Bienvenidos a la 6ª Edad de los hombres
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 (Primera Campaña) El dromedario tuerto.Prologo de Adnarion y Ancard.

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kang
Gandalf el blanco
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(Primera Campaña) El dromedario tuerto.Prologo de Adnarion y Ancard. Empty
MensajeTema: (Primera Campaña) El dromedario tuerto.Prologo de Adnarion y Ancard.   (Primera Campaña) El dromedario tuerto.Prologo de Adnarion y Ancard. Icon_minitimeDom Nov 22, 2009 8:31 pm

Adnarion

El dromedario tuerto era una posada de camino al norte del Harondor. según te habías ido informando a partir del dromedario tuerto partían las dos rutas que atravesaban el desierto hacia las tierras habitables del sur del harad. La más corta era cruzar el peligroso desierto por el centro durante unos siete días. El único oasis estaba fortificado y pertenecía a las gentes libres del desierto. La otra mucho mas larga bordeaba el desierto. No era prudente atravesar esta zona solo. Lo más aconsejable era unirse a una caravana o encontrar un guía. Era casi medio día, según tenías entendido estabas a punto de llegar al dromedario tuerto ultima posada gondoriana. No faltaba mucho cuando un rumor sordo se acerco por tu espalda. Al girar la cabeza descubres a una recua de caballos acercándose a gran velocidad. Era un espectáculo magnifico, era como la vida abriéndose paso, como la ola que arrolla el acantilado sin piedad. Incluso tu viejo corcel se embraveció cuando os adelantaron. Los conducían unos diez hombres. me sobrepasaron con leve saludo. Y poco mas.
Tras una hora más de camino sobre un sol de justicia desde lo alto de la colina consigues ver el dromedario tuerto a unos 100 metros por la suave pendiente abajo. Un tugurio de mala muerte al pie de implacable desierto del harondor. Un asesino sin escrúpulos todo aquel insolente que entraba sin estar preparado no salía. Los caballos que te adelantaron estaban llegando en ese preciso instante. Era muy extraño te llevaban mucha ventaja, tendrían que haber llegado una media hora antes. Para cuando llegas los diez hombres ya habían cambiado sus monturas por otras.
Al llegar al dromedario tuerto uno de ellos se acerca a ti.
-Buenos días, disculpe que no os saludáramos antes, pero no podíamos desentender a los animales. Mi nombre es karú.- era un gondoriano y sin rodeo alguno mientras se presentaba me revisó con la mirada. Directo al emblema de la orden, después insignias del cuello y por supuesto una mirada clara al armamento. Así que es usted caballero, hunn, y a qué se debe su viaje al sur. ¿Disculpe a que orden ha dicho que pertenece usted, caballero?
A pesar del implacable sol que lucia siempre el dromedario feo era un sitio oscuro. Su dueño un feo haradran decía que sufría de la vista y odiaba la luz.
Al poco rato de estar allí los ojos se acostumbraban a la penumbra. El lugar siempre estaba concurrido, haradan, hombres de gondor, de vez en cuando gente mas exótica, algún dunandan, variag o numeroneano. Guias y mercenarios para acompañar caravanas o viajeros se daban cita en esta posada con viajeros o mercaderes.
Ante vosotros la ultima posada gondoriana de verdad. Es curioso todo lo que puede aprenderse de una persona en una semana de viaje. Un rohir y un aspirante a caballero que se encontraron en el camino hacia el sur se hicieron amigos.
Y las largas horas de camino animaban a darle a la lengua. Taugot perseguía a un hombre con seis dedos que había tomado rumbo al harad, Adnarión buscaba a su familia a la que no veía desde hacia doce años. Habían emigrado al sur más allá del desierto.
Hasta este punto la ruta había sido tranquila pero de ahora en adelante la cosa podría ponerse fea. Se rumoreaba que las cosas en la frontera en las tierras de nadie se estaban poniendo tensas. Además no conocían los caminos para llegar al sur, delante de ellos las puertas de desierto se abrían como un ataúd esperando a su inquilino, era ya casi de noche cuando llegaron al Dromedario feo
El camello tuerto, un tugurio cuyo uno lado positivo es que era el último reducto de civilización antes de iniciar el camino al gran desierto. La zozobra de tener que iniciar tan árduo camino se mitigaba con la espectativa de volver a ver a su familia; así como, la gran ilusión de encontrarse al inicio del camino que le llevaría a ingresar en la orden de los caballeros de Narsil.
Ya quedaba poco para llegar al camello tuerto, cuando un ruido ensordecedor se escuchó en la espalda. Una recua de caballos con diez hombres dirigiéndolos.
Andarión tuvo que apartar su viejo corcel sin tener ocasión para pedir información de cómo cruzar el desierto o incluso de solicitar su ayuda para poder realizarlo. De hecho, se quedó con el saludo en el aire.
Humildad y resignación, se dijo Andarión y continuó su camino.
Al poco tiempo y con la posada a la vista, se encontró de nuevo con la recua y sus hombres.
Parecía que ahora si estaban dispuestos a hablar. El hecho de haber cambiado de monturas no pasó por alto a Andarión, quien no sabía aún qué intenciones tendría ni cómo acabaría el encuentro. Pero no había que preocuparse, la posada estaba a la vista y demasiado cerca como para intentar algo raro. O quizá si habría que preocuparse, estas tierras eran peligrosas y podría meterse en un lío.

El inicio de la conversación dejaba claro que era un interrogatorio, aún no había hablado ni respondido a la primera pregunta cuando le estaban realizando otras totalmente diferente.

-Hola. Mi nombre es Andarión. En realidad no me ha dado ocasión de decirle a qué orden pertenezco.Me dirijo al sur, a ver a mi familia.-Es lo primero que pudo contestar Andarión

- vaya, viene a ver a su familia. Aunque sigue siendo esquivo a la hora de mencionar su orden.-Le increpó Karú sin dar ocasión a continuar con explicación alguna

No soy esquivo, es que en realidad "aún" no pertenezco a ninguna, aunque ciertamente aspiro a pertenecer a los Caballeros de Narsill.
Y cambiando de tema, tal vez podría usted ayudarme. Necesito encontrar la forma de cruzar el desierto y llegar a Harondor, alguna caravana o grupo al que me pueda unir.

El emblema que llevas es de los aspirantes a la orden de narsill. Espero que no sea este caballo con el que piensas regresar a la fortaleza del sol. – dijo en tono divertido Karú- nosotros regresamos al norte. Pero te voy a dar un consejo, no te adentres solo en el desierto. ¿Por cierto donde vive tu familia?-
La pregunta te pilló desprevenido. Habías partido muy alegremente de la orden. El nuevo mundo te estaba maravillando. Gondor en todo su esplendor, mas de doscientos años de paz habían dado sus frutos. Pero ahora el problema se había presentado de improviso. Su última carta era de hace 8 años. Lo poco que sabes es que estaban estableciéndose en la afueras de Al-kadesh, una incipiente colonia gondoriana , convertida en ciudad estado al sur del desierto del harondor.
Así que de golpe le soltó a karú- me dirijo a Al-kadesh, hace ocho años q mi familia se estableció allí. –
Siento decirte esto joven amigo pero Al- kadesh ha caído en manos numeroneanas hace cinco meses.
¿conoceís la fortaleza del sol?¿y sabéis que debo volver con un caballo? eso es porque ¿sois miembro? si así es, os lo ruego, deteneos un momento y explicarme un poco mejor lo que ha ocurrido en Al-Kadesh; me tenéis en vilo y preocupado por la suerte que hayan podido correr mis familiares.
Decidme cómo puedo llegar allí, y si el hecho de ser del norte me impedirá totalmente la entrada o si puedo hacer algo para que me dejen pasar. Necesito información y de paso un buen caballo

-No soy miembro de tu orden amigo Arnalion. Pero conozco su liturgia.- fue lo primero que dijo el gondoriano
-El sitio de Al kadesh comenzó hace unos 7 meses. La ciudad totalmente rodeada y sin apoyo del exterior tuvo que rendirse al cavo de dos meses. Los haradan están intentando organizarse pero su ejército es débil y mal organizado. Pero el tiempo les ha dado una tregua. Es imposible mantener una campaña en el desierto del haradondor en verano aunque la contienda sigue el las zonas selváticas.
Siento decirte que si tus familiares ha sido hechos prisioneros seguramente estén en los pozos de esclavos de la cuidad. Si tu familia es importante con amigos en gondor pueden pedir un rescate por ellos, pero si no lo mas seguro es que los tenga trabajando desde el norte no se puede entrar en Al-kadesh pero desde el propio terrirtorio numeroneano sea posible, aunque para ellos tendrías que traspasar las líneas enemigas y creedme eso no es nada fácil.-

La cara del joven se contrajo ante las noticias por lo que el gondoriano intentó darle ánimos. Puede que escapasen de la ciudad ante el asalto del enemigo. – dijo poniéndole la mano en el hombro.- en cuanto a lo de los caballos, no podemos venderte ninguno pero su valor suele estar en las 50 monedas de plata, si pasas algún día por Ithilien preguntad por mi en las cuadras de Hassufell.
Siento no poder ayudarte mas

Andarión, caballero de narsil de la fortaleza del sol acabó despidiéndose muy cortésmente de karú, para siguir su camino hacia la posada.
A lo lejos del sur se veía una columna de polvo. No estaban a más de veinte minutos del dromedario tuerto. Ardarión se fijó nuevamente en los pastores de caballos, no parecían nerviosos, seguramente serían los dueños de los caballos que venían a por ellos. Sin más encaminó sus pasos al dromedario.
No tardó mucho en llegar, amarró su viejo corcel en un poste junto a la puerta y entró para refugiarse del sol de justicia que caía desde el cielo.
La frente de Andarión se encontraba plagada de perlas de sudor; y por extraño que fuese, no encontró alivio al entrar, si no todo lo contrario; el ambiente era extremadamente cálido, y el olor a cerveza y comida podrida derramada por todo el suelo casi echaban para atrás.
Andarión no pudo evitar una mueca de asco ante el olor a podredumbre. No era un abstemio pero eso parecía demasiado, no obstante, el dromedario tuerto no le había defraudado en cuanto a sus expectativas. La oscuridad del lugar hizo que Arnarión no viese con claridad, el brusco cambio de la intensa luz a la tenue oscuridad lo había dejado casi ciego.
Poco a poco sus ojos se acostumbraron y pudo discernir lo que lo rodeaba. Tampoco había demasiada gente, decidió acercarse a la barra y pedir el plato del día y agua (con ese olor lo último que le apetecía era cerveza, la habría vomitado nada más tragarla).
Todo el mundo en ese momento se le quedó mirando. En una esquina había un par de hombres de armas, por su aspecto eran gentes del norte. En otra mesa había una rara reunión, tres haradan sentados con tres hombres del norte, junto a ellos de pie otro hombre con un laúd en las manos, todos estaban extrañamente callados y lo que es peor mirándote. En ese momento Arnarion pensó que lo mejor era acercarse a la barra y pedir.
El hombre que le atendió era extremadamente feo, tanto que Andarión tuvo que aguantar alguna mueca y no pasaba mucho tiempo mirandole a la cara para no molestar a su interlocutor. Además llevaba un parche en el ojo (el nombre del dromedario tuerto parecía irónico). Tras pedir su guarnición del día, se sentó en una pequeña mesa él solo, observando. Aquel alejado lugar apartado de todo no parecía tan solitario como uno esperaba y menos aún por la concurrencia de hombres tan dispares.
Si deseaba cruzar el desierto tendría que buscar allí a sus compañeros de viaje En el caso de no encontrar a nadie tendría que preguntar al posadero.
Se dirigió a su mesa y esperó al posadero.

El hombre del laud se encaminó con una extraña sonrisa a una mesa tras mirar algo que tenía en la mano. Al pasar a tu lado echó una fugaz mirada de reojo. En ese momento el posadero te llevó la comida y la jarra de agua.-¿ alguna cosa mas, caballero?.

-Oh, muchas gracias; si, si, una cosa más -inquirió Arnario
-¿conoce a alguno de los aquí presentes?, se lo pregunto porque mi viaje lleva hacia el sur, y para ello he de cruzar el desierto; y ya me han advertido que no debo cruzarlo solo. Si me pudiera indicar gente de buen hacer con quien proseguir mi camino, se lo agradecería.

-Al sur…- dijo frotándose el mentón el tabernero tuerto- ese muchacho del laúd es un buen guía, durante algunos años ha recorrido estas tierras y las conoce tan bien como cualquier oriundo de aquí. Ankard ven aquí parece que este caballero quiere viajar al sur.

El muchacho se levanto con porte serio dejó el laúd encima de la mesa y se plantó al lado del tabernero – mi nombre es Ankard si busca un guía para estas tierras no ha podido dar con mejor hombre.- el tabernero asintió de buen grado- ha tenido suerte caballero Ankard es un hombre de fiar, cualquier otro le podría haber dado gato por liebre y cortarle el cuello en mitad del desierto, pero este advenedizo es de toda confianza.- tras esto dejó a los dos hombres y se fue a su barra.
Y bien usted dirá ¿a donde quiere ir?

Hola, mi nombre es Andarion, soy de la familia de los Scarath; lo primero es ofrecerle si desea algo de comer o beber.
El guia acepto de buen grado y sentandose a la mesa pidio lo mismo que Andarión, solo que no le hizo asco a refrescar dicho manjar con una cerveza.
Mi viaje me lleva a Al-Khasar. Sé que la ciudad ha sido tomada hace poco y no es un lugar agradable donde viajar. Pero mi familia está allí y he de saber que están bien.
No le engañaré y le diré que tengo poco dinero con el que pagarle. Pero sustento no le faltará en el viaje de ida ni de vuelta.
¿Qué me costarán sus servicios?

Hoy está de suerte amigo, el viaje le va a costar solamente la manutención. He de decirle que ir a Al-kadesh es un viaje peligroso por las dos rutas existentes. Una es atravesando el desierto, es una ruta dura y peligrosa, ese desierto es un asesino sin piedad. Unos nueve días bajo el sol infernal, de noche no es mejor las temperaturas son gélidas y no hay combustible para hacer fuego. El único punto de agua se encuentra a seis días a marchas forzadas en la torre del manantial. Después de eso se encuentra el mar de las arenas movedizas, un peligroso tramo de tres días. Y tras esta odisea se encuentra Al-kadesh.
El otro camino bordea el desierto por las montañas que rodena el desierto. Enpinados senderos jalonados por profundo valles y salpicados de bandidos de vez en cuando. Lo bueno es que de vez en cuando se puede encontrar alguna que otra aldea. Las bestias salvajes son otro impedimento más, aún así es un viaje más sencillo y con muchas más posibilidades de éxito, lo malo es que dura unos veinte días.
Hay una tercera opción aunque mucho mas cara, viajar hasta la costa bordeando las montañas por el norte y tomar un barco que nos lleve directos a la desembocadura de la ría, eso no ahorraría algo más una semana de viaje, aunque si va corto de presupuesto esa opción no es viable. Así que usted dirá maese Andarión, ¿ cuanta prisa tiene?


Ancard


El dromedario tuerto.

El dromedario feo era una posada de camino al norte del Harondor. De allí partían las dos rutas que atravesaban el desierto hacia las tierras habitables del sur. La más corta era cruzar el peligroso desierto por el centro durante unos siete días. El único oasis estaba fortificado y pertenecía a las gentes libres del desierto. La otra mucho mas larga bordeaba el desierto. A pesar del implacable sol que lucia siempre el dromedario feo era un sitio oscuro. Su dueño un feo haradran decía que sufría de la vista y odiaba la luz.
Al poco rato de estar allí los ojos se acostumbraban a la penumbra. El lugar siempre estaba concurrido, haradan, hombres de gondor, de vez en cuando gente mas exótica, algún dunandan, variag o numeroneano. Guias y mercenarios para acompañar caravanas o viajeros se daban cita en esta posada con viajeros o mercaderes.
Los primeros estaban siembre ojos avizor de los segundos. Estas sentado observando todo a tu alrededor llevas tres días según las últimas noticias mas al sur se están poniendo las cosas tensas los haradan están sufriendo una agresión seria por parte de las tropas numeroneanas.
La situación en el harondor no es como la habías dejado hace dos años. La guerra de guerrillas se ha intensificado. Poblaciones gondo-haradan han sido asaltadas por el ejercito del dragón. Solo una par de ciudades resisten el ataque nuemeroneao, Al kadesh y el oasis fortificado del desierto.
Tu olfato te dice q mas al sur se puede ganar un buen jornal. En Al kadesh necesitarán guías y hombres de armas para huir al norte. Solo necesitas algo de compañía para ir al sur. Viajar solo es demasiado peligroso incluso para alguien que conoce bien estas tierras como tú.
Sentado en tu mesa delante de tu plato medio vacío piensas que como no encuentres a nadie para ir al sur tendrás que arriesgarte tu solo o marchar otra vez al norte, donde hay poco trabajo para un guía.

Echas otro vistazo para comprobar que la cosa no ha cambiado
En una mesa estaban sentados unos nómadas del desierto. Parecían estar haciendo un trato con un par de criollos, hijos de gondor que se afincaron en estas tierras. En otra mesa un par de hombres de armas y algunos lugareños sentados esparcidos por la posada. Ninguno de estos te contratará, la siguiente cucharada se empieza a atragantar, el viejo posadero no ha mejorado sus platos mientras la angustia de la insolvencia de tu bolsa empieza a mermar tu animo.

El clima semidesertico era el propio de la zona debido a su proximidad: calor por el dia, frio por las noches.Talvez el Dromedario Tuerto no fuera la mejor posada de la zona, pero Ancard bien sabia que si queria encontrar a algun grupo que viajara hacia el suer ese era el lugar mas apropiado, puede que no se encontrase la gente mas legal del mundo, pero el joven ya se habia codeado con ese tipo de personas a lo largo de sus 3 años de experiencia. Conocia muy bien las rutas de la zona y eso era un punto a favor, podia llevar por caminos alternativos si alguien se dignaba a acompañarlo.
Termino la comida y observo alrededor, esperaba que la gente terminase sus platos para no interrumpir la comida y poder asi encontrar a algun viajero con su misma ruta.Un momento despues, se incorporo, estiro los musculos y respiro profundamente; el hedor de la sala se mezclo en sus fosas nasales con el del humo del tabaco, el de la asquerosa comida de Jan "el posadero", el de vomitos de borrachos... y miles pestes mas.
Ancard se dirigio lentamente pero muy firme hacia Jan, el cual estaba limpiando unos vasos con un sucio trapo, puede que por primera vez en su vida.
-Jan-Ancard le chisto y le hizo un gesto para que se acerara.El posadero se acerco sin dejar su tarea- Has oido hablar a algun grupo de los que hay por aqui esta noche, de viajar hacia el sur?-Pregunto el joven.
-No he escuchado nada, chico.
-Vaya-A Ancard le tocaria hacer uso de sus habildades sociales.- Gracias,viejo.-El posadero asintio a modo de saludo.
Ancard se acerco a una mesa donde unos hombres de armas habian terminado de cenar.
-Hola señores-Dijo sonriendo Ancard.-Tabaco?- dijo ofreciendo algo de hierba que tenia.Ancard a pesar de su edad parecia un hombre muy seguro de si mismo, no era muy alto tampoco,ni excesivamente musculoso, pero tenia un aplomo y una conviccion en si mismo que ,normalmente hacia que se le tomara bastante en serio.

- Gracias- fue lo primero que dijo uno de los hombres. – mi nombre es garold y este es mi compañero trhon, siéntate y comparte nuestra cerveza.
Tus servicios no les interesan, ellos conocen de sobra estas tierras.
Son traficantes de esclavos van al norte a cerrar unos tratos con el incipiente circo gladiadores del santo padre. Su aspecto es el de dos hombres curtidos el la batalla, aunque su historia parece convincente no terminas de creértela. No sabes porqué pero un sexto sentido te avisa cuando te están mintiendo. Esa era una de las cualidades que mas apreciaba tu tío de ti. En más de una ocasión este sexto sentido os había salvado la vida.
El posadero estaba dejando otra jarra de cerveza, cuando trhon le preguntó¿ jan, este chico asegura que es el sobrino de Diecör?
El viejo posadero asintió sin mas, era increíble que este vejestorio agrio y serio mantuviese a una clientela.
Así que eres el sobrino del viejo Diecör. Sus caminos se habían cruzado más de una ocasión. Brindemos por la memoria de un viejo pirata.
Al poco rato un rumor creciente se acercaba a la posada. Al principio solo un leve sonido pero al poco el retumbar de mil tambores acompañados de cientos de relinchos.
Tu primer impulso fue el de prepararse y salir a la puerta para ver que diablos ocurría. Pero nada mas echar mano a la espada y levantarse sin desenvainar observas que eres el único que ha reaccionado así. Ni tus compañeros de mesa, ni los criollos y los haradan que los acompañan. En ese momento caes en la cuenta de la conversación entre los haradan y los criollos, el trato de los caballos. Rápidamente vuelves a tu asiento.
-que susto, eh chico- dijo Garold medio riéndose. Antes de tomar asiento te preguntas porque estos dos no se han inmutado ante la súbita aparición de la manada de caballos, apenas llevan aquí un par de horas y por qué me mienten, ¿conocerán a mi tío realmente? Todas esas preguntan te asaltan antes de tomar asiento.
-Bien señores,ha sido un placer compartir mi tabaco y su cerveza con ustedes,-Dijo Ancard levantandose de su silla.- volvere a mi mesa, si saben de alguien que vaya hacia el sur, me hariais el favor de mandarlo a mi mesa?
-Descuida chico-Respondio Garold.
El joven dio la mano a los traficantes de esclavos y se dirigio hacia su lugar.Durante el trayecto su mente divagaba sobre la idea del por que esos hombres le habrían mentido, pero de repente un voz lo saco de sus pensamientos, cuando ni siquiera aun había llegado a su mesa.
-Ancard...
Era Jan, el posadero.Que querria el viejo? El joven se giro, para escucharlo.
-Chico, esto esta muy aburrido... Por que no coges el laud de tu tio y tocas algo para alegrar el ambiente?
El joven torcio el gesto.Le resultaba realmente extraño que el viejo y agrio posadero quisiera "ambientar" su sucio y oscuro antro.
-Lo siento,Jan, pero el que sabia tocar era Diecort...
-Venga no te hagas de rogar-Grito Garold.- Algo sabras tocar...o si no para que lo llevas?
Muchos de los presentes estuvieron de acuerdo en la apreciacion de Garold.Ancard miro al resto de la posada algo traspuesto...y ciertamente estaban casi todos pendientes de su respuesta.
-Esta bien... pero que conste que no se me da muy bien-Advirtio el chico.-Y no va a salir gratis-Dijo mirando directamente a Jan.
-De acuerdo-Dijo el viejo- No pagaras la cena y la estancia, si vas a pasar la noche, te costara la mitad.
Ancard agarro el laud de su tio y afinandolo un poco , comenzo a tocar, una agradable melodia inundo el ambiente. Ciertamente Ancard, como habia dicho, no se le daba especialmente bien, pero si que tenia memorizadas un par de canciones que le habia enseñado su tio.
El hombre sabio dijo,
debes caminar por este camino
Al amanecer de la luz
El viento soplara en tu rostro
Mientras que los años pasan

Escucha esa voz en tu interior
Es la llamada de tu corazon
Cierra los ojos y encontraras
La salida de la oscuridad

Aqui estoy
¿Me enviaras un angel?
Aquí estoy
En la tierra de la estrella de la mañana
...

Realmente la posada estuvo animada mientras sono la cancion de Ancard, nunca habia actuado con publico y le habia gustado, sobre todo despues de la reaccion de este, que no estuvo nada mal.Algunos incluso aplaudieron y la gran mayoria tenian otra cara..como "mas alegres".
Despues de ese animado momento a Ancard se le olvidaron hasta sus dibagaciones mentales sobre posibles y extrañas mentiras y disfruto de su inesperado momento de gloria. Esto le vino bastante bien para aumentar su popularidad en la sala y aprovecho para acercarse a los grupos de personas, para ver si alguien tenia como destino el sur... Su primer objetivo eran los criollos y haradrim y hacia alli se encamino.

Ankard se acercó a la otra mesa. Ofrecerse a los haradan del desierto como guía era una estupidez pero a lo mejor esos dunadan si mordían el anzuelo. El hedor a sudor de caballo inundo aquel apestoso tugurio. Allí fuera tendría que haber cientos de caballos. Pero ahora era tiempo de los negocios.
- bonita canción muchacho, toma, te lo has ganado- le dijo al tiempo que lanzó una moneda uno de los tres dunadan.- jan ponle una cerveza a nuestra salud, y bien ¿que se le ofrece maese juglar?
Me llamo Ankard y aparte de rasgar el instrumento soy un hábil guía. Si viajan hasta el sur puedo serles de gran utilidad.
Lo siento mucho, maese Ankard pero regresamos al norte, y no creo que a los señores del desierto les interese un guía en sus propias tierras. Aún así, si tuvieses que ir a Al-kadesh ¿por donde irías?

-Eso depende de muchas cosas- Ankand no sopesó mucho la respuesta, había hecho el recorrido cientos de veces y escuchado estas mismas palabras en boca de su tio-si tienen mucha prisa o no, si quieren que no les vean o les da igual.
La más corta es atravesar el desierto pasando por el manantial de la torre único punto de agua en todo el camino. Una ruta infernal. Con un buen numero de posibilidades de morir aunque se esté muy preparado
Y la otra es bordearlo hacia la costa, mas sencilla pero mucho mas larga. Y no por ello exenta de peligros-
Ankard descubrió que le gustó el sonido de su voz, la autoridad con lo que lo dijo. Su tío hubiese estado orgulloso de haberlo visto.
Pareces un chico listo y que conoces bien la zona. No te será muy difícil comprender lo que te voy a decir a continuación. Estos nobles caballeros, acaban de adquirir un número importante de caballos. Como sabrás, los numeromeanos han tomado la ciudad estado de Al-kadesh. Sus tropas se preparan continuar la campaña por la costa. Si viajas al sur puede que sueltes información que no nos interesa que se sepa.
Lo digo por los caballos que acaban de llegar. – en ese momento todo el buen camino andado se hace muy cuesta arriba. Ahora miras más detenidamente a tu público. Los tres hombres del norte no eran precisamente burócratas, estos habían derramado su sangre más de una vez, a uno incluso le faltaba una oreja. Desde lejos la penumbra no dejaba discernirlos bien, pero tan cerca estaba claro que eran hombres de acción.- así que vamos a hacer una cosa, tu no has visto nada y nadie te matará a ti. -Dijo el dunadan en tono divertido- porque si vas a estar por aquí y por allí, mas te vale tener ese piquito cerrado, no valla a ser que te encuentres una daga clavada en la espalda por los amigos de mis amigos -dijo señalando a los haradan- estos simpaticos amigos haradan tienen muchos amigos por todos los rincones del harad. Si alguien se entera ten por segura que no saldrás vivo del haradan.

No te preocupes, no me gusta meterme en lios-Respondio Ancard despreocupado-No me interesa ni de donde ni hacia donde van esos caballos...ni siquiera se para que los necesitan... asi que como veras, puedes estar tranquilo conmigo. Solo intento ganarme la vida de la mejor manera que se.
Ancard se habia dado cuenta que se habia vuelto a confundir de personas, estaba claro que en esta posada no iba a encontrar ningun viajero que fuera hacia el sur esta noche,asi que Decidio sentarse en su mesa nuevamente y esperar a estar lo suficientemente cansado para irse a descansar a su habitacion que el viejo Jan le habia prometido a mitad de precio.
-Si me disculpan señores ,seguire con mis cosas- dijo a los dunadein y haradrim.-Pueden estar tranquilos-añadio guiñandole un ojo.

El dunadan respondió con una afable sonrisa y guiñó también un ojo, la tensión se podía cortar con un cuchillo pero de momento parecía que iba a salvar la vida. la amenaza en boca del dunadan sonó a sentencia. Había escuchado muchas brabuconadas en su corta vida.
En ese momento un la puerta se abrió de golpe, la luz inundó la estancia y una silueta recortada por el sol se adentró en la posada. Como era habitual el hombre entró casi a ciegas debido al cambio tan brusco de la luz.
Echó un inútil vistazo al interior de la posada y se encamino a la barra. Era joven y parecía algún tipo de hombre de armas también del norte.
de repente tus inquisitivos ojos se dan cuenta de que toda la atención de la posada está puesta en él. Los dos hombres de armas del fondo además de los haradan y los gondorianos. Sin moverte del lado de los haradan ves como el nuevo cliente ha pedido algo a jan y se ha sentado en una mesa. A pesar de la interrupción del hombre las palabras del dunadan seguían calando en Ankard. La distracción del nuevo personaje en escena propició la oportunidad a Ankard de despedirse silenciosamente de los dunadan y haradan. De camino a su mesa echó un vistazo a la moneda que le habían dado, su sorpresa fue mayúscula, era una moneda de plata, Ankard no daba crédito y divertido pensó si aquello era una limosna o un soborno. Aquella moneda le daba tranquilidad, no pensaba que si le había dado tanto dinero no fuesen a cargárselo.
Iba a maldecir al dunadan en sus pensamientos, pero cuando observo la moneda cambio de opinión- Que capullo..mas simpático- rió para sus adentros mientras se iba acercando nuevamente a su asiento. Paso en ese momento cerca del nuevo inquilino , el cual estaba sentado en una de las mesas que quedaban libres y le echo un ligero vistazo de reojo, para ver que aspecto tenia y satisfacer su curiosidad.-Este ira hacia el sur? -pensó. Sin embargo ya no se encontraba animado para seguir preguntando a la gente y se dirigió hacia su mesa como tenia pensado desde hacia unos instantes.

Jan el posadero se acercó a la mesa del nuevo inquilino con una bandeja con comida y una jarra. Lentamente el tuerto tabernero dejó la comida encima de la mesa. Jan era muy parsimonioso, tenía todo el tiempo del mundo aquí al borde del desierto el tiempo era algo que sobraba.
¿Alguna cosa mas caballero? Preguntó Jan
- Oh, muchas gracias; si, si, una cosa más -inquirió el nuevo inquilino
-¿conoce a alguno de los aquí presentes?, se lo pregunto porque mi viaje lleva hacia el sur, y para ello he de cruzar el desierto, ya me han advertido que no debo cruzarlo solo. Si me pudiera indicar gente de buen hacer con quien proseguir mi camino, se lo agradecería.

-Al sur…- dijo frotándose el mentón el tabernero tuerto- ese muchacho del laúd es un buen guía, durante algunos años ha recorrido estas tierras y las conoce tan bien como cualquier oriundo de aquí. Ankard ven aquí parece que este caballero quiere viajar al sur.

El muchacho se levanto con porte serio dejó el laúd encima de la mesa y se plantó al lado del tabernero – mi nombre es Ankard si busca un guía para estas tierras no ha podido dar con mejor hombre.- el tabernero asintió de buen grado- ha tenido suerte caballero Ankard es un hombre de fiar, cualquier otro le podría haber dado gato por liebre y cortarle el cuello en mitad del desierto, pero este advenedizo es de toda confianza.- tras esto dejó a los dos hombres y se fue a su barra tan lentamente como había venido.
Y bien usted dirá ¿a donde quiere ir?

Hola, mi nombre es Andarion, soy de la familia de los Scarath; lo primero es ofrecerle si desea algo de comer o beber.
El guia acepto de buen grado y sentandose a la mesa pidio lo mismo que Andarión, solo que no le hizo asco a refrescar dicho manjar con una cerveza.
Mi viaje me lleva a Al-Khasar. Sé que la ciudad ha sido tomada hace poco y no es un lugar agradable donde viajar. Pero mi familia está allí y he de saber que están bien.
No le engañaré y le diré que tengo poco dinero con el que pagarle. Pero sustento no le faltará en el viaje de ida ni de vuelta.
¿Qué me costarán sus servicios?

Hoy está de suerte amigo, el viaje le va a costar solamente la manutención. He de decirle que ir a Al-kadesh es un viaje peligroso por las dos rutas existentes. Una es atravesando el desierto, es una ruta dura y peligrosa, ese desierto es un asesino sin piedad. Unos nueve días bajo el sol infernal, de noche no es mejor las temperaturas son gélidas y no hay combustible para hacer fuego. El único punto de agua se encuentra a seis días a marchas forzadas en la torre del manantial. Después de eso se encuentra el mar de las arenas movedizas, un peligroso tramos de tres días. Y tras esta odisea se encuentra Al-kadesh.
El otro camino bordea el desierto por las montañas que rodena el desierto. Enpinados senderos jalonados por profundo valles y salpicados de bandidos de vez en cuando. Lo bueno es que de vez en cuando se puede encontrar alguna que otra aldea. Las bestias salvajes son otro impedimento más, aún así es un viaje más sencillo y con muchas más posibilidades de éxito, lo malo es que dura unos veinte días.
Hay una tercera opción aunque mucho mas cara, viajar hasta la costa bordeando las montañas por el norte y tomar un barco que nos lleve directos a la desembocadura de la ría, eso no ahorraría algo más una semana de viaje, aunque si va corto de presupuesto esa opción no es viable. Así que usted dirá maese Andarión, ¿ cuanta prisa tiene?
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(Primera Campaña) El dromedario tuerto.Prologo de Adnarion y Ancard.
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