Segundo Acto. Capitulo XVIII. La larga travesía del Bosque Verde

Otra vez nos volviamos a separar de Omar, otra vez teniamos que ir a buscar nuestros propios problemas, y encima nuestro guia nos encontraria a nosotros, cosa que no me extrañaba nada. Mi imaginacion habia dado vueltas sobre este asunto, aniñadamente pensaba en que el guia seria un elfo, pero las leyendas decian que habian desaparecido hace mucho tiempo. Sin embargo tambien pensabamos que los enanos habian desaparecido y ante nosotros teniamos a uno, y no uno cualquiera, sino de las primeras edades.

Este mundo en el que habiamos llegado a parar a traves de las puertas, nos retenia aqui por un unico motivo, Frank, por lo menos ese era mi unico objetivo en mi vida, y seguramente en la mente de mis hermanos estaria el mismo. Ahora nos encaminabamos hacia el temido Bosque Negro, antiguamente llamado Bosque Verde, teniamos bastantes antidotos contra el veneno de las arañas, pero toda precaucion en este bosque era poca.

A lo lejos se podia ver la gran manta verde que se perdia por el horizonte, ahi nos esperaba nuestro siguiente paso para nuestro entrenamiento, y la verdad es que no se me estaba ocurriendo ningun discurso para aunar a esos pueblos en nuestra empresa, nosotros queriamos erradicar a los orcos, pero pensandolo bien, esas gentes supuestamente salvajes, tendrian que abandonar su libertad para arrasar a unos enemigos que no les habian molestado severamente, asi que todo se resolveria cuando llegaramos.

Bringwor estaba muy silencioso ultimamente.Simplemente Se limitaba a observar, pero no llegaba a comprender algunas cosas de las que ocurrian, como las continuas apariciones y desapariciones de Omar... que seria lo que hacia ese hombre cada vez que se ausentaba. Lo cierto es que no era de su incumbencia y tampoco le debia de obsesionar tanto ese tipo de cosas, con o sin Omar, el y sus hermanos sabian cuidarse solos, ya hacia muchas lunas y muchos mundos que Bringwor y los suyos se habian convertido en hombres, obligados por la necesidad de la supervivencia. Los monstruos habian dejado de formar parte de sus pesadillas para convertirse en enemigos reales, hasta tal punto que habia dejado de tener miedo a la propia muerte... Mapas? Marcas en los planos? guias? compañia? que mas daba, con ayudas o sin ayudas, Bringwor continuaria su camino por el mundo, solo o acompañado, con ejercitos o sin ellos, despacito y sin apenas descanso, llegaria un dia en el que el, se plantaria a pocos centimetros de Frank y acabaria con el.

-Ay! Frank!-Penso el grandullon- no sabes lo que esta pasando , lo que se esta fraguando, ni te lo imaginas! si lo supieses no habria dia en el que no vivieses con miedo... y eso es lo que mas lamento en este momento...que no vivas cada dia vigilando tu espalda, aterrorizado, sabedor que en cualquier momento Bringwor te hara postrarte ante el.

-Vamos Bringwor! -Dijo Dimmu, despertando de sus pensamientos a su hermano- Hay que seguir.
EL breve descanso habia terminado. Bringwor cogio sus cosas sin mediar palabra, como habia estado ultimamente y continuo conduciendo a pie, a Bestia... en silencio.

El bosque verde. Había oido historias acerca de él. De lo que había sido antaño. Ahora no tenía ni idea. Pero si hacía siglos era un lugar peligroso, ahora en un mundo caótico sería mucho más.
En cualquier caso, atravesarlo no me generaba mayor inquietud que cualquier otra cosa a la que nos enfrentabamos cada día. Hacía tiempo que cada día era una aventura. La aventura de vivir, de sobrevivir. La aventura de crear un ejército. De unir a los hombres para acabar con el orco.
No había temor si no esperanza en mi corazón. El hecho que casi todo lo hicieramos solos me estaba llenando de confianza en nosotros. Omar nos acompañaba, pero fuimos nosotros solos quienes atravesamos el submundo de Exaroth, fuimos nosotros los que acabamos con bestias enormes y fuertes, fuimos nosotros los que reclutamos una treintena de hombres. Omar no nos ayudó en esos momentos.
Ahora seríamos nosotros los que atravesásemos el bosque verde. Seríamos nosotros los que unieramos a las tribus del este y por supuesto, seremos nosotros los que regresomos para acabar con Frank y su horda de orcos.

Cuando escuche el grito de mis hermanos, en lo unico que pense era en como poder salir mas rapido de aquel sitio, ubique rapidamente de donde procedia sus gritos he intente ver si quedaban cerca los caballos para poder salir los mas rapido posible de este problema. Rapidamente me di cuenta que no era posible cojer a los caballos y llevarlos a mis hermanos, eso supodria perder mas tiempo para ir a ayudarlos, y como estaba claro, eran mas importantes mis hermanos que los caballos.

Habiamos sido atacados por criaturas dispares, pero esta se escapaba a nuestro concimiento, mataron a sus crias, las cuales no deberian estar en este bosque y menos cazando para alimentarse, pero eso era lo unico que hacian. La madre enfurecida nos ataco, una lagartija de unos quince metros, algo bestial para nosotros, y ya habíamos abatido a seres de fuerzas descomunales, pero se veia que una madre a la cual, habian matado a sus vástagos era mas que suficiente como para dar una fuerza descontrolada. Montaña habia podido cortar aquella enorme pata de aquel reptil, pero no fue suficiente. La batalla la teniamos perdida, ya pensaba que ibamos a ser pasto de sus fauces, pero como de un milagro se tratase, aparecio el señor del bosque, un enorme oso negro intercepto al sauro, cerrando su boca para darnos tiempo a escapar. Me quede unos segundos para ver como era la nueva batalla, sin duda aquel oso podia exterminarnos a todos en un suspiro.

Todavia me sentia asqueado de oler aquella sangre putrefacata en mi armadura, habia partido por la mitad a aquella araña, y me habia salpicado su sangre por todo su cuerpo, y todavia no habia podido limpiarla a fondo. De repente aparecio un hombre en medio del camino, se dio a conocer como el hijo de Beor, Grimbeorn, y de no ser por el no habiamos podido salir con vida de esas fauces.

- Pido perdon por las palabras de mi hermano, si ellas le han podido ofender, pues nosotros esperabamos el guia al principio del bosque, y estos dias que habiamos pasado aqui nos han crispado un poco el humor. Creo que hablo por todos cuando digo que es de buen agrado que el hijo del Señor del Bosque nos guie en estra travesia la cual queremos llegar a su fianl sanos y salvos.

El hombre-oso se veia una persona a la cual parecia no gustarle mucho la presencia humana, y como bien nos dijo Steiner mas tarde, que este hombre era de una raza humana un tanto peculiar, segun habia leido a estos medio hombres medio osos, no le gustaba la vida de los pueblos, mas bien la vida que pueda llevar un oso, amigo de los animales y del los bosques, asi que teniamos que llevar en cuanta los gustos de este guia, me dije. Lo mas sensato seria no increpar a nuestro guia...

Los hombros me ardían. Literalmente me quemaban. Ya no podía aguantar más mis armas en vilo. Los golpes se hacían cada vez más débiles. Desesperados. Sin apenas efecto alguno.
La desesperación de invadía. Cada segundo era un ataque mortal hacia alguno de mis hermanos o de Iturin, a quien había llegado a estimar tanto como a mis propios hermanos. Y yo no tenía fuerzas para detenerlo.
Entonces ocurrió. La bestia lanzo un ataque demoledor contra mi hermano Dimmu, quien surcó el cielo y fue a parar a un lugar lejos del alcance de mi vista. Dimmu estaba muerto seguro. Antes ya había lanzado a mi hermano Einer, y casi muere por ello. Pero este golpe fue mucho más fuerte.
La rabia se apoderó de mí. Lancé un golpe descomunal. Atravesé la carne hasta el hueso. Y la bestia, con un grito de dolor se giró hacia mí.
No me asustaba. Ya habíamso combatido con seres así con anterioridad. Incluso minutos antes habíamos acabado con sus crías. Ese era el motivo de tanta rabia hacia nosotros. La bestía, de al menos cinco metros de altuna y una boca monstruosa, me mordio. Atravesó mi armadura incluso mi escudo. Y me lanzó lejos. Habría sido una mordedura mortal. Me habría partido por la mitad. Pero Arazor me salvó una vez más.
No sé cuanto tiempo estuve así, pero cuando abrí los ojos me pareció ver a Dimmu en pie. Me alcé y vi como Bingwor hacía frente junto a Iturin a este maldito ser. "Utiliza tu nuevo poder Bringwor" le grité. Y así hizo. Mi hermano amputó una pata de esa criatura. Por fin llegaba la alegría. No venceríamos por la fuerza, lo haríamos usando la cabeza.
"Ahora, corred cada uno para un lado. No puede seguirnos. Esta coja. Dejad que se desangre"
Entonces la pesadilla volvió a empezar. La bestia seguía a mi hermano. Bringwor no podía escapar. Iturin volvió sobre sus pasos para hacerle frente. Yo no contaba con el favor de Arazor. Pero mi hermano era más valioso que mi vida.
A partir de ése momento, sabía que cada segundo podría ser terrible para cualqueira de nosotros. Entonces un gran oso aparaceió, haciendo frente a la criatura. No era un oso normal. Era terriblemente grande. En éste bosque todo parecía gigante. Las arañas eras del tamaño de perros. Este monstruo con aspecto de lagartija, medía cinco metros. Y el oso era casi tan grande o más que ésta criatura. Lo que si estaba claro es que era más fuerte. La tenía inmovilizada. Era nuestra oportunidad de escapar y así lo hicimos.

Salimos lo más rápido de allí. Tenía claro por donde había que ir y así lo indiqué. Tome el mando de la sitúación y todos obedecían. Einer cablagaba conmigo. Bringwor iba en su caballo, pues le era imposible caminar. Y Dimmu e Iturin iban en el caballo de Einer.

A poca distancia nos encontramos de nuevo con el oso, quien se perdió en la espesura del bosque. Apareciendo al poco por el mismo camino un hombre de barba poblada. Mi nervios estaban a flor de piel. Sabía, en mi fuero interno, que se trataba de una vieja raza llamada beornida. Que esta raza se podía tranformar en oso. Y era él el que nos había salvado. Pero a qué precio. Dimmu y yo casi morimos. Bringwor apenas podía caminar. Hubier sido todo más sencillo, pero no, había que esperar a que él nos encontrara. Pues casi nos encuentra muertos.
Mi respuesta fue algo descortes, y cuando ya más calmado pude reaccionar, así lo hice.
"Disculpa mi tono. Pero todo habría sido más fácil de otra manera. Casi matan a mis hermanos que es lo que más me ha alterado. Pero espero que perdone mi salida de tono, nada habitual en mí. Acepte, en segundo lugar, mi gratitud, pues sé que es usted quien nos ha salvado. Y en tercero, presentarme. Soy Steiner, y estos son mis hermanos Einer, Dimmu y Bingwor. El pequeñín es Iturin. Un amigo de la familia. Se podría considerar un primo cercano"

Era como cortar las patas traseras de 10 vacas juntas. El nuevo poder del que lo habia dotado Arazor era demoledor y la pata del dragon del bosque se separo del resto de su cuerpo como si hubiese desmembrado a un pequeño gorrion...
Aun asi Bringwor observo con horror, como la criatura seguia en pie y se cebaba con el. Ya habia visitado recientemente a su DIos y la gracia de este habia querido que siguiese en este mundo, por lo que no queria volver a tener que implorar su perdon, de una manera tan seguida, aun asi, veia como la bestia no cejaba en querer acabar con el, con todos sus hermanos fuera de combate y la poca ayuda que ofrecia un Iturin , ya muy melmado fisicamente.
Acepto por impotencia que su fin estaba cerca como el de sus hermanos. La criatura , diria casi que absurdamente, se mantenia en pie sobre una sola pata, apoyada por su podersa cola, pero aun asi era capaz de golpear con esta ultima, como un latigo gigante y mantenerse en equilibrio. Parecia una pesadilla, pero era real y mas aun , como cuando intentaban huir y la bestia con su unica pata les daba alcance, a uno tras otro, sin duda la criatura tenia algun don divino, asi como una inteligencia casi humana y perversa.
Afortunadamente con la llegada de aquel misterioso ser, un hombre oso de gran tamaño, todo acabo y pudimos salir victoriosos una vez mas.
Parecio que le molesto algo que dijo Steiner, cosa de la que yo no me percate.
Me sentia de mal humor, ademas de agotado y Steiner me hizo un favor al prsentarse y prsentarme por el, no me apetecia nada tener que hablar con ese nuevo "amigo", que si mi instinto estaba en lo cierto, seria nuestro guia y conocido de Omar.

Una cosa estaba clara, el pequeño puede con el grande pero con las armas adecuadas. Y esta vez cometi el error de escoger mal mi arma. Eso era lo que pensaba mientras esa maldita arácnida gigante me tenia entre sus patas, apretando mi cuerpo con una fuerza descomunal. Mi juicio se nublaba a la vez que mi rostro se tornaba de un color azulaceo a causa de la presion. Su aguijon quiso traspasarme varias veces, pero gracias a Fill y a mi pequeño tamaño le costaba acertar con toda su fuerza. Justo cuando iba a perder el conocimiento por falta de aire, aparecio un mandoble que termino con la vida de ese malevolo ser, Montaña como no. Pronto pude comprender que si mi araña me hubiera acertado bien, la gracia de Arazör se hubiera esfumado, pues una si dio de pleno en la pierna de Steiner, traspasandola e inyectando su veneno.

Rapidamente Iturin le quito la armadura dañada a mi hermano, - Ya tengo trabajo- fue lo que le escuche entre el frotar de sus manos, a ese enano le encantaba estar todo el dia liado con su yunque. Los nervios me queria comer por dentro, pero tenia que actuar con calma, pues la vida de mi hermano estaba en mis manos. La cura no era complicada, asi que no podia hacer otra cosa que tener serenidad ante tal heria, el veneno, como un rio desvordado, se extendia rapidamente por su pierna, las gotas de sudor se resbalaban por mi frente como lluvia. Al fin termine de vendarle la herida, a mi ya se me habian gastado las vendas con Bringwor, asi que tome prestadas las de Steiner, mire de nuevo mi faltriquera, ya me solo me quedaba una hierba para limpiar las heridas, eso de no saber forrajear me llevaba de cabeza, siempre teniendo que pedir el favor a mis hermanos, aunque no creo que les molestase mucho pues era un bien comun.

Siempre habia admirado a Steiner por su mente prodigiosa para el estudio, pero habia algo que le perdia en ocasiones, su gran bocaza. Habiamos sido capturados por aquellos hombres de madera de los que, nos habia hablado el hobre oso, estabamos en sus dominios y la emboscada fue perfecta, de unas cervatanas nos disparaban unos huevos de pajaro, con un polvo que nos hacia dormir como bebes, lo malo era al despertar, las nauseas y el mal estar que dejaban era muy eficaz para sus intenciones. Estabamos encerrados en unas celdas en el pueblo de estos humanos que, se cortaban las orejas, en forma de punta, y esas preguntas que hizo Steiner al jefe de la tribu no le hizo ninguna gracia. Ellos no se consideraban humanos, y mi hermano le repitio tres veces ,- entonces, ¿que sois?-, con lo cual se lo llevaron a otra parte del poblado. Tubimos que hacer un trato con el rey de los hombres de madera, pues este llevaba una corona de madera con adornos. Su hija pequeña habia sido capturada hacia nada mas que un dia, y la casualidad hizo creer a estas gentes que nosotros habiamos sido los culpables. Nosotros dijimos que la salvariamos de lo que fuera que la hubiese raptado a cambio de la vida de Steiner.

Preguntamos al chico que habia sido el ultimo en ver a la niña. Pronto encontramos unas huellas estañas, unas de botas, y estos hombres de maderan iban descalzos. Grimbeor se transformo en oso para seguir el rastro, lo seguia con suma facilidad pero nos llevaban un dia de ventaja. Al caer la noche nos comento que habia un olor peculiar y bastante putrido, eran orcos a lo que seguiamos, y asi tambien pudo escucharlo el hombre de madera que nos acompañaba. Que estupido fui al hacer ese tipo de preguntas, como una niña tan pequeña se podia haber fugado con su amante, vaya ridiculez, pero claro, tampoco sabia la edad de la niña ... - Chisss, una cueva delante y las huellas nos llevan hacia alli, preparaos-. Esas fueron las palabras que me sacaron de mis pensamientos. La hora de exterminar mas orcos habia llegado.

Cautelosos entramos en la cueva, que estaba iluminade tenuemente de manera natural, la claridad se adentraba por unas grietas, todavia en mis pesadillas recordaba, los mundos de Exarotz, y eso hacia que me despertara entre sudores frios y con sobresaltos. Habia adquirido una mania por haber estado en esos mundo, cada vez que nos metiamos en una gruta, ahora siempre miraba a ver si habia techo. Pronto nos encontramos con un pequeño grupo de orcos, que matamos rapidamente. Como cueva orca, todo olia a mierda, Bringwor seguramente era el que peor lo pasaba en estos lugares, su olfato no era humano. Seguimos adelante y Dimmu nos hizo el alto, en una gran cavidad encontramos un numero mayor de orcos, pero estos estaban haciendo lo que mas le gustaba, que era pelearse entre ellos, y la pelea termino cuando un orco saco su cimitarra y le atraveso el corazon a otro, entonces todos los demas empezaron a asestarle puñaladas al asesino, un espectaculo tipico de los orcos. - Ahora que estan cansados-, dijo Iturin, y en segundos la decena de orcos quedo reducida a una montonera de cadaveres. Pero no habiamos encontrado a la niña, asi que nuestro camino proseguia .....

STEINER.
Salía de una para ir a otra. Conseguíamos acabar con las arañas. Todo era cuestión de confianza. Tarde o temprano alguno de nosotros acababa con todas ellas y nos aplicaba el antídoto a su veneno. Gracias a Omar cruzaríamos este bosque sin problemas.
Entonces nos encontramos con una emboscada. Aunque parecía algo increible, nuestro guía parecía perdido.
"No estoy perdido. Solo que ésto no debería estar aquí"
Unos hombrecillos nos dispararon con cerbatanas. No creí que hubiera problema alguno. Las agujas no atravesarían nuestras armaduras y sería muy fácil protegernos la cara con los escudos. Pero entonces comprobamos que no eran agujas lo que disparaban, si no, bolas con unos extraños polvos que nos dejaban inconsciente. De hecho, fuí el último en caer en el insconsciente.

Pudimos despertar sanos y desarmados en unas jaulas toscas. Sería fácil derribarlas, pero había guardias y posiblemente todo un ejército tras ellos. Había que recuperar las armas. Mis intentos por negociar no fueron fructíferos. Aunque pronto llegó el líder, que sí hablaba nuestra lengua. Nos acusaba de secuestrar a su hija. Menos mal. Todo era un malentendido, podríamos disuadirlos e incluso ayudarlos. Con algo de suerte incluso se unirían a nuestra causa.
"No tenéis que temer de nosotros. No hemos secuestrado a nadie. Tal vez fueran orcos. Como hombres que somos, son nuestro enemigo común. Soltadnos y os ayudaremos"
"Aquí no hay orcos. Y no somos humanos"
Se trataba de una panda de chalados. La cosa se estaba complicando. Sería bueno conocer qué clase de raza creían ser. Se recortaban las orejas a modo de los elfos, o incluso de los orcos. Aunque habían dicho que no había orcos. Puede que al declararme humano nos haya puesto en peligro
"¿No sois humanos?"
"NO", parecían enfadados con la pregunta. Había que averigüar qué creían ser. Compararlos con humanos los irritaba.
"Si no sois humanos ¿qué sois?" La pregunta los enfureció más. No hay que razonar con locos, pero me dí cuenta de mi error tarde. Los palos venían por todas partes, por más que intenté defenderme me fue imposible. Pronto volví a caer en la inconsciencia.

DIMMU
No sé por qué mi hermano hizo lo que hizo. Pero tuve que tomar el control de la conversación. Pudimos negociar buscar a la hija del líder y traerla de vuelta a cambio de la vida de mi hermano Steiner.
Ahora rezo porque la chiquilla esté con vida e intacta. De lo contrario perderemos a mi hermano.

Encontramos huellas de orcos. Era buena señal en parte. La chica no sería forzada, pero tal vez no estuviera con vida.
En pocos metros encotramos su guarida. Era cuestión de entrar. Estaba muy nervioso y excitado. Quería acabar cuanto antes. Teníamos que recuperar rápidamente a la chica o nuestro hermano moriría. Con nosotros venía uno de los hombres del pueblo. Así vería que no eramos culpables de este secuestro. La cuestión es si lo comprenderían en el poblado. Si lo comprendería su padre. Si no era así, la sangre correría...por ambos lados.