Bienvenidos a la 6ª Edad de los hombres
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 (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur

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kang
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MensajeTema: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeJue Nov 26, 2009 2:16 pm

Destino el ejército del dragón.
Habían partido a la costa. Allí tomaron una pequeña embarcación que los dejaría en territorio numeroneano, a unos dos días a pie del campamento de de reclutamiento de Ar Lurbur. Habían dejado los caballos en tierra, Adnarión se había encariñado con el viejo rocín y supo que nunca más lo volvería a ver.
Viajaron solo de noche para evitar a los barcos de guerra numeroneanos.
Las noches del mar del harad fueron calmadas. El mar ofreció una serenidad que permitió mostrar su espejo y reflejó el cielo en todo su esplendor. Era de una belleza que tocaba a cualquiera. Como si el mundo pudiera ofrecer algo en compensación a cambio de tanta sangre y violencia, un bello contraste, digno de una buena canción.
Sin poder evitarlo Ankard rasgó su laud y comenzó a improvisar una triste canción

La luna no sale
teme romper con su luz de plata
el cuadro de estrellas pintado en el mar
como si al salir
Sus rallos rasgaran el lienzo salado
arrullado por las estrellas sin par

Duerme luna mía, y sal mañana
cuando la sed y la arena
me hagan desfallecer
y recuérdame preciosa
Todo lo bello que hay antes del amanecer


Durante los 4 días que duró el viaje concretaron el plan. Y como supieron después mas que el plan eran las ordenes.
Suhza resultó ser un agente de la resistencia haradaica a las órdenes de Edrahil, un capitán de Gondor resuelto a no dejar el harondor en manos del enemigo. El capitán no contaba con ningún tipo de ejército profesional en todo el harondor pero estaba creando una resistencia con la población autóctona de la zona.
Explicó a sus nuevos camaradas su plan, o más bien sus órdenes. Los numeroneanos se habían hecho fuertes el Al-kadesh y según sus informes la habían convertido en punta de lanza para atacar y conquistar todo el harondor. De la antigua ciudad no quedaba nada y había sido remodelada como base de operaciones numeroneana.
Tendrían que alistarse en un campamento de reclutamiento y entrenamiento en territorio numeronenano. Según los informes todos los mercenarios que se alistaban allí, eran enviados a Al-kadesh, por lo que la invasión total era cuestión de poco tiempo. Una vez superadas las pruebas de acceso y conseguir el destino a Al-kadesh habría que contactar con un hombre que ya estaba infiltrado en la ciudad. La contraseña para entablar el contacto era alistarse como mercenarios de la región de Erebor.
El contacto se daría a conocer con la siguiente pregunta, ¿no será usted de la lejana tierra de Onodrih? Una remota cercana a la ciudad lago. Una vez establecido el contacto sería él quien asumiese el mando.

Todo el camino transcurrió según lo planeado, los harad parecían expertos marineros. Conocían unos cuantos buenos escondites para su barco durante el día. Daban la impresión de que si se dedicaran al contrabando en vez de a la pesca como parecía ser, habrían sido unos profesionales.

Desembarcaron en territorio numeroneanos y al cavo de tres días se hallaban ante las peurtas de Ar Lurbur
La academia se encontraba a las afueras de la ciudad amurallada de Akhand. La Academia estaba rodeada de un muro de piedra de unos 3 metros de alto.
Los nervios salieron a flor de piel, una vez dentro ya no podrían salir. Mas de uno se encomendó a los dioses y dio lo que sería su último paso antes de una posible marcha atras
Dentro se escuchaba un gran alboroto, gritos de mando, armas chocando...
En la puerta uno de los dos guardias indicó la localización de la oficina de alistamiento. En ella un joven numenoreano extrañamente enclenque para ser de esa raza os atiendió sin levantar la mirada de sus papeles. Su voz chillona fue tan desconcertante como su aspecto. Junto a él Había un guardia, custodiando la entrada a la consigna
-‘’Nombre... raza... procedencia...especialidad, etc...’’- su voz sonó lánguida y desagradable y de carrerilla, como si lo hubiera repetido miles de veces :
-‘’Bien, mercenarios. Las reglas son muy simples. Pasareis 3 días a prueba para mostrar vuestras aptitudes. Si éstas convencen a nuestros diligentes instructores gozareis del privilegio de luchar encuadrados en nuestro Glorioso Ejército del Dragón.
Todas vuestras pertenencias, incluido el dinero, armadura, escudos y enseres personales a excepción de las armas en que os decís diestros quedarán aquí confiscadas y almacenadas en Akhand. Os serán devueltas una vez finalicen vuestros servicios en nuestro Glorioso Ejército del Dragón. Si superáis las pruebas se os entregará el uniforme y equipo que os identifica como miembros de nuestro glorioso ejército, y se os informará de vuestro cometido. Entregad estos documentos a alguno de nuestros diligentes instructores y comenzará vuestra instrucción. La paga será de 20 monedas de plata por cada mes de servicio’’.
Ni siquiera se dignó a levantar la vista para ver a los nuevos candidatos.
Fuera observaron a soldados de varias razas entrenando, corriendo, combatiendo...
Cuando entregaron los papeles fueron asignados a un instructor. Resultó llamarse Stinguer, un duro y cabrón dunlendino. Sin preámbulos les indicó el emplazamiento de los barracones y el comedor, así como los distintos horarios. Al día siguiente serían suyos y desearían no haber venido y conocerlo.
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kang
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MensajeTema: la carrera   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeDom Dic 06, 2009 6:33 pm

A la mañana siguiente fueron conducidos al campo de entrenamiento, fuera del campamento. Allí pudieron observar a las tropas regulares nuemroneanas entrenado maniobras de combate. Las relucientes corazas negras refulgían la luz del sol al tiempo que sus pasos y gritos al unísono marcaban una violenta canción. Todo acabó con un severo taconazo que acongojó hasta el propio desierto.

A su lado los mercenarios parecían sabandijas. Stinguer el sargento instructor sonrió ante el espectáculo.
Sin preámbulos y armado con un látigo fue colocando a los hombres de 8 en 8 en la línea de salida de una pista de obstáculos.
La pista empezaba con una cuesta muy empinada y daba paso a un barranco de 8 metros que había que cruzar con una cuerda atada de punta a punta del barranco. Mas de uno extenuado por la carrera cuesta arriba se había precipitado desde la cuerda-puente al fondo del barranquillo lleno de agua para amortiguar la caída.
Tras esto había que bajar corriendo para nadar unos 40 metros contra la corriente del río
Una vez fuera del agua había que trepar unos 5 metros por una cuerda.

Muchos no consiguieron terminar con éxito las pruebas, otros destacaban sobre la mayoría e incluso hubo alguno que se partió el cuello, Suhza se alegró por dentro de aquello.
Ahora les tocaba a ellos. Sus competidores eran un hombre comun, un harad, una mole chata y compacta de apariencia dunlendina y un pequeño pero nervioso oriental que sonreía estúpidamente a todos.
El látigo restalló y todos salieron corriendo, la pluma oriental salió despedida como una saeta, solo Suzha con sus largas piernas y el otro harad le mantenían el ritmo. El resto se había quedado atrás en muy pocos metros. Al llegar a la cuerda solo suzha había mantenido el ritmo frenético del oriental. Pero al pasar por la cuerda el pequeño ojos rasgados le ganaba distancia y como un poseso tras cruzar por la cuerda se lanzó pendiente abajo, era el primero con diferencia.
Mas atrás el resto mantenía otro tipo de competición. Drecon y Ankara iban muy a la par junto con el harad. Terminaron de cruzar la cuerda al tiempo que tanto el oriental y Suhza tomaban aire para comenzar a nadar. La cuesta abajo no permitía parar, cada vez uno tomaba mas velocidad y las piernas amenazaban con doblarse debido al súbito esfuerzo. El harad trastabilló y cayó duramente al suelo. Drecon que lo llevaba justo delante pudo ver como se partía la pierna, uno de los huesos sobresalía por la carne.
-Uno menos- pensó.
Mientras Adnarión que no había trepado por una cuerda en su vida se fue directo al agua a los pocos metros de comenzar. Se maldijo así mismo, así no conseguiría alistarse, tenía que llegar a Al-kadesh a costa de lo que fuese. Sin perder tiempo subió de nuevo la cuesta, esta vez ya no estaba tan fresco como al principio y la cuesta pareció mas inclinada aún. El fornido dunlendino tomaba aire, le sobraban algunos quilos, sus piernas y brazos eran fornidos como troncos al compás de su barriga, que parecía albergar una olla entera dentro. Lo pasó sin problema y otra vez llegó a la cuerda. Esta puso todo su empeño en conseguirlo pero nuevamente fracasó tras unos cuantos metros.
Mientras caía al agua se juro que sería la última.

Mientras el oriental y suszha se lanzaron al agua. Y aunque suzha nadaba poderosamente el oriental le sacaba terreno en cada brazada, con todo llegaron muy igualados al final del río. Salieron para alcanzar las cuerdas. La lagartija peleona oriental trepó como alma que lleva el demonio, la corpulencia del harad esta vez fue un obstáculo, se asía por la cuerda para trepar los quince metros pero no conseguía izarse.
Al rato habían llegado Ankara y después Drecon que había tragado agua. El hombre común tubo que ser rescatado en el agua a pique de ahogarse.
Sin mas Ankara se tomo su tiempo, Suzha se había desfondado y era incapaz de subir por la cuerda, respiró profundamente y se relajo para acometer la trepada.

Adnarión por su parte había llegado a la par del dunlendino que siguió tomándose su tiempo antes de trepar. Esta vez y para su propio asombro cruzó de un tirón por el puente de cuerda. El dunlendino que esperaba ver la caida desde arriba maldijo a algún dios pagana y cruzó con una gracia inusual para ese rollizo cuerpo. Bajaron la cuesta y se internaron en el agua, el gordo rendido se tiró panza arriba a pique del infarto, adnarión nadó con fuerza. Cuando llegó a las cuerdas con el alma en la boca Ankard había arrebatado por la mano el segundo puesto a Zuhza que acabó cuarto en un apretado mano a mano con Drecon
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeJue Dic 10, 2009 8:42 pm

Ancard

Escuela de Maestros
Estaba claro que esto no era una escuela. Al ejercito del Dragon solo entraba gente preparada, tanto fisica, como mentalmente.
La dureza de los instructores era la correcta y eran tratados como soldados que solo les faltaba dar el paso hacia la elite o quedarse en el proceso.
Ese dia Ancard debia de batirse en duelo contra el pequeño oriental, este ya habia demostrado sus cualidades fisicas , siendo el campeon de las numerosas pruebas y algo le decia al de Dagorlad, que no era la primera vez que el del lejano Este se batia en duelo, ademas estaba seguro que ya alguna vez lo habria hecho a muerte, en eso no superaba a Ancard, pero si en destreza, a pesar de que eran 2 buenos espadachines, que basaban su combate en la habilidad mas que en la fuerza.
Ancard se dio cuenta que lo tendria muy dificil, los ojos del oriental , bien le decian que esta prueba la volveria a ganar el pequeño hombre.Estaba contento por volver a batirse aunque solo fuera un entrenamiento, pero maldijo su mala suerte por tener que combatir contra el mas peligroso rival.
Varios diestros movimientos del hombre del Este y un magistral contraataque echo por tierra, la esperanza de poder vencer, asi como su espada. Lo habia desarmado!! . Quedaba confirmado lo que siempre penso: esto no era una escuela, sino el ultimo paso para doctorarse como maestro o quedar en el intento.
-Nos volveremos a ver amigo-Le dijo al oriental, con una media sonrisa.- Pero la proxima vez, no sera tan facil.Creeme-

OFFROL: Ancard quedo segundo en la prueba del "circuito gondoriano"
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kang
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeVie Dic 11, 2009 10:34 am

Adnarión comenzó esta nueva etapa de su vida de la forma más pragmática posible.
Se encontraba rodeado de gente a la que odiaba. Estas mismas personas, este mismo ejercito era el que había acabado con la vida de su familia. Él era el último Scarath. Sentía una repulsión hacia todos ellos como nunca antes había sentido. No solo era el hedor desagradable que desprendían la mayoría de ellos. Era ese egoismo, esas ansias de perpetrar el mal ajeno. Sin duda todo aquello cumplia con los principios contrarios por los que quería acceder a la orden de los caballeros de Narsil.
Tras los inicios Adnarión no se encontraba mal del todo. El primer día había ido bastante mal. Las pruebas físicas habían podido con él, quien parecía incapaz de trepar. Nunca antes se había imaginado que tuviera que hacer cosas como esas; trepar, nadar, etc. Pero nunca está mal aprender una nueva habilidad.
Mas de uno preguntó al sargento para que diablos querrían nadar o trepar en el desierto.

-El enemigo no esperará a que aprendas a escalar sus torres o a atravesar sus fosos, no idiotas. Un soldado ha de estar preparado para todo, el enemigo no va a esperar a reventaros la cabeza, si no estáis listos estáis muertos. Jodidos energúmenos-

El segundo día la cosa había mejorado, el combate era otra cosa, para eso si lo había disciplinado la orden. A su primer enemigo lo habría matado allí mismo; al fin y al cabo algún día se tendría que enfrentar. Pero no podía dejarse llevar por los sentimientos y dejar que lo descubriesen, eso daría al traste con toda la misión y podría llegar a poner fin a la vida de sus compañeros.
Tuvo que luchar también con uno de sus compañeros. Drecon parecía un buen muchacho e intentó no hacerle demasiado daño. Pero cuando vio que Drecon jugaba sucio no pudo contener un ataque directo a la cara que se desvió a la tráquea. En un principio hasta al propio Adnarión se le paró el corazón, con sus conocimientos médicos sabía que ese golpe podía ser mortal. Por ello no tardó en pedirle perdón a su compañero tras el golpe. Aunque no recibió lo propio por el intento de golpe en la entrepierna.
Y es que ese odio hacia todo lo que le rodeaba es lo que hacía que pasara desapercibido y no fuera descubierto por sus enemigos. Aunque a veces se dejase llevar por ello como en este caso.
El siguiente combate fue con el oriental, ya había acabado con dos y demostrado que era un buen contrincante, Adnarión no se confió. Se preparó y resistió como pudo los envites del pequeño adversario pero tras unos cuantos cruces de espada donde el oriental dejó que adnarión se luciera se dejó de galanterías y como hizo con Ankard terminó por desarmarlo con un hábil movimiento de muñeca.
Los inicios no habían sido malos del todo, había que aprender o mejorar algunas habilidades. Y aunque Adnarión demostró su valía con el acero aunque tuvo claro que a todo hay quien gane.

Al día siguiente Stinguer reunió a todos los nuevos reclutas. Junto a él un capitán numeroneano del ejército regular. Ese día lo dedicaron a las maniobras de combate. Tras una breve explicación los reclutas formaron en cuadrado. Las órdenes del ejército numeroneano se daban en adunaico. Para la inmensa mayoría de los reclutas era un idioma desconocido y el desconcierto entre las filas se hizo de notar al cabo de unas cuantas instrucciones.
Tras cuatro horas de movimientos coordinados, ataques, defensas, simulación de retirada y demás casi todos los reclutas estaba exhaustos. Suhza y Adnarión demostraron una perfecta coordinación con las ordenes, a Ankard le costó mas que a sus compañeros, pero tras un rato comenzó a adaptarse a las ordenes en ese idioma, por el contrario Drecon demostró una torpeza solo comparada a la del oriental, ninguno de los dos daba pie con bola. Ese día terminó y a todos les dolían los huesos hasta la medula. Se acostaron pensando si sus esfuerzos habrían valido la pena y serían aceptados en el ejército del dragón.

El sol salió con fuerza ese cuarto día. Stinguer hizo formar a sus reclutas. El gordo dunlendino junto con el hombre común y el harad fueron descartados sin miramientos. Mientras el oriental que había destacado el las pruebas físicas y el combate fue destinado a la unidad de zapadores,Suhza, Ankard y Drecon fueron destinados a la cuarta Sección del Batallón de Asalto a las ordenes de Trevor, un reconocido capitán numeroneano destinado en Al-kadesh
Adnarión que fue ascendido a cabo 1º al mando de sus compañeros. Aunque estaba claro que no había superado las pruebas físicas en su totalidad, demostró una valía con el acero y coordinación con las maniobras de combate excelentes . Se les hizo entrega del uniforme de mercenario, una cota de placas una camisola con el emblema del dragón para superponer encima de la cota, el típico yelmo de Karma el un yelmo de escamas superpuestas, coronado por una cresta de pez en cuero colorado, un petate, una cuerda de 15m, cantimplora, manta, yesca y pedernal y un carcaj con algunas flechas y por supuesto nada de dinero.

Stinguer informó que serían destinados a Al-kadehs, primer bastión de la frontera con el harondor. Sin más se unieron a la fila de doscientos hombres capitaneada por cincuenta regulares más rumbo a Al-kadesh.
El viaje hasta la antigua ciudad estado fue tranquilo. Cinco días bajo el sol abrasador. Solo los regulares marchaban al unísono, a pesar de la coraza negra y todo el petate.
Esos hombres parecían de hierro, estaba claro que habían sido entrenados a conciencia.
La mañana del cuarto día ya se divisaba Al-kadesh. Una columna de humo negro carbón se alzaba cerca de la ciudad, al acercarse mas se pudo distinguir una inmensa pira fuera del muro de madera que rodeaba la antigua ciudad.
Ante las puertas el grupo de mercenarios tubo que esperar a que una hueste de haradan del sur terminase de entrar. Los numeroneanos estaban acaudillando al mayor número de tropas posibles antes de comenzar el asalto final. Los haradan del sur a diferencia de sus primos del norte eran muy grandes y corpulentos. Ademas desde tiempos inmemoriales habían sido tribus dedicadas a la guerra intestina. Nunca había sido un problema para ningún vecino puesto que las tribus rivalizaban unas con otras por hacerse con el control de sus tierras, pero se rumoreaba que un gran líder había reunificado al pueblo negro gracias a la ayuda numeroneana, ahora el gran caudillo del harad del sur estaba devolviendo el favor. Esos guerreros negros estaban ataviados con los huesos de sus victimas, sus yelmos de hierro estaba decorados con la calavera de tigre. Para estos harads la única manera de llegar a ser un hombre era matar a esa poderos bestia con una lanza y un escudo y nada más. Los tambores acompañaban los pasos de estos guerreros negros que no paraban de emitir un espeluznante grito de guerra.
Desde fuera solo se podía observar una torre de piedra dentro de la muralla de madera. Un foso de tres metros de profundidad salpicado de estacas rodeaba la muralla. Estaba claro que los numeroneanos habían reciclado todos los materiales del pueblo para fortificar el campamento.

out roll
si quereis preguntar algo mientras esperaís al que netren las malas bestias negras este es el momento.
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Abdulfin
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeVie Dic 18, 2009 11:34 am

El día comenzó caluroso para el grupo de compañeros al igual que para el resto del campamento, la mañana fue una larga instrucción para poner a los mercenarios a trabajar en grupo y no como simples guerreros, el entrenamiento dejo a muchos hombres casi sin aliento hasta la hora del rancho que fue el único momento en el que ceso el sufrimiento para dar paso a un descanso merecido.
Los compañeros esperaban su turno en la cola recordando lo que habían hecho por la mañana y entre palabra y palabra, con gestos se indicaban la mesa a la cual querían ir para poder hablar mas tranquilamente lejos de oídos inapropiados para sus comentarios, pero alguien perturbo el momento del grupo tocando a Drecon por la espalda por ser el ultimo de ellos…
¿Por casualidad no seréis de Esgaroth? – Dijo el hombre, - puede ser, ¿por? –respondió Drecon, - le había confundido con alguien, perdone - y el hombre empezaba a volver por donde había venido cuando Drecon le contesto, - si, soy de Esgaroth, mas concretamente de Onodrith - , entonces sin mediar mas palabras siguió su camino pero cuando se cruzo con Drecon le paso un trozo de papel doblado que se guardo rápidamente y con algo de disimulo en la bota.
El rancho era el típico para algunos y para otros una comida bastante aceptable para estar en un ejercito de mercenarios. Toda la tarde transcurrió lo placidamente que puede en un campamento militar, ya en la noche, cuando estaban en los barracones, Drecon decidió desvelar el encuentro con el contacto en la resistencia y le dio el papel a Adnarion el cual leyó: - nos encontraremos a la media noche en el barracón del norte, bien lo que tenemos que hacer es ir todos esta noche para que nos conozca –Termino diciendo Adnarion al tiempo q se guardaba la carta, todos estaban atentos a él cuando Ancard dijo: - Yo pienso que debería ir Drecon ya que es al que conoce, es mas si vamos todos puede ser que nos descubran mas fácil y como que no tengo ganas de ser capturado tan pronto, quien me mandaría meterme a mi en esta situación, -Termino pensando; - Tienes razón -Añadió Shuza, - ¿Por qué no vais los dos esta noche?, sois los mas escurridizos de nosotros –Termino diciendo el haradrím y lo concluyo Adnarion - Me gusta tu idea, sea pues que iréis los dos a la media noche al encuentro -.
Cuando llego mas o menos la hora de la mitad de la noche, los 2 compañeros salieron intentando hacer el mínimo ruido posible y la puerta le ayudo en ese menester sin quejarse de la hora a la que la hicieron trabajar, una vez en el patio los ojos volaron en todas direcciones sin encontrar a nadie que pudiera retrasarlos y partieron como sombras, silenciosas y casi ni apreciables, culebras en la noche que salen de caza hasta que al torcer en el barracón del norte encontraron su presa esperándole, cuando llegaron a su altura se saludaron casi en susurros pues era preciso no ser descubiertos.
¿No deberíais ser cuatro? Me informaron de tal dato –Dijo el hombre embozado, - Hemos decidido venir solo nosotros dos para no levantar mucha sospecha en el barracón y para pasar mas inadvertidos, -Respondió Ankard, - Esta bien pensado, seré breve, necesito de vosotros que os infiltréis en el despacho del Comandante y que robéis toda la información que os sea posible, yo trabajo dentro en el servicio de la Torre y os puedo dejar abierta la ventana del segundo piso de la cara sur, es preciso que vayáis los cuatro por si alertarais a los guardias, son duros de pelar, pero antes de las armas me gustaría que huyeseis antes de enfrentaros a ellos, el material que os puedo dejar para esta cometido son unas simples ganzúas, esta misión no deben haber muertes, sino es muy probable que descubran que hay topos en su campo y querrán eliminarlos a toda costa, ¿ alguna pregunta ?, -Finalizó el encapuchado, a lo que Drecon respondió: - Es una misión un tanto peliaguda además de ser muy arriesgada, ¿no sabes cuantos guardias hay ?, - Siempre hay 2 en la puerta principal por dentro que eso es el primer piso, os recomiendo que entréis por el muro sur a la mitad mas o menos, hay un cobertizo que os tapara la caída al otro lado del muro, una vez allí tendréis q llevar cuidado con los centinelas de las 4 torres, ¿ esta claro? Y lo ultimo, tiene que ser mañana, bueno con esto doy finalizada la reunión de hoy, suerte -. Así dejo a los 2 y se encamino hacia el manto oscuro de la noche para desaparecer en el, Drecon y Ankard decidieron hacer lo mismo, poner pies el polvorosa de aquel lugar tan delatador, sus movimientos en la noche simularon al propio viento que pasa sin hacer ruido, pero la puerta del barracón no estaba en su mismo afán de no procurar hacer el mas mínimo ruido, pero Ankard medio en susurros comento: - Que a gusto me he quedado – tratando de disimular la hora de regreso.
A la mañana siguiente, la tropa fue levantada de muy entrada el alba, casi no habían lanzas de luz provenientes del horizonte que iluminaran el patio, todo era gris como los pensamientos de los jóvenes cuando el Capitán de la compañía empezó su discurso: Ha llegado a mis oídos que ciertos topos han salido por la noche, cuando esta prohibido salir en la misma, pues bien ya que sois topos vais a cavar las trincheras de nuevo y como me parecéis una mierda de topos ya que en el desierto no hay, vais a estar limpiado letrinas todo el día y es mas, me voy a asegurar de que el día de hoy se os grave en la memoria a fuego malditas sabandijas, - en verdad hacia falta cavar de nuevo las trincheras de los barracones por la tormenta de arena que hubo el día de ayer, que ya predijo Shuza en la tarde con gran exactitud, acostumbrado a sufrirlas en su aldea natal, ese día seguramente seria uno de los mas duros en cuanto a esfuerzo físico no relacionado con el entrenamiento militar, los compañeros estaban pensando en que mala faena haber sido medio descubiertos, pues cabía la posibilidad de que las guardias fueran incrementadas para que no se volviera a repetir la situación, pero el día fue tan extenuante que se les vino otra idea a la mente, no serian tan estúpidos después del cansancio que habían tenido como para intentar otra vez una salida nocturna; ya en el barracón los cuatro empezaron a decidir como resolver la misión lo mejor posible: Para blandir la espada muy bien Andarion, pero para la misión de esta noche no te veo muy capacitado para ella, - dijo Ankard en tono calmado, - Yo soy de la misma opinión que Ankard, - respondió Drecon, - ¿Tu que opinas Adnarion?, - añadió Shuza, - No me gusta reconocerlo pero es la verdad, no soy bueno ni escalando ni acechando, así que me quedare aquí, solo deciros una cosa, llevad cuidado.
Bien entrada la noche, se decidieron a salir por la puerta, Drecon iba primero, después Shuza y por ultimo Ankard, la puerta esta noche decidió no hacer mucho ruido al ejecutar su labor en el plan, cuando Drecon estaba bajando los escalones se percato de una luz tintineante que llevaba la dirección de su barracón, pero al girarse no vio nadie a su lado, entonces miro hacia la puerta, allí estaban parados y agazapados, Ankard paro rápidamente a Shuza con el brazo diciéndole: - John nos ha visto, esta despierto, seguro que se chivara mañana, - a lo que respondió Shuza: ¿ Estas seguro de eso?, a mi me parece que esta dormido, - Shuza y Drecon se quedaron un poco perplejos al oír a Ankard llamar en voz baja al hombre que estaba dormido: -John, chss, chss, ¿estas despierto?, ¿estas despierto?, - pero este no respondió ya que todo era producto de la imaginación de Ankard, los nervios le estaban jugando una mala pasada pero reacciono cuando vio entrar apresuradamente a Drecon: - Entrad y cerrad la puerta viene guardias, - la puerta quedo abierta de tal manera que solo un rato podría entrar por la rendija, lo cual hizo su papel para no ser descubiertos y saber cuando podían salir para comenzar de nuevo su misión, cuando la luz se hubo marchado volvieron a salir del barracón, pero Ankard seguía con ojo avizor a John, todavía no se creía que no estuviera durmiendo, cual gato nocturno salio el grupo agazapándose en la sombra hasta llegar a la esquina de la muralla, en otro movimiento rápido se colocaron a la altura del cobertizo y como dijo el contacto, justo al saltar el cobertizo cubrió su entrada, Drecon se acerco un poco ruidoso a la esquina del barracón para observar la torre vigía de tal manera que el pudo observar al que estaba mirando en su dirección, este se lamento por su torpeza, estaban a punto de ser descubiertos si cometían otro fallo mas, ahora aun mas los nervios invadían a Drecon, pero casi por instinto retrocedió suave y lentamente, Shuza y Ankard se adelantaron por el otro lado del cobertizo hasta la mitad del mismo, camuflados por la noche observaron las tres torres pero ninguna de ellas vigilaba el patio interior, lo cual hizo mas fácil el rápido susurro de sus pasos hasta la torre, desde abajo se veía la ventana abierta que prometió el encapuchado, la ascensión era algo complicada por el simple hecho de estar pegada a la misma torre que el guardia se asomara hace unos instantes, con algo de esfuerzo por ser todo lo sigilosos posibles llegaron hasta el segundo piso, los hombres mas poderosos del campamento dormían en esas habitaciones, el mas mínimo fallo era seguramente la muerte segura, el comandante y 3 de sus capitanes, el infierno estaba servido si las puertas eran perturbadas, pero por suerte para los intrusos los ronquidos de 1 de ellos era tan poderoso seguramente como su brazo así que pudieron seguir un poco mas tranquilos con su misión, pero al bajar las escaleras para llegar al primer piso encontraron el mayor obstáculo, un guardia numeroneano dormido, la imagen era un poco cómica, ¿Cómo entrar por las puertas sin despertar al toro con piel negra dura como la piedra?, los tres lo tuvieron claro desde que lo vieron, deshacerse de el, pero como se preguntaban, - Lo matamos eso esta claro, ¿ pero que hacemos con el cuerpo ?, - Dijo Drecon, - Eso no esta tan claro, no podemos dejar sangre, también esta complicado lo de matarlo, - Respondió Shuza, después de pensar un rato Ankard dio con la solución: Fácil, lo ahogamos y lo colgamos como si se hubiera suicidado - , poner el plan en marcha fue un poco mas costoso, saltaron sobre el guardia dormido cual tigre agazapado en la espesura, sediento de muerte para su propia supervivencia, Shuza lo agarro por el cuello ya que era el mas grande de los tres, Ankard y Drecon le sujetaron los brazos como buena mente pudieron, después de unos instantes de verdadera resistencia por el guardia, que hizo pensar a los aventureros que se escaparía de sus garras, la vida se le escapo por su ultimo aliento agonizante, ya que la presión de Shuza surgió efecto, después de colgar el cuerpo inerte del guardia se pusieron manos en ganzúa para continuar su arriesgada misión, hasta el momento todo no podía haber salido mejor, ahora solo faltaba abrir las puertas, se decidieron por la que custodiaba el muerto, pero solo encontraron unos cofres, cerraron la puerta y se dirigieron a la por instinto a la puerta de enfrente y esta vez también la suerte le guiño un ojo cuando al abrir la puerta descubrieron que era el despecho del Comandante, en el había un gran mapa de la zona con los movimientos del ejercito en los próximos días, Ankard al estar mas relacionado con mapas y conocedor de la zona se puso a memorizarlo, en la sala había también un escritorio al cual acudieron Shuza y Drecon, con las ganzúas en la mano Drecon empezó con los 3 cajones del escritorio, los cuales le llevo bastante tiempo abrirlos y mas si cabe cerrarlos como estaban antes, cuando hubo abierto el primero encontraron una serie de documentos que Shuza empezó a leerlos y a dictar a Ankard para su traducción pues estaban escritos en adunaico, el segundo cajón tenia una serie de bolsas de cuero con monedas dentro, nada mas verlas Drecon pensó que estarían mejor donde estaban que en su bolsillo, un dinero demasiado peligroso de coger, el leer de los documentos era un trabajo largo y tedioso y dio tiempo a Drecon abrir el ultimo cajón para descubrir la misma estampa que en el segundo cajón, pero esta vez no habían monedas, sino una serie de hiervas, supuestamente curativas, después de cerrar el primer cajón ya que habían terminado después de un buen rato de pasar la información, Drecon dio exhausto las ganzúas a Ankard el cual se dispuso a abrir un cofre grande al lado del escritorio, este también era bastante difícil de abrir, pero no imposible y después de un rato logro descubrir el contenido del cofre, toda la paga del ejercito en monedas de plata y ninguna nota para subirse el sueldo, una faena pensaron los tres, cerrar el cofre también le llevo su tiempo a Ankard, una vez cerrado se encaminaron a la puerta dejándolo todo como estaba, ya que había salido todo tan bien no estaban dispuesto a errar en algo ahora, cerrada la puerta subieron las escaleras hacia el segundo piso sin fijarse nada mas que en el cadáver que todavía se balanceaba un poco, llegaron a la ventana, mirando a través de ella no encontraron vigilancia hacia su posición y en movimientos seguros bajaron por el muro hasta el patio interior, la noche ayudaba a los espías a volver a sus barracones pensaron, sigilosamente se dirigieron otra vez al punto por donde habían accedido al lugar, otra vez tocaba ser felino al escalar el muro, una vez fuera cual alma que se lleva el diablo se movieron en las sombras para llegar a su barracón pero al abrir la puerta esta no hizo el esfuerzo por no descubrir la entrada de los tres haciendo un ruido bastante perceptible para los que dormían en sus camas, Adnarion no había podido pegar ojo pensando que sus compañeros estaban en una misión muy arriesgada y cuando los vio entrar con ese ruido su color de piel se volvió blanco del susto al oír la puerta, su pensamiento es que los iban a descubrir ahora que habían llegado, todo estaba acabado, pero la suerte estaba otra vez de su lado y sin mas reparo que el de Adnarion paso el ruido a perderse en la noche, Shuza se acerco a Adnarion por ser el que mas cerca de el dormía: - Tranquilo, todo esta bien, mañana te contare los detalles, - estas palabras tranquilizaron al dunedain , el cual pudo dormir algo menos intranquilo al igual que sus compañeros.
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Ankalagorn
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeVie Dic 18, 2009 12:12 pm

Ancard cerraba los ojos, pero estaba demasiado nervioso; muchas eran las preguntas:
Habrian dejado alguna huella?
Y si asi era... Shony habia sido testigo de su salida nocturna?
Eso sin duda seria su pena de muerte, la de el y la de sus amigos.
Ese era el consuelo que tenia, que ellos tampoco podrian dormir esta noche y al dia siguiente, si no los habian pillado, la instruccion seria horrible, aunque viendo lo que habian hecho, ese debia ser el menor de sus preocupaciones, aunque si pretendia pegar ojo, ese debia de pasar a ser el principal en su cabeza.
Se pregunto si su tio habria sufrido alguna situacion tan grave como esta en sus años en la armada Gondoriana, aunque lo mas seguro es que no y el en unos pocos dias ya habia puesto su cabeza en juego sin nisiquiera salir de su propio campamento.
-No!- Se dijo mentalmente.-Este no es mi campamento!
Los pensamientos llegaban como un bombardeo de catapultas sobre su cabeza.
-Debo intentar dormir-Se volvio a decir.-Todo ha salido bien. Pero... y las huellas? seguro que hemos dejado huellas y Shony nos ha visto!...

(Tiro por Voluntad para Ancard, para ver si puede al menos dormir un poco y descansar
El miembro 'Ankalagorn' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'dado de 10' : 5, 10, 8, 6 El 10 supongo que sera acierto
)
FInalmente no supo como, Ancard se quedo durmiendo y aunque no tuvo sueños agradables, al no ser la primera vez que ponia su vida en juego, talvez eso le ayudo a mantener la calma y distraer su mente en otras cosas.
OFFROL: Reescribo mi post bajo el de victor ya que va detras en el tiempo.
Felicidades a Victor por el SUPEResfuerzo en escribir ese tochaco
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeVie Dic 18, 2009 9:06 pm

Adnarión estaba preocupado, acaba de despedirse de sus compañeros, que salían sin él a realizar la misión encomendada. Al Dúnadain no le gustaba quedarse fuera, pero él era un aspirante a caballero de Narsil, le habían enseñado el arte de la guerra y la medicina, no a ocultarse y subir por las paredes como un vulgar ladrón.
De todas formas la idea no le gustaba; se sentía excluido y un inútil. Él también quería participar, queria formar parte de la destrucción de todo lo que en ese momento le rodeaba; ese ejército, esa campaña militar, ese enemigo.
La vanidad y la sobervia son perjudiciales para el alma, he hecho lo mejor, haber insistido en ir para poder participar más activamente hubiera puesto en peligro no solo la misión, si no que podían haber sido descubiertos y ahorcados por ello. Ese pensamiento tranquilizó algo más al joven Adnarión, pero no del todo.
Debía aprender a calmar sus impulsos y su fuerza; y sobretodo aprender más habilidades por inútiles, ruines o vulgares que a simple vista pudieran parecer. Comprendía ahora mejor las palabras de uno de sus maestros, "el saber no ocupa lugar"; y es que uno nunca sabe qué va a necesitar en el futuro o cúando va a necesitar algo que ya sabe o tiene.

Off Roll, después de ese hercúleo trabajo, yo también tengo que felicitar a Victor, que no suele escribir, pero cuando lo hace sube el pan
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kang
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeDom Dic 20, 2009 6:01 pm

Adnarión pudo relajarse cuando todoas sus compañeros se acostaron.
sus dudas y temores empezaron a calmarse y tras el frenetico estado de crispación anterior la tranquilidad empezó a mecerolo en un reparador sueño. Poco a poco fue acurrucandose en los brazos de morfeo, pero justo cuando estaba a punto de dormirse del todo una questión lo asalto con fiereza. Su familia, había llegado hasta Al-kadesh y no se había preocupado lo mas minimo de hacer ninguna averiguación.
¿donde estarían los presos? ¿habría habido supervivientes de la toma de la ciudad?
los nervios lo asaltaban de nuevo, su padre podría estar vivo y el solo se preocupaba de que no le desenmascarasen. podría haber preguntado al espia ya infiltrado, o haber intentado sonsacar algo de información por su cuenta, pero no, no había hecho nada. el remordimiento y la angustia empezaron a darle mordiscos su conciencia y durante esa noche Adnarión se flajeló y apenas pudo descansar.

out roll
eru está comlacido y se siente generoso su estimado hijo Drekon es tocado con su benición y recibe 2 puntos espirituales en fe ( ese peazo emilio los merece)
Ankard tambien es bendecido con un punto en fe ( me ha gustado que tirases por el sueño, ha sido original y emprendedor)
para el resto nada sorry
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeMiér Dic 23, 2009 11:33 am

Los compañeros tuvieron un sueño algo intranquilo después de una noche de acción en la sombra, ¿Qué habría pasado con el cadáver que colgaron, habrían sido descubiertos por alguna huella que se dejaron atrás?; el sargento los levanto como todas las mañanas, eso fue un gran alivio para el grupo y la rutina volvió a sus vidas como sino hubiera pasado nada, el fin de semana estaba lejos, pero era el día de la paga y todavía no habían recibido noticias del encapuchado misterioso; al segundo día, el martes por la noche a la hora del rancho los 4 amigos se encontraban en una mesa hablando de sus cosas cuando se sentó el mismo hombre que le diera a Drecon la primera información sobre la resistencia, este se llevo todo lo que pudieron sacar del despacho del Comandante y desde ahí en adelante no obtuvieron mas noticias.
Estaban ansiosos y un poco desquiciados al no saber nada de nada… -Tanta prisa por infiltrarnos en la torre y ahora llevamos 5 días sin saber nada, entonces, ¿para que tanta rapidez en hacer el trabajo? Esto me huele mal -Dijo Ankard malhumorado, -Tranquilo, las cosas de palacio van despacio- Respondió Adnarion intentando tranquilizarlo, -Pero es verdad, no sabemos nada y tanta prisa, esto no me huele nada bien… -Añadió Drecon, era la tarde del sábado cuando el sargento interrumpió sus acaloradas conversaciones, -Señores tengo dos noticias, una buena y otra mala, ¿Cuál queréis primero?, -Dijo gritando y todos respondieron al unísono,- ¡La buena!, - Pues bien esta tarde la tenéis libre, - un gran clamor se oyó en el patio del campamento, - y la mala es que el lunes marchamos a la guerra, así es que mañana divertiros lo que podáis porque seguramente para algunos no habrá mas fiesta,- y con estas palabras se dio media vuelta para seguir con sus quehaceres; los cuatro compañeros se miraron y rápidamente Adnarion fue al encuentro del sargento como alma que lleva el diablo, -Permiso para hablar mi sargento, - Dijo el cabo con el aliento un poco tomado de la carrera, -Habla Adnarion,- ¿A que guerra partimos?, -Bueno como eres el primero que has preguntado te lo diré, nuestros espías han confirmado la presencia de unos cuatrocientos jinetes de la resistencia en un pueblo cercano y vamos a darles caza en un ataque sorpresa, lo que queremos conseguir son sus caballos, así de simple, bueno me marcho que tengo que seguir con mis labores, - y diciendo esto el sargento siguió su camino.
Adnarion volvió apresurado para contarles a sus compañeros, una vez relatadas las mismas palabras que el sargento le dijera Shuza respondió: ¿Y ahora que vamos a hacer?, no podemos avisarles ni nada, los rebeldes están perdidos…, - No te preocupes, no creo que la resistencia caiga tan fácilmente,- Dijo Adnarion intentando suavizar las palabras del haradrim, - Que Eru se apiade de sus almas, -Añadió Ankard en tono bajo como si de un rezo se tratase.
Domingo de Pascua como así lo bautizo Adnarion, ya que era el día de la paga y de poder ir al campamento de “fiestas” que estaba asentado a las afueras del fortín, después de cobrar la moneda de plata fueron con la alegría de un niño al que se le prometió ir a la feria si se portaba bien, unas carpas grandes y pequeñas poblaban un pequeño trozo de desierto, vendedores de telas, de provisiones, mujeres de vida alegre también habitaban los alrededores, pero con un simple vistazo uno tenia claro que no era la mejor manera de gastarse el poco dinero de la paga por su precario estado de salud, pero en la carpa mas grande, se situaba la taberna, con precios algo desorbitados, pero al no haber mas los soldados tenían que conformarse con sus servicios aunque la cerveza era de buena calidad, importada del lejano Gondor, su precio de una moneda de bronce lo valía, en las mesas habían mercenarios, numeroneanos y en una casi en el medio se encontraba el sargento con algún que otro suboficial.
Adnarion vio al sargento después de llegar de su interrogatorio a los vendedores, preguntas les hacia sobre el paradero de los supervivientes del fortín, pero estos como buenos comerciantes habían llegado poco después de la toma del mismo por los numeroneanos, con lo cual volvió con sus amigos con los ánimos un poco mermados pensando que una cerveza podría quitarle el desazón de no obtener una respuesta favorable a sus intereses.
Ankard y Drecon habían ido primero a ver el puesto de esclavos con Adnarion, pensando en hacer un poco de trapicheo, pero los únicos clientes que vieron fueron dos numeroneanos a los cuales decidieron dejarlos tranquilos por posibles agravios hacia sus personas. Shuza los acompañaba en todo momento con su mente distraída en poder saciar sus ansias de placer, pero pensando que no encontraría mujer capaz de soportar el apodo puesto por su regimiento “el desatascador”, llegados a la taberna Drecon, Ankard y Shuza pidieron unas cervezas, Drecon al igual que Shuza se sentaron en una mesa para echar unas partidas a los dados, pero esta en la naturaleza de todo tramposo hacer trampas y en este caso esa naturaleza provenía del ser sentado a la diestra de Shuza, Drecon se sentía agraciado con su “suerte” en la segunda mano que jugaron, todo iba bien hasta que decidió poner en practica sus artimañas en el juego, principiante en el arte del engaño, lo que le costo el enfado de casi todos los jugadores de la mesa…- Bastardo has hecho trampas,- Dijo uno de ellos al mismo tiempo que levantaba la mesa por los aires y desvainando su espada, Drecon pensó que su triquiñuela había surgido efecto pero fue un craso error el exceso de confianza y por esa razón pillo desprevenida la acometida del enfurecido jugador, la espada de su adversario voló rápida hacia su cabeza pero con un reflejo felino apartose para dejar paso al acero el cual siguió su trayectoria hasta golpear el suelo, una vez alejado de el saco su espada de la vaina y en actitud defensiva espero un nuevo golpe de su agresor, Drecon le sugería calmar los ánimos y guardar las armas pero los ojos del mercenario no atendían a razones y otra vez voló rápidamente la espada intentando segar la vida del tramposo, pero Drecon con un movimiento raudo interpuso su acero en la dirección del atacante bloqueando su ataque, entonces decidió que era el momento de atacar, con un golpe descendente intento parar el combate pero la habilidad del adversario era igual a la del tramposo e intercepto su estocada esta vez dirigida a las manos, entonces lleno de ira arremetió con todas sus fuerzas otra vez en dirección a la cabeza de Drecon, el cual ya sabia como pararlo pues parecía un molino repitiendo su movimiento destructor, no fácilmente pudo detener el poderoso ataque pero no tubo que esperar mucho la respuesta el mercenario, una finta bien armada hizo que la defensa del mercenario fuera ineficaz recibiendo un fuerte golpe en la cabeza, el sonido del cráneo rompiéndose en parte fue claro para los que estaban alrededor, la sangre empezó a manar como un río por su cauce medio, sin prisa pero sin pausa, cubriéndole en pocos segundos el rostro en un color carmesí, dolorido el perdedor solo pudo arrodillarse para llevarse las manos a la cabeza, pareció en un momento como si fuese a caer pero su fuerza de voluntad permitió dejarlo en la consciencia… El otro que se dirigía a por Drecon fue interrumpido en su caminar por Adnarion el cual con sabias palabras intento frenar el ímpetu del amigo pero el cual respondió: -Apártate o te aparto, - a la vez que daba una estocada para quitarse de en medio a su adversario, pero el dunedain ya lo esperaba a la defensiva, asiendo su mandoble por la mitad, la espada bajo presta cual rayo, pero la dureza del acero de Adnarion fue suficiente para detener el golpe en seco, aturdido por la incredulidad no vio como el dunedain le mandaba un golpe con el pomo de su arma,-“no quiero matarlo”, pensó mientras su estocada recorría la trayectoria hacia la cabeza, pero en un acto reflejo del mercenario, salto hacia atrás, dejando su cabeza un poco agachada y el pomo fue directo al centro del cráneo, dejándolo en las mismas condiciones que su compañero pero esta vez con menos sangre, ya que no fue con el filo con lo que dio.
-¡Parad ya de una vez, es una orden!, - dijo el sargento en un tono firme y muy enfadado, todos al oír esas palabras se quedaron cual estatua, petrificados, una vez llego el sargento hasta la escena de la pelea vio como Shuza se levantaba del suelo después de haber recogido su moneda, -A ver, ¿Qué demonios ha pasado aquí?, - a lo cual respondió Drecon rápidamente intentando engañarlo: Nada mi sargento, estos hombres decían que yo había echo trampas, cosa que es mentira,- un suboficial miro al interrogado con cara de pocos amigos, pero el sargento asió de la pechera a Drecon y sin mediar palabra le propino un cabezazo a la altura de la nariz que lo habría noqueado estando en condiciones normales, - Fuera de mi vista, a vosotros dos se os ha acabado la fiesta, estáis arrestados en el fortín y como vuelvas a meterte en líos no seré tan blando contigo, ¡FUERAA!, Drecon fue ayudado a salir por Adnarion ya que no podía mantenerse en pie fácilmente debido a los mareos provocados por el golpe en la nariz, una vez fuera de la lona de la posada un extraño agarro por el hombro a Drecon para ayudarlo a caminar, - Gracias por su ay…- intentaba decir Adnarion cuando fue interrumpido por el hombre misterioso: ¿Estáis locos o que os pasa?, teníais que pasar desapercibidos pero con estos numeritos de feria no durareis mucho,- Drecon miro de soslayo al que hablaba reconociéndolo pero sin poder mencionar una palabra debido al dolor, - He de daros malas noticias, partís a una emboscada, los cuatrocientos jinetes son conocedores de vuestra partida, solo pediros una cosa mas, si podéis sabotear de alguna manera la marcha, bienvenida sea,- en ese instante Adnarion protesto: Pero ¿ como van a saber que nosotros somos de la resistencia?,- a lo cual respondió el espía: Lo siento pero no, en una guerra siempre hay daños colaterales y esta vez os ha tocado a vosotros, de verdad que lo siento, pero no esta en mi mano poder hacer nada mas que informaros sobre lo que va a pasar, sino queréis implicaros en la batalla siempre podéis huir, no es lo mas heroico pero sirve para que salvéis el pellejo,- tras unos instantes de reflexión Adnarion dijo: Esta bien, ahora quiero saber un poco de información sobre los presos que hay en el fortín,- acariciándose el mentón respondió: Mmm..., déjame pensar, hay varios presos importantes encarcelados en las mazmorras de la torre que entrasteis el otro día, de vez en cuando sacan a alguno que otro para meterlo en otra celda que supongo que será para interrogarlos pero no estoy seguro, de lo que si estoy seguro es que el que entra allí no vuelve a ser visto, tampoco es que yo sepa mucho mas, solo llevo aquí tres meses y me he podido infiltrar en los trabajos de la torre en el almacén como contable, ósea que solo soy un simple funcionario, no esta en mi mano poder hacer mas por vosotros o por los prisioneros, bueno amigos lo dicho suerte con vuestro cometido,- y dichas estas palabras se perdió en el fortín.
Shuza y Ankard los cuales seguían en la taberna apuraron sus quehaceres ya que sus amigos habían partido de la taberna, Ankard se deleitaba con su cerveza mientras observaba a unos numeroneanos conversando y decidió acercarse un poco más a ellos para ver si podía oír su conversación… Estamos malditos, los muertos nos han maldecido por haberlos quemado y no darles una sepultura digna- dijo uno de ellos, - Cállate, eso solo son cuentos para asustar a los niños,- respondió el que parecía mas fuerte de los tres, - Es verdad, ¿Cómo sino apareció uno ahorcado en la torre del Comandante?, estamos maldecidos,- añadió el tercero, Ankard al oír este dato se acerco un poco mas haciéndoles una pregunta: ¿Maldecidos, un ahorcado, aquí en el fortín?,- Ankard decía estas palabras mientras frenaba las risas internas al oír la conversación, - Si además estamos tan malditos que ya nos estamos pudriendo, se nos cae la piel a tiras,- respondió el segundo en un tono mas asustadizo si cabe que el tercero, -Que te calles ya he dicho, tu vete a beberte la cerveza a otra parte sino quieres problemas,- mientras Ankard se terminaba su cerveza mientras estaba esperando a Shuza el cual tardo mas de la cuenta ya que Adnarion le presto las monedas suficientes para poder saciar sus ansias de lujuria, - Ja ja ja, la mujer quería mas después de lo bien que lo hice la primera vez y el segundo corrió a cuenta de ella, si te digo la verdad creo que me he enamorado, ja ja ja – decía Shuza con una sonrisa de oreja a oreja, -Anda vamos a ver como están estos dos,- le respondió Ankard con un todo preocupado.
Al reunirse los cuatro compañeros y después de relatarle lo comentado con el espía, empezaron a debatir que hacer con sus vidas, - Vale podemos sabotear las carretas con los víveres o el agua rompiéndoles las ruedas,- dijo Adnarion, - Pero eso es muy fácil de reparar, - le respondió Ankard, - ¿Y si envenenamos el agua?,- añadió Shuza, - No tenemos tanto veneno como y tampoco tenemos veneno,- contesto Drecon, - Bueno ya se improvisara algo, pero ¿ que hacemos, nos quedamos o desertamos? Si te digo la verdad prefiero salvar la vida a ir a una muerte segura,- Dijo Adnarion, - Supuestamente hay dos sitios perfectos para que los haradrim nos hagan la emboscada, uno es a tres días de camino en un desfiladero que da a un pequeño valle y otro al cuarto día justo sale que sale el camino de las montañas al valle del pueblo, si esperamos al tercer día para huir es posible que nos pille la emboscada haciendo inútil nuestra deserción, - dijo Ankard recordando los planos de la zona,- Lo mejor será hacerlo el segundo día por la noche pero, ¿a pie o a caballo?. – hablo Shuza en un tono mas bajo por haber escuchado unos pasos que se acercaban, después que tres mercenarios pasaran por al lado del grupo siguieron con sus divagaciones: Propongo ir a pie, los mas simple es a veces lo mas eficaz, si optamos por los caballos es muy probable que decidan perseguirnos por robárselos y también les daríamos la opción a pensar que estamos partiendo para unirnos con el grupo rebelde,- Dijo Ankard, sus compañeros decidieron que seria mejor ir a pie para levantar las menos sospechas posibles y así pareciese que simplemente era una deserción mas, como en otras guerras había pasado, mejor que les tachasen de cobardes que no de espías.
La mañana del lunes empezó con los gritos del sargento, si se le podía decir mañana porque los rayos del sol no habían hecho acto de presencia, una vez reunidos los mil doscientos hombres se les informo de cual seria el plan a seguir, avanzarían tres días por la mañana y los dos restantes por la noche; - A ver tu y tu, venir aquí,- dijo esto señalando a Drecon y Adnarion, - ¿Os creíais que se me había olvidado lo de ayer? Pues va ser que no, así que cargareis con el doble de vuestro equipamiento a ver si por la noche tenéis mas ganas de fiesta,- y diciendo esto fueron cargados cual mula joven, solo un descanso para comer tuvo la compañía para comer el cual fue aprovechado para en secreto buscar venenos para contaminar el agua de las carretas pero no encontraron otra cosa que venenos para el arma y algún laxante, los cuales fueron la mofa de los cuatro amigos a costa de Shuza alias “el desatascador”. En el segundo día la cosa fue un poco mejor para Adnarion y Drecon, los cuales no tuvieron que sufrir otra vez el castigo de ser cargados con el doble de peso, lo cual hizo que a la noche llegaran un poco mas descansados, Ankard en la parada de la comida tuvo otra vez a la suerte de cara obteniendo otra dosis del veneno que encontrase el día anterior, al igual que Adnarion, una vez en la oscuridad de la noche los cuatro compañeros decidieron cambiar de barracón pero no obtuvieron suerte en el cometido para su mejor huida, ya en la noche profunda decidieron partir para su deserción y el primero que lo intento fue Ankard, al cual la guardia lo pillo, pero con hábiles palabras pudo volver a su barracón y como se dice “el que la sigue la consigue” y fue a la segunda cuando paso sin ser avistado por la guardia del campamento, le siguió Shuza, pero con el mismo éxito fallido a la primera, pero como Ankard en su segundo intento resulto ser el bueno, le tocaba el turno a Drecon, el cual por suerte no obtuvo un encuentro con la guardia y pudo pasar inadvertido y por ultimo fue Adnarion, el cual a sorpresa de todos paso por detrás de la guardia como el que va a tranquilo por la vida y sin reparo de nadie, una vez reunidos los cuatro decidieron partir a la Torre del Manantial, al ultimo bastión de la resistencia Haradrim.
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeMar Dic 29, 2009 11:22 pm

Aventura 28/12/2009

Abrió los ojos exhausto por el temor, el corazón le latía a velocidad de vértigo, algo parecía oprimirle el pecho con la fuerza del pisotón de un mumak. Sus peores supersticiones aparecieron ante sí, muertos que caminan entre los vivos, muertos que no pueden morir.

La huida parecía todo un éxito, habíamos dejado atrás a nuestros posibles perseguidores y la zona de las arenas movedizas nos favorecía claramente, todo parecía ir por perfecto cuando de repente se escuchó un grito:

- Ayudaaaaaaaa!!!! – gritó Adnarion tapado por las arenas hasta media cintura, el muy iluso intentaba salir pero el movimiento lo hundía más aun.

En menos de un minuto lo conseguimos sacar, no sin esfuerzo y grandes pérdidas… su arma.
Algo olía mal en el ambiente, una enorme tormenta de arena se estaba formando, pero las tormentas no deberían venir de aquella dirección, Drecon dijo que podía tratarse de magia y a Suhza se le pusieron los pelos de punta solo de pensarlo.

- La magia no existe – dijo Suhza malhumorado – Debemos encontrar un refugio lo antes posible o las arenas del desierto serán nuestra tumba.

Tras otear todos los alrededores, Ankard consiguió descubrir una cueva perfecta para el descanso. Pronto, nos movimos en aquella dirección pero Adnarion vio algo en la roca, una huella de gran tamaño, lo que quiera que fuese es muy posible que nos esperase dentro. Buscamos algo a lo que prender fuego para poder iluminar el interior de la cueva para poder entrar, dentro pudimos escuchar el rugido de una “gato” del tamaño de un caballo, entre sus garras tenía su presa, la cual no parecía querer soltar. Sin pensárselo dos veces la fiera se abalanzó contra Drecon abriéndole una importante herida en el pecho para posteriormente huir dejando su huella en nuestro compañero. Su recuperación fue espectacular aunque se desperdició más agua de la necesaria.

A la mañana siguiente, la sorpresa fue tremenda, los peores temores de todos se habían hecho realidad, la tormenta había sepultado las arenas movedizas y ahora parecían perfectamente transitables para los caballos. Quizás la magia si que tenía algo que ver en esto.

Partieron raudos hacía la Torre del Manantial, pero algo llamo su atención en la dirección que caminaban, ya no quedaba arena en el suelo, solo la roca pelada en la que un día hubo arena, además ante si parecía levantarse un edificio que debió permanecer sepultado durante siglos, quizás milenios. Obviamente, la curiosidad nos hizo acercarnos a el y como no, buscar la manera de entrar, a pesar, de que los extraños símbolos no invitaban del todo a entrar. Tras trepar por la fachada y entrar por la ventana, una enorme figura humanoide que daba mala espina estaba frente a nosotros. Pasamos esa sala sin problema alguno, simplemente hubo que destrozar la puerta y el estruendo de la misma pudo despertar a los muertos (nunca mejor dicho). En la siguiente sala había una puerta flanqueada por dos estatuas a modo de columna, que al intentar abrir la puerta comenzaron a moverse y no parecían querer invitarnos a entrar, Suhza no dudo ni un momento en guardar las respectivas distancias, y sus compañeros hubieron de persuadirle y convencerle para llevar a cabo el plan de Drecon, en el momento que las estatuas separasen sus brazos del techo debían empujarlas para tirarlas y que se rompiesen contra el suelo. La coordinación fue perfecta y ambas estatuas se hicieron añicos.

Un cruce de pasillos, y en al final del pasillo central una puerta nos anunciaba la necesidad de un libro para poder abrirla. El siguiente escoyo fue sin duda el peor de todos, Ankard y Drecon, en sus ansias por toquetearlo todo decidieron explorar unas tumbas que había en una de las salas, sin dudarlo ni un segundo Suhza se fue de la sala diciendo: no se debe perturbar el sueño de los muertos y Adnarion lo siguió. Tras haber caminado unos metros un gran grito vino de la sala de las tumbas y ambos acudimos, uno de los muertos se había levantado, estaba malherido en la espalda pero seguía moviéndose como si nada, sus golpes eran certeros y más de uno vio pasar su vida por delante. Suhza dio un tremendo golpe con el mandoble en la cabeza de aquella criatura del inframundo que debió habérsela destrozado, no debió seguir en pie, pero la criatura siguió su paso ahora si, algo más titubeante. Al final hinco las rodillas en el suelo, pero como no, otra vez la curiosidad hizo que se levantasen dos más que nos tuvieron contra las cuerdas. Suhza se encontraba encerrado en una contradicción interna, ¿habría vencido su miedo a la Oscuridad?

Decidieron ir a la sala de enfrente en busca del libro y allí estaba, al intentar penetrar en la sala un tremendo shock dio al suelo con tres de nosotros, primero fue Suhza, luego Ankard y Adnarion. Tremendas convulsiones de puro terror sacudieron sus cuerpos, haciéndoles perder incluso parte de su cordura. Pero, en un esfuerzo casi heróico, Drecon consiguió entrar y recoger la llave (el libro). Tras salir del shock conseguimos abrir la puerta y ver lo que allí se escondía, algo malo parecía avecinarse por lo que pudieron ver en las inscripciones de aquella piedra.
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeVie Ene 01, 2010 8:03 pm

Las fuerzas de las tinieblas se habian alzado para ensombrecer el mundo. Asi lo decian aquellos escritos sacrilegos y para dejarlo claro, los muertos se habian levantado de sus tumbas.
Se preguntaba si su tio habria visto algo parecido... seguro que no o se lo habria contado. Su tio la historia mas formidable que vivio fue aquella de aquel supuesto demonio con forma de humano que no dormia y que le perdono la vida , cuando descubrio las alegrias y miserias de los humanos.
Ancard estaba orgulloso con su reaccion, habia actuado como un valiente ante el mal sobrenatural y aunque no pudo resistir aquella voz magica ,malvada, de ultratumba, se habia portado como se portaba un valeroso hombre.
No le importaba si sus compañeros apoyaban o no lo de saquear tumbas malditas, su curiosidad y ganas de riqueza eran muy superior para reconocer si estaba mal lo que hacia.Al fin y al cabo, para que querian aquellos muertos vivientes sus pertenencias?
Ancard miro fijamente su nueva espada. A pesar de la cantidad de siglos que habia estado en aquella cripta, se mantenia brillante y preciosa, sin duda tenia algo de especial y ademas parecia que pesaba menos, igual que el escudo.
- Con esto, si que seremos peligrosos jejeje, y si alguien se cruza en nuestro camino para impedir nuestro destino...- Sonrio maliciosamente mientras pensaba.-Señores...-Dijo-Creo que hemos sido elegidos por el todopoderoso Eru y sus valar para llevar a cabo una importante mision, que el mundo no caiga en las sombras una vez mas!

OFFROL: talvez cambie mi destino de puntos espirituales
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MensajeTema: Re: (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeMar Ene 05, 2010 10:42 am

OFFROL: Paso a relatar de manera resumida lo que ocurrio en la ultima aventura para que el Dj no se encuentre perdido.

Al salir del templo oscuro, repleto de criptas y tumbas, los aventureros siguieron su camino hacia la Torre del manantial, cuando de repente en el horizonte vieron una pequeña figura cavando entre 2 palmeras. Al acercarse se dieron cuenta de que se trataba de un enano. Las preguntas se empezaron a suceder:
-Que haces aqui?
-Cavo-Respondio el enano tranquilamente.
-Que buscas?
-No os incumbe.-Volvio a responder.
-Eres un enano?
-Los enanos no existen... como los gnomos o los elfos. Soy una persona pequeña.
Tras este encuentro unas figuras aparecieron en el horizonte. El pequeño enano(Los enanos no existen... como los gnomos o los elfos) que se presento con el nombre de Zeodrin,pido ayuda a los aventureros por 5 monedas de oro para cada1 , si le ayudaban a deshacerse de las personas que se acercaban, segun decia, les habia robado un mapa que le llevaba a una figurita que estaba buscando en ese momento. Zeodrin les convencio diciendole que se trataban de violadores,asesinos y... ladrones.
Tras la negociacion ,aceptaron el trato y se deshacieron de los asesinos que no eran otros que los hermanos Cabeza de Plomo, supuestos malechores de la zona.
Tras consultar al enano descubrieron que un mercado ambulante se encontraba cerca de la zona , en un pequeño oasis y alli se dirigirian para conseguir su recopensa. La excavacion termino y sacaron un cofre, dentro de este hallaron una figurita de un caballero con una inscripcion en elfico, que el enano tradujo : "el dragon negro" , "Ankalagon".
La figura de color negro era de un metal desconocido para los aventureros y segun el enano antiquisimo.
Al llegar al mercado el enano intercambiaria la figurita por el dinero a un rico mercader que poseia una carroza ,grande y de lujo tirada por 4 caballos ,aparcada en el mercado.
El enano se introdujo en el carro pidiendo a los aventureros que esperaran fuera. Asi lo hicieron , pero al no salir el enano los aventureros entraron. Dentro habian 2 hombres, el mercader y un enorme negro del harad que hacia las funciones de guardaespaldas. Estos hombres defendian que el enano los habia estafado y que habia salido por una trampilla situada bajo la carroza y asi se la mostraron. Pero los aventureros no del todo convencidos decidieron aprovechar el barullo y gritos del mercado para acabar con la vida del mercader y su secuaz.
El combate fue duro ya que la carroza era reducida y el mastodonte sureño iba provisto para la lucha en ese diminuto lugar, con su espada corta y a estocadas cortas haria mucho mas daño que las armas largas que usaban los aventurerosy asi ocurrio: se encaro contra los 4. Adnarion vio a Eru una vez y se prometio asi mismo no volverlo a ver en mucho tiempo.Mientras 4 dedos de espada corta penetro a Shuza en el bajovientre. La situacion era complicada, el arma corta parecia una maquina trituradora, mientras las armas largas se mostraban pesadas y torpes en tan reducido lugar ,pero el gigante negro cometio el error de ayudar a su jefe ,ya moribundo por un espadazo de Adnarion y mientras hincaba la espada con virulencia en el escudo de este ultimo , Drecon aprovecho para atacar por el flanco y penetrar el cerebro del sureño.
La aventura acabo con una recompensa que consiguieron en joyas valoradas en 10 MO para cada uno y un amigo enano que nunca olvidarian. Este ultimo siguio su camino con una pequeña estatuilla de eog del Dragon Negro, cosa que nadie supo nunca...¿jamas?
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MensajeTema: capitulo cerrado   (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur Icon_minitimeMar Ene 05, 2010 12:54 pm

ese capitulo se ha cerrado pero antes voy a reparir puntos
Suhza por lo anteriormente escrito eru le concede un punto extra en fe
ankard se le concede 3 puntos uno por la aventura y dos mas por cada texto total 3
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