allí con el plano en la mano. Tenía la sensación que estaba siendo descortés con alguien que no lo merecía, y eso le traía extrañas sensaciones.

BRINGWOR.
Estaba inquieto. Perseguía a alguien a la vez que era perseguido. “el dragón” escuchaba de vez en cuando. Abría una puerta de una habitación, pero llegaba a un jardín. Abría la puerta de salida de la cancela del jardín, pero llegaba al gran salón de un castillo. Cada estancia en la que entraba o salía, no se correspondía ni con el lugar del que procedía o al lugar del que debía venir. “el dragón”.
Seguía adelante, debía alcanzarlos, pero no sabía a quien ni por qué. Pero era cuestión de vida o muerte. “El dragón”.
Un cara. Un rostro. Había venido de repente. Era un hombre. Pero olía a musgo. Era humano. Pero la idea o sensación que le daba a Bringwor era la de un árbol.
“El dragón”.
Algo lo alcanzaba. Y Bringwor no alcanzaba a lo que quería llegar. Se daba la vuelta de repente. Quería ser un escudo. Un escudo que arrasa todo lo que a él llega. Pero no había nadie. Daba mandoblazos al aire, al vacio. Pero escuchaba los gritos de quien necesitaba su ayuda.
“El dragón”….
“MAESTRO….” Fue la palabra que gritó Bringwor al despertar. Todo había sido un sueño. Pero tan real, que tal vez fueran recuerdos. Recuerdos mezclandose.

DIMMU.
Todo a su alrededor iba muy despacio. Todo menos él. Podía moverse con total soltura. Recordaba aquel cuello rajandose y manando sangre de forma brutal. Sentía odio. Sentía ira. Aún no había caido la sangre de su anterior victima al suelo, cuando su espada atravesaba la garganta de la próxima, podía ver la punta asomar por la nuca y la pared manchada de sangre.
Todo iba muy despacio, pero no daba a basto con tanto enemigo. Intentaba proteger algo. Dimmu se dio la vuelta para ver qué era.
Tras de sí, un dragón encadenado miraba con tristeza como su final se aproximaba inexorablemente y sin que nadie pudiera detenerlo.
Dimmu se movía con una rapidez increíble incluso para él mismo. Por más enemigos que caían, y por muy despacio que se movían, cada vez llegaban más y más, lentos pero sin descanso. Débiles, pero constantes. No podía más. No podía más. Entonces, así de repente, todo cobró su velocidad normal. Dimmu sentía los brazos enormemente cansados, y bajó la espada por agotamiento, mientras escuchaba aquel grito de dolor a su espalda. Un grito de muerte…..
Dimmu se despertó empapado en sudor. Por debajo de la puerta de su habitación veía una luz acercándose, y unos pasos rítmicos que conocía bien. VII se acercaba.

EINER.
Su espalda pesaba demasiado. El fardo que llevaba pesaba muchísimo. Casi iba arrastrándose a cuatro patas. Tenía que llegar. Entonces lo vio. Un gran espejo. Sabía lo que tenía que hacer.

No podía caminar erguido. Pesaba mucho. Pero era prioritario ponerse a salvo. Era su misión. La que él mismo se había encomendado. Bringwor les daría tiempo, y Dimmu les había dado la oportunidad de escapar. El espejo era clave. Le indicaría cuando volver…..
Einer despertó agitado. No sabía exactamente lo que significaba todo aquello que había soñado, pero se levantó de golpe. Fue directo al escritorio que había en su habitación y lo movió con violencia. Buscó su daga y removió la losa que había debajo del escritorio. Ésta se movió con facilidad y debajo había algo envuelto en un trapo. Era un pequeño espejo cuadrado. Pero éste espejo no devolvía la misma imagen que había delante de él, si no que reflejaba una imagen bien distinta. Una imagen familiar. Entonces recordó. Salio de su estancia y fue directo a la de Bringwor, tocó y abrió la puerta, pero no entró. Allí, en el umbral, se dio cuenta que VII estaba en el umbral de la puerta de Dimmu….

VII
El olor a sudor debía llegar a varios kilómetros de distancia. Era imposible que nadie los hubiera oido. Estaba junto a sus compañeros de compañía. Todos buenos soldados. Todos buenos hermanos. Él era el nuevo. Sabía que estaba a prueba y quería demostrar cuanto antes su valía. Todos en formación y en posición entraron en combate. Estaba tan centrado en demostrar lo que valía, que comenzó dando mandoblazos a diestro y siniestro. Al primero le amputó el brazo del arma por el codo, al segundo le apuñaló el cuello desde el lateral con la punta de su espada. Lo siguiente que hizo fue terminar al del brazo cercenado, no había que dejar enemigos con vida, pues si fuera él, el que se encontrase en ésa situación, moriría matando. Después, una decapitación, un mandoblazo al pecho, una pierna casi cortada y otra mano cercenada….Para cuando se dio cuenta, estaba solo rodeado de enemigos. Pero estaba feliz de estar allí. Esbozó una sonrisa continuó. Otra vez sin darse cuenta, estaba rodeado de compañeros, todos con cara de admiración. Entonces lo vió a él. Era su oficial al mando. Su capitán. Estaba contento, incluso orgulloso de su soldado, y eso se reflejaba en su cara, pero pese a ello, el sentimiento que se despertó dentro del soldado fue de rabia, indignación, cólera, una furia tan grande, tan inmesa que le impedía moverse. Deseaba decapitarle, cercenarle alguna parte del cuerpo, atravesar su corazón con su espada, pero no podía moverse. Tal fue la fuerza que hizo para poder atacar y salir de su hechizo que…….
…….que VII se despertó e incorporó de la cama. En la puerta sonaron unos toquecillos
“¿quién va?” el monje asomó la cabeza “viene un jinte. De Hoces del Rio Cuervo. No es un hombre de campo como hasta ahora. Desde lejos se ve que viene armado y acorazado. Creí que debíais saberlo”.
VII se encaminó a la habitación de Dimmu, debía informar a todos…………

Se despejó la mente. El sueño persistía mientras se ponía el cinturón y ceñía la espada. La conversación de anoche volvió a su cabeza. – ¿Cómo dijo el monje? Atroz. Los inocentes siempre pagan los platos rotos.
Tocó a la puerta de Dimmu. – Alguien se acerca, arriba.- Tres fuertes golpes a l -a puerta secundaron las palabras - Refugiados que vienen al templo. – estos monjes son almas caritativas que se dedican a atener al prójimo- Había sido duro con el monje.
Tres golpes mas en la siguiente puerta.- Ya se disculparía con el monje –
Salió al patio para toparse con heridos y gente desgraciada. Los monjes atendían a las pobres gentes ubicándolas en la colegiata. No había ninguno herido de muerte, así que dejó que los monjes remendaran el daño que ellos habían causado. Se adelantó y fijó sus ojos en el camino. Un jinete cabalgaba hacia el templo de la cresta. ¿Sería Stanford?¿ Alguien que huye del genocidio o un cadáver que viene a morir?
Se quedó mirando el camino y la estela de polvo que se acercaba lenta pero incesantemente.
Mientras el sueño de la noche anterior regresó, aunque lo recordaba difuso, extraño…
Out roll
En el sueño Tras quedarse solo y luego volver con sus camaradas No me ha quedado claro esto, a quien quería decapitar cuando se pone furioso, a su capitán, a los enemigos??

Pensamientos, divagaciones, todo era un mar de letras e ideas en las cabezas de todos. Por la gracia de Arazor, habiamos descubierto que la magia habia sido prohibida, pero prohibida por nosotros mismo; cada vez que los monjes nos decian cosas sobre nuestro pasado, nos parecian mas inverosímiles, que habiamos sido y eramos los lideres de una gran orden, servidora de La Luz, nadie se explicaba como habiamos abandonado a Arazor para ser debotos de este nuevo dios. Todo era demasiado confuso y mas fue asi cuando el prior del templo nos sano del beso del balrog. Poco a poco, mas escasamente que otra cosa, íbamos recuperando la memoria, vagos recuerdos del pasado, de un tiempo ya muy lejano, casi ni recordable. En una de las noches, un sueño me lleno de paz, una imagenes se mezclaron, un cartel en el que decia "Collado", una casa en una campiña, rodeada de arboles frutales, unos niños que no jugaban, sino que entrenaban para ser algun dia los lideres de un pueblo, llegada la hora de la comida, estabamos sentados alrededor de una mesa, Clara, nuestra madre, Tiego, nuestro padre, pero en ese momento todo se torno oscuridad, y en un abrir y cerrar de ojos, de nuestros progenitores manaba sangre de sus cuellos ... Desperte entre sudores, escalofrios y con lagrimas entre los ojos, comprendi que aquellas personas hacian tiempo que habian ido al otro mundo, y me senti viejo y cansado, pero por otra parte senti felicidad de haber podido recordar a nuestros padres.

Mire a mi alrededor, secando las lagrimas que corrian por mis mejillas, la estancia era austera, sin ningun tipo de lujos, la de un monasterio, habia pasado un dia desde que el prior me liberase del veneno, todo era demasiado confuso, en la unica mesilla que habia en la estancia, habia un pergamino donde habiamos escrito nuestro pasado, o lo que recordabamos de el. Lo lei en un momento, tampoco teniamos mucho que escribir, pero me reconfortaba llegar al final del escrito y ver la firma de mis hermanos. Demasiadas lagunas en nuestra cabeza, dos años siendo prisioneros de la amnesia era demasiado tiempo, aunque me sentia feliz por tener a mis hermanos a mi lado y mi equipo de combate, sentia que la memoria perdida me iba a costar mucho recuperarla, al igual que a mis hermanos, mal de muchos consuelo de tontos, pense. Los dolores de cabeza se sucedian uno tras otro intentando recordar el pasado, pero todo era oscuridad, las respuestas no salian a la luz.

Cada noche se mezclaban los recuerdos en los sueños, unos eran claros como el sol y otros oscuros como la entrada a una cueva, pero esa mañana desperte, el sueño habia sido demasiado espantoso pero revelador, tenia un espejo en mis manos y decidi mostrarselo a mis hermanos ademas de comentarle el sueño que habia tenido, estaba en los umbrales de la puerta de ... Montaña, vaya ya me habia venido otro recuerdo agradable, cuando vi en la puerta de Dimmu a VII ....

Recordo a un hombre, si! como se llamaba? como no podia ser de otra manera Bringwor solo recordaba su olor...ese olor a musgo, a hierba y a humedad del bosque... como se llamaba?
-Savath!- dijo al tiempo que Einer abria la puerta de su habitacion...
-Que pasa?´Le dijo.
-No se---parece que se acerca un hombre armado.
-Bringwor estiro la mano y alcanzo su mandoble... no recordaba ese arma pero tenia pinta de ser muy poderosa... -Bringwar-Se dijo-No...no es Bringwar...brinngwar es anterior a esta,,, Pero como no recuerdo tu nombre te llamare asi Bringwar, La portadora de Guerra.
A ver que quiere ese loco...-Bringwor se incorporo contento de haber recordado 2 cosas mas, al resto del sueño no le dio mas importancia. Solo habia sido un sueño.

El grupo salió al patio. Steiner había sido llamado por los monjes y los miraba con reprobación.
A las puertas unos cuantos campesinos. La mayoría heridos y cansados. Tras ellos un jinete. Casi no se tenía encima de su montura.
A ninguno le pasó por alto, el tintineo constante que se oía lévemente. Se trataba de alguien armado y acorazado. Sin duda esta característica reflejaba la veteranía en combate de todos.
Todos habían acudido armados. Bringwor además llevaba su yelmo, VII se había puesto algo más de su armadura, pero no estaba completa. Los más desarmados eran Einer y Steiner, que solo llevaban sus armas y escudo.
Nada más cruzar el umbral de la tapia, VII se disponia a darle el alto. Cuando sin previo aviso, el jinete se desplomó en el suelo. Unos monjes se apresuraron a ayudarlo. El grupo se acercó receloso. Pudieron ver el rostro del jinete misterioso. Aquel rostro les sonaba, pero no sabían quién era. El prior llegó a su lado.
"Esta noche hay trabajo. No sabemos qué ha pasado"
Todos estaban atónitos. Parecía que conocían al jinete, pero no estaban seguros. Dimmu iba a decir algo cuando el prior le cortó
"No os preocupeis por vuestro amigo. Cuidaremos de Stanford tan bien como hemos cuidado de vosotros ¿él también ha probado el Beso del Balrog?"
En ése momento no sabían qué decir.
Los monjes se llevaron a Stanford. Entonces Einer recordó.
"He encontrado algo y creo que deberíais verlo. Lo tengo en la habitación de Bringwor"

Cuando llegaron a la habitación, Einer les mostró el espejo. El espejo reflejaba una habitación. Amplia. Abandonada. Llena de polvo y suciedad. Una gran mesa en el centro con sillas a su alrededor. Algunas tiradas por los suelos, otras en pie aún. Alguna ventana y tapices. No se podía ver muchos más detalles por el tamaño reducido del espejo.
"¿No os suena de algo? A mi hasta me da buenas sensaciones"
Todos se quedaron mirando fijamente la imagen. A todos les sonaba tan claramente, pero aún no sabían de qué.
Entonces Steiner cayó en la cuenta, acababa de recordar algo. Levantó la cabeza ante aquella inspiración y se encontró con la mirada de VII, él también había recordado algo. Pero fue Bringwor quien habló.
"Es el fresco del templo al que estuvimos hace poco"
Entonces todos los vieron claro. Era el mismo fresco. Lo habían olvidado porque al tratarse de su adicción habían vuelto a olvidar las cosas. Pero se estaban dando cuenta que les costaba menos recordar las cosas ocurridas desde su dosis hasta la curación, que cosas de hacía mucho tiempo.
El monje entró de nuevo a la estancia. Los estaba buscando.
"Stanford está cansado y herido. Los supervivientes nos han contado que les ayudó a escapar de Hoces del Rio Cuervo. Esperamos a que se recupere físicamente. Mañana a primera hora el prior comenzará el tratamiento de su adicción. Cuando esté recuperado podrá unirse a vosotros".
Sin duda, el monje quería informar de todo lo acaecido. Pues narró que por el paso del poblado de unos forasteros (sin duda se trataría de ellos mismos) había estallado una guerra interna entre las dos bandas rivales. En el fragor de los combates los perjudicados eran los lugareños. Stanford aprovechó que la dedicación de ambas bandas a acabar la una con la otra, había generado que ambas bandas dejaron a segundo plano el control de las entradas y salidas del poblado. Aún así, le costó salir de allí. Pero la banda que controlaba la salida había perdido una docena de efectivos recientemente y éso mermaba su fuerza, que actualmente residía en sus líderes. Mientras que el otro grupo había perdido un líder, pero seguía manteniendo su fuerza en el mayor número de efectivos.
Las cosas en Hoces del Rio Cuervo no habían cambiado. Solo habían empeorado. Con la salida de Stanford y los últimos supervivientes, las puertas del pueblo se habían cerrado a cal y canto.

-Ese espejo sin duda es fruto de la magia, Einer. Podria ser peligroso! si yo fuera tu me apartaria de el... No se que qerra decir ese fresco y no se quien pintaria un cuadro de una habitacion polvorienta con sillas desparramadas por los suelos...es absurdo!



"Stanford está cansado y herido. Los supervivientes nos han contado que les ayudó a escapar de Hoces del Rio Cuervo. Esperamos a que se recupere físicamente. Mañana a primera hora el prior comenzará el tratamiento de su adicción. Cuando esté recuperado podrá unirse a vosotros".

- Tal vez este sea el momento de dar su merecido a aquellos que hace unos días se mofaron de nuestra precaria situación. ¿Qué pensais hermanoa de hacer una visita a aquel engendro del demonio? Y devolverlo al averno del que jamás debió salir. - fueron las palabras de Dimmu

-Yo creo que volver por donde hemos venido seria como dar un paso atras. Mientras esas 2 bandas se pelean entre ellas y cierren el pueblo, nadie podra seguirnos y deberiamos aprovecharlo, para seguir moviendonos por nuestros santuarios o lo que sea... Por mi parte, pueden matarse entre ellos, no sere yo el que lo evite ni el que se interponga, Dimmu...

-Esa pobre gente está sufriendo por nuestra culpa. podemos huir, buscar respuestas y lo que queráis pero esto caerá sobre nuestra conciencia. Puede que a ti Bringwor toda esa sangre inocente que corre por las calles de las hoces del rio cuervo te traiga sin cuidado, e incluso te alegres de que el pueblo al cerrarse a cal y canto nos de ventaja sobre nuestros perseguidores, pero a mi no me da igual....

uno de los hermanos vino corriendo con algo relacionado con un espejo... los siguió. A bringwor pareció resbalarle las palabras de VII no digamos a Dimmu, que solo quería regresar para ajustar cuentas por hacerlo sentirse como un gusano. mientras caminaba acarició el puño de su espada... no recordaba su nombre aunque si su tacto... Todo era horriblemente macabro, medios recuerdos en medio de sueños borrosos y unos cuantos hombres bien armados y lo peor sabiendo esgrimir demasiado bien la espada para estar inmersos en esta locura y sangre, sangre inocente....

Hermano Siete... Aunque no recuerde una mierda de mi pasado me fio de lo que me dice mi instinto y mi instinto dice que en este mundo no hay nadie con uso de razon que sea "inocente" , hasta el mas canijo de los seres humanos, orcos, enanos y demas mierdas a 2 patas que pueblan este apestoso mundo somos culpables de algo y tarde o temprano seran o seremos castigados por ello. No se que clase de mierda santurrona seriamos con esta Orden militarreligiosa que no se quien de nosotros tuvo la brillante idea de formar...a saber, lo mismo fui yo una mañana que me di un golpe bien fuerte en la chola al levantarme.Pero lo unico que me importa es tener el culo a salvo de mi gente, que es la gente que de verdad me importa y por supuesto la mia. Retrasar ese castigo del que todos sin duda seremos victimas , como esos "pobres inocentes", es mi mision en este momento y lo unico que me motiva.

Efectivamente, a Bringwor le importaba muy poco lo que habia dicho Siete. Tal vez habia sido excesivamente brusco, pero Siete ya iba conociendo al grandullon y su falta de tacto que, a veces de manera inconsciente, ponia en sus acciones.

Por una parte entiendo a Montaña, de lo poco que recuerdo y de lo que mi corazón me dice, es que no actúa sino por el bien de sus hermanos, a mi también me cuesta creer que somos los altos cargos de una orden de servidores devotos a otro dios, desde que empiezo a tener memoria, solo viene a mi mente una cosa, que servimos a Arazör, el dios de la guerra, y que nuestro destino es el descanso del guerrero, no se la verdad de como pudimos cambiar de dios, ni el porque de esta orden, pero una cosa si que quiero que quede clara, en ese pueblo se cria la droga que nos ha estado jodiendo la vida, y si fueramos y erradicaramos una de las fuentes donde se nutre este mundo de inhumanidad, siento que debemos hacer el bien, y esa debería ser nuestra primera misión antes de partir a ninguna parte, primero lo que tenemos a mano y después descubrir nuestro pasado para poder ir a un futuro del que nuestro padre si sintiera orgulloso

Los cruzados pasaron la noche discutiendo qué hacer. Aún no habían tomado una decisión acerca de su siguiente paso.
Quedaba esperar a la recuperación de Stanford. Se encontraban todos reunidos en la sala que había servido para cenar y tener reuniones privadas con el prior y su selecto grupo de monjes de confianza.
Steiner no recordaba cúando se durmió, pero abrió los ojos al notar los primeros rayos de sol calentar sobre su cara.
Ni Bringwor ni VII parecían haber dormido en toda la noche. Dimmu y Einer bien podían haber despertado antes que él.
Steiner se levantó para estirar las piernas. Pese a que habían recobrado sus armaduras no las llevaban puestas. No era necesario en un lugar como ése. Su armadura le hacía recordar una cara amigable y familiar. Se trataba de la cara de un gigante. Alguien que era querido por Steiner. Cuando recordaba cosas como ésas, caras de gigantes, dragones, orcos....sentía que su vida debía haber sido muy intensa; pues parecía sacada de viejos cuentos para niños.
Ahora con las ideas claras recordó de repente algo que parecía que a todos se les había pasado por alto. No podía ser. ¿Había tiempo aún....?
El monje entró en la sala
"Todo ha ido bien. Vuestro amigo descansa ahora y en cuanto despierte todo estará como antes"
Maldición. Era demasiado tarde. Steiner puso cara de circunstancia antes de hablar.
"¿Le habeis tratado de sus heridas?"
"Así es" respondió el monje "De todas"
"¿y el prior?" Steiner sospechaba lo que iba a decir
"Está descansando. Aún no se había recuperado de vuestra sanación, pero tenía fuerzas suficientes y Stanford no parecía tener una adicción tan grande como la vuestra. Ahora ambos descansan, pero pronto podreis verlos a los dos. Si es vuestro deseo"
Odiaba hacer preguntas de las que ya sabia la respuesta, pero aún así, la hizo
"¿Habeis tratado a Stanford por consumir Beso de Balrog, y ahora no recordará nada?"
El monje respondió con cara de incredulidad
"Así es. Como a vosotros. ¿No recordais, os lo preguntamos, y asentísteis? o bueno....no nos dijisteis que no fuera así..."
"No os preocupeis. No es vuestra culpa"
Steiner había recordado de repente. Cómo habían levantado a Stanford de suelo y el prior les preguntaba si había tomado Beso de Balrog y nadie dijo nada. Como momentos después el mismo monje que ahora les hablaba, les decía que sería tratado de sus heridas y su adicción; y nadie dijo nada. No. No había nada que reprochar. Se habían centrado en salvar las vidas de Hoces del Rio Cuervo o en seguir a su siguiente templo. Se habian centrado tanto en el pasado y en el futuro, que no estaban viendo el presente.
Ahora habían perdido la oportunidad de preguntar a un miembro de la Orden, igual que ellos; que no había perdido la memoría. Era un revés, pero no estaba todo perdido.
El monje se despidió y todos se quedaron mirandose con cara de circunstancia. Todos habían comprendido lo sucedido.