Segundo Acto. Capitulo XVI. Partida hacia el lejano Este.

Todo iba de mal en peor. Algunas veces sentia que Arazör me miraba fijamente, que seguia mis pasos, y cada vez me ponia pruebas mas dificiles. El ya sabia que no era un guerrero muy fuerte, y por eso siempre me ponia en los aprietos mas graves. Y esta vez no fue menos. Mi flecha voló atravesando el ojo de aquellos no muertos, o como Montaña les decia, Zondis. Presto saque la espada atravesando desde el hombro hasta el estomago del zondi, pero no fue suficiente para pararlo.

Tres se me echaron encima, intente forcejear, pero fue en vano. No se como pudieron quitarme el yelmo, como se las ingeniaron, pero solo tube una oportunidad, sin pensarlo le propine un cabezazo al primero que intento morderme que lo hizo retroceder, pero habían dos mas, y la gracia de mi dios se fue con ese mordisco. Suerte que Steiner vino en mi ayuda y pudo librarme de mis cadenas de zondis.

Pero lo que vi despues fue lo peor. Humanos matando, violando y haciendo el mal a otros humanos. Esto se estaba convirtiendo en una rutina que no me gustaba ni a mi, ni a mis hermanos. Rapido nos hicimos de un grupo de supuestos monjes que estaban violando a una mujer atada en un altar. Por su marido poco pudimos hacer, estaba muerto por dentro, los vomitos de sangre asi nos lo hicieron saber.

Cada vez se me quitaban mas las ganas de seguir adelante, ¿ Es que solo ibamos a encontrar maldad humana a cada pasa que andabamos?, si esto era una prueba de Arazör, estaba siendo la mas dura de todas, pues a donde queriamos ir, supuestamente eran mas salvajes que los de estas tierras, todo se estaba oscureciendo en mi corazon .....

Cada vez dudaba mas. Realmente habiamos salido de aquellos subterraneos malditos, en los que nos habiamos metido hacia ya largos meses o años?
Yo no estaba totalmente seguro, ni mucho menos.
Los muertos se volvian a levantar. Los humanos no parecian humanos y si seres poseidos por algun tipo de demonio.
Aun asi, algo habia cambiado... volvia a sentirme vivo. Tal vez eran aquellos humanos poseidos, los que estaban viviendo su propio infierno de Exaroth, esperando que gente como yo liberara su alma. Tampoco me importaba mucho, ni me sentia como mis hermanos. La situacion me parecia en cierto modo indiferente, pues sabia, que yo mismo podria ser peor que esos demonios, mi mente no me torturaba por lo malvado que podia ser el hombre, Nosotros tampoco eramos unas hermanitas del Templo de la luz, y yo menos, por lo que me dedique a lo que mejor sabia hacer... matar.

Cuando acabo todo , no me moleste en ver como se encontraban aquellas personas prisioneras, ya lo harian mis hermanos. Nuestras vidas eran mas importantes, por lo que me dedique a volver a por Bestia y de paso estar atento a los alrededores, por si recibiamos algun ataque por sorpresa. De lo demas se encanragarian Steiner, Omar o Einer... el dia que no estuvieran tendria que hacerlo yo... o no. Tal vez ya no quedaba nada de humano en mi y ahora tan solo era un animal salvaje. Al fin y al cabo, nunca habia sentido arrepentimiento, por haber matado, asi que... por que iba a sentirme mal por lo que hacian los seres humanos ?
En mi mente solo habia un dolor, puede que el ultimo resquicio de humanidad en mi: No poder vengar a mis padres.

El entierro del hombre fue rápido. Omar apremiaba a que descansásemos. Pero yo tenía un sentido del deber inculcado muy dentro.
Todo hombre debe ser enterrado; y más un hombre como éste, que lo más probable fuera uno de los pocos humanos con escrúpulos en éste mundo.
Tuvimos que utilizar nuestros escudos para cavar.
Al terminar, Einer dijo unas palabras.
Ahora tocaba comer y descansar. Tal vez lo más apremiante hubiera sido encaminarnos al pueblo a rescatar al resto de niños. Pero lo más sensato era descansar y alimentarse; el día de mañana sería duro. Al fin y al cabo puede que el resto de monjes no sospeche y crea que sus compañeros se lo están pasando bien durante toda la noche.
"Haremos guardias. Por si vienen los compañeros de éstos despreciables. Además alimentaremos las llamas con sus cuerpos. Aún no sabemos porqué los muertos se levantan como en el pueblo de al lado. Lo mejor será que éstos cadáveres no nos den sorpresas. Yo hago la primera guardia".
Y así, tras mi cena, hice mi primera guardia. Como un antigüo paladín. Escudo en ristre, espada fuera y el yelmo calado.

¡ Oh Arazör!, acoje a este hombre que va de camino al descanso del guerrero pues intento defender hasta el ultimo momento lo que el apreciaba de esta vida. Esas fueron las palabras que dedique al muerto. No lo conociamos de nada, pero seguramente todos habriamos actuado igual.

Omar nos pedia cautela, pues bien era cierto que habiamos visto muchas cosas en poco tiempo, poco nos asombraba ya que un "simple" humano no ardiera como tenia que arde, seguramente estos ya estaban endemoniados. Habia que exterminarlos, y mañana iriamos a erradicar a esos malditos monjes.

No sabiamos lo que la mañana nos iba a deparar, pero estando al lado de mis hermanos, todo iria bien para nosotros y mal para ellos. Habia que salvar la prole de esta pobre mujer, y bien sabe Arazör que los salvariamos sanos y enteros. Y entre estos pensamientos cerre mis ojos para poder descansar hasta que mis hermanos me llamaran para relevarlos en la guardia.

Las guardias casi siempre eran aburridas, asi que me dispuse a hacer recuento de mi armamento. Solo me quedaban cuatro flechas, tendria que adquirir pronto mas municion, pero lo malo es que no sabia de donde podia sacarlas por estos paramos, espero que en el pueblo despues de llevar a cabo nuestra mision pueda abastecerme .....

Nos acercabamos al lugar indicado por la mujer antes de morir. Teniamos que vengarla, pues ya había sufrido suficiente; y era un buen ensayo para nuestra propia venganza.
Le comenté a mis hermanos que lo mejor sería dejar los caballos apartados y que yo me acercase de forma furtiva para investigar el lugar. Ver sus entradas, sus defensas, incluso el número de monjes.
Dimmu quería acompañarme, no era una mala idea; al fin y al cabo, era casi tan silencioso como yo.
Con la información que aportásemos podriamos traza un plan. Yo llevaba las dos capas sustraidas a los monjes, así podríamos incluso infiltrarnos.
Había muchos planes por hacer, pero necesitabamos la información.....saber cómo era el lugar al que pretendíamos entrar y el enemigo al que nos enfrentábamos.
Solo era una corazonada, pero el aspecto de los cuerpos de los monjes, me hacía pensar que entre ellos y los muertos vivientes había algún tipo de relación.

Lo mio no era pensar, tan solo actuar, era por ello que no conocia la palabra remordimiento.
Cuando Dimmu me dijo que troceara muertos, trocee... cuando me dijo que cavase, cave... no sabia por que, pero tampoco me importaba mucho, yo conocia bien mi rol en este equipo.
Mientras mis hermanos trazaban un plan, yo acicalaba mis manos con mi boca. Las uñas ya me habian crecido tanto que empezaban a molestarme cuando me ponia los guantes y daba cuenta de ellas a mordiscos. De fondo escuchaba las voces de Dimmu, Steiner y Omar, pero sonaban como distantes. Me di cuenta que la misma atencion ponia Iturin, cuando me fije en el; 5 pasos mas para alla, el enano comenzaba a desenvolver su saco de dormir; en ese momento me di cuenta que tenia mas en comun, con el que con mis propios hermanos... aunque pensandolo bien, si los seres a los que planeaban defender fuesen enanos, seria Iturin el que prestase mas atencion, yo por el contrario, seguiria tan absorto como lo estaba ahora. Entonces... que era yo?
Estaba claro que mis hermanos preparaban una matanza "monjil" y eso me gustaba... que era yo?
Pues lo que todo el mundo pensaba... un animal.

Omar y Dimmu comentanban lo peligroso del plan. Si algo salía mal seríamos dos contra no se sabía cuantos.
Yo contemplaba al resto de mis hermanos y a Iturin. Einer parecía aborto en sus pensamientos, él era el filósofo, el "pensador" del grupo; siempre sopesando cosas e incluso viendo riesgos o ventajas que nadie más veía, por muy absurdas que pudieran parecer.
Iturin se preparaba para dormir. Era un buen compañero. No importaba lo que estuvieramos planeando, él simplemente se apuntaría. Había cambiado una vida eterna encerrado, por ésta incertidumbre de poder morir en cualquier momento por nosotros. Eso me gustaba.
Bringwor parecía comer algo que tenía entre las manos. Pero no alcanzaba a ver qué. Mi hermano estaba tranquilo. No le alteraba nada. A Bringwor solo había que decirle haz esto, y lo hacía. No importaba qué. Podías decirle que cargara contra un dragón y él lo haría. Si algún día faltaramos, estaba seguro que optaría por dos opciones; o ir a ver a Savath para que lo ayudase a matar a Frank, o directamente se presentaría en las puertas de Gondor, matando cuanto orco se le pusiera por delante, hasta llegar a Frank.
Con cualquiera de ellos, nuestro plan final sería cumplido.
"El riesgo es grande. Como todo. Pero estoy decidido a ir. Algunos de vosotros podríais esperar vestidos de monjes para entrar y ayudarnos llegado el caso. La cosa está clara. No creo que sean rivales para nosotros. Podríamos llegar a la puerta y acabar con ellos poco a poco. Pero como has dicho, matarían a los niños, y éso ya lo he vivido en mis carnes y es doloroso. Intentemos hacer las cosas bien. Si sacamos a los niños podremos volver y machacarlos sin piedad."
Podía correr el riesgo. Me sentía prescindible. Pero mis hermanos. Mis hermanos no. Ellos eran imprescindibles.

Después de el submundo de Exaroth nunca seríamos los mismos.
El mundo seguía lleno de su habitual maldad, pese a ser ya un mundo de orcos. El hombre siempre es generoso para con otros hombres, a la hora de participarle de dolor, sufrimiento y miseria.
Yo me había eregido a mi mismo lider de una cruzada por el bien. Me alegraba comprobar que mis hermanos me seguían. Tener un fin de venganza no impedía que por el camino pudieramos mejorar este miserable mundo.
Llegamos al pueblo e inspeccionamos el templo donde se escondía nuestro enemigo. Después de comprobar todo lo que necesitabamos volvimos al campamento, en el que habíamos dejado a Bringwor, Iturin y Omar, junto con los caballos.
"¿Os habeis fijado?" comentó Einer. Nuestra cara debió ser de extrañeza, pues sin respuesta continuó "Ese templo tiene las mismas dimensiones que el hueco que había en el pueblo de los muertos vivientes. Allí donde faltaba una construcción"
Sin duda había alguna conexión, algo en común, entre los muertos vivientes y éstos monjes.

El plan era sencillo. Einer, Omar, Dimmu y yo, treparíamos y entraríamos por las ventanas. Desde dentro abriríamos la puerta para que entrasen Bringwor e Iturin. No podíamos arriesgar a un ataque frontal puesto que, pese a estar totalmente convencidos de ser mejores combatientes, la falta de escrúpulos de éstos individuos llevaría a la muerte a los dos niños.
Todo fue bien, pero al bajar por una escalera de caracol sentí otra vez estar allí....en aquel averno.....cuando llegué abajo, vi una vasta extensión de bosque. Me puse nervioso. Perdí el control sobre mi mismo. Corrí escaleras arriba. Quería llegar otra vez al pasillo y bajar. Entraríamos por la puerta. Los niños no importaban. Estaba asustado. La escalera no terminaba. Mis hermanos me seguían, así que esto no era una alucinación mía. Ellos también la veían.
"¿Dónde está Omar?" Preguntó Dimmu. Omar no estaba. Había que afrontar los hechos. Tomé aire y baje. Al llegar abajo, el bosque había desaparecido. Omar nos miraba con mala cara. Pero no era momento de explicaciones. Había cuatro seres esperandonos. Esta última experiencia me había desesperado. Me lance sobre ellos. Sabía que no tenían ninguna oportunidad. Los partiría igual que había partido a sus compañeros en el bosque.
Pero éstos resultaron ser otros seres. Altos, muy altos. Delgados y muy fuertes. Casi pierdo la vida y tuvo que ser Einer quien me salvara la vida.
Acabamos con más seres como éstos antes de poder abrir la puerta para que Bringwor e Iturin nos ayudasen. Hasta apareció un escorpión gigante. No fue rival para Bringwor.
Por fin el jefe de todos. Lanzó un rayo de fuego. Pero el resto lo rodeamos y apaleamos como el animal que era.

Todo había salido bien. Los niños estaban a salvo. Pero ¿era esto un final feliz? Los cuatro hermanos se reunieron por fin. Estaban felices de verse. Pero eran huérfanos en un mundo extraño.
Después de lo vivido, solo lamentaba no saber qué relación entre muertos vivientes y estos monjes podría haber. Y que no seríamos los mismos después de haber entrado en aquel extraño submundo.

Bringwor

La filosofia Bringworiana.

Estaba todo preparado. Dejamos los caballos con los niños. Podrian haberlos llevado a su casa, pero decidieron no moverse de aquel lugar del bosque, justo en el linde, que separaba el pueblo de la arboleda, tal vez sentian miedo de volver a su casa y de encontrarse con aquellos monstruos que tanto daño le habian hecho, pero los envidie, en ese momento los envidie y casi preferi dejarlos solos a su suerte y que se las apañasen, simplemente porque ellos si obtendrian la venganza contra aquellos que mataron a sus padres, esta misma noche; mientras los mios, aun aguardaban la suya desde el mas alla, para poder seguir su camino en paz.Era muy injusto. Pero lo realmente terrible de aquello era que eso que sentia estaba en mi condicion humana, es por ello que me llevo a pensar en mi naturaleza, mi ser animal era mas puro que el de cualquier sentido humano. Entonces de que podian quejarse mis hermanos? si el mundo estaba asi... si los humanos estaban asi... no era por otra razon que la condicion del propio hombre. Eran tal y como eran los humanos. Eran tal y como eramos nosotros en el fondo.
No veia ninguna novedad en el mundo.
La envidia, el egoismo, la corrupcion, la avaricia... todo estaba en nosotros, solo tratabamos de ocultarlo con acciones heroicas.



Estuvimos esperando un buen rato, cuando los demas se colaron por la ventana de aquel extraño y feo edificio. Iturin comenzaba a estar desesperado, algo extraño en alguien que llevaba toda una eternidad encerrado en una jaula. No paraba de dar vueltas, como una fiera enjaulada y preguntar si veia algo o si la puerta se estaba abriendo. Yo esperaba sin dejar de fijar mi mirada directamente a la puerta, confiando fielmente en la habilidad de mis hermanos. Sabia que tarde o temprano la puerta se abriria y comenzaria la sangria.

Demonios, nigromantes, muertos vivientes ... el mundo estaba lleno de un mal que no podia ser erradicado en ningun momento, y ese mal era el hombre en si mismo. Era una realidad que no podiamos disipar, siempre deseaba lo que no tenia, y sino vivia una vida vacia, sin hacer nada por nadie. Pero algunas veces, raras ocasiones, encontrabas gente muy diferente, Savath era una prueba de ello, el mismo Iturim, aunque fuera de otra raza, incluso Omar, siempre tan estricto y a veces arrogante, se habian convertido en seres queridos para nosotros, cada uno a su manera.

Al contrario que estos ultimos, casi siempre estabamos encontrando sujetos que eran el mal y se guiaban en su oscuro sendero. Prueba de ello fue ver como habia convertido un pueblo vivo, en uno no muerto, el pueblo de al lado al de estos crios que intentabamos salvar y a los cuales ibamos a vengar la muerte de sus seres queridos, seguramente iban a hacer lo mismo en este, para aumentar su poder maligno y propagarlo, como si el mundo no estuviera ya bastante podrido.

Cuando entramos al templo, la maldad nos invadio a todos, menos a Omar, el cual no fue encantado por un maleficio, y ese maleficio desperto en nosotros un miedo que todavia no sabiamos que existia, el miedo a estar de nuevo en los mundos de Exaroth, ver las escaleras de caracol nos hizo entrar en un pequeño estado de shock, asi mas facil pudo entrar la ilusion a nuestros ojos, cuando vimos un inmenso bosque al terminar las escaleras, y aquella risa la volvimos a oir, tan clara y nitida como aquel entonces, adelante a Steiner y tropece con Dimmu al intentar correr escalones arriba, la sensacion que tuve fue que no se acababan las escaleras, mi desesperacion iba en aumento.

Decidimos bajar de nuevo, el cuerpo me temblaba, podia oir claramente como mi armadura hacia el ruido que produce un niño golpeando una cacerola como si fuera un tambor. Al llegar abajo solo encotramos a Omar mirandonos con la cara que se mira al que hace alguna estupidez, y sus palabras asi lo confirmaron, -¿Que haceis idiotas?-, cuando escuche eso comprendi que habiamos sido engañados por un maleficio, caro nos podia haber costado si al final hubiera habido una trampa. Al entrar a la planta baja del templo, empezamos a escuchar un canto de invocacion, acto seguido unos monjes se desgarraron la tuinica y aparecieron unos demonios que nos atacaron, comprobé lo fuertes que eran cuando uno de ellos me incrusto su espada en el yelmo, otra vez tenia que dar las gracias a Fill, siempre lo llevabamos en la memoria en este tipo de situaciones, mas tarde le pediria a Iturim que me arreglara el estropicio. Seguimos adelante, la sangre me tapaba un ojo, me levante la visera y cuando me quite los restos de sangre vi como se acercaban mas demonios, esta vez no me pillaron por sorpresa.

Pero la invocacion no eran los monjes, sino un enorme escorpion que salio del roseton que habia en la pared trasera del edificio, escalo hasta el techo que lo golpeo con tanta fuerza que unos cascotes golpearon a algunos, y cayo desde el techo ese gigantesco insecto, poco duro ante Bringwar, que era como llamaba Montaña a su espadon, el enano dijo que la parte de abajo era su punto debil, Montaña pensaba otra cosa, todo su cuerpo era su punto debil, solo que habia que darle bien fuerte, y asi fue como su cabeza quedo partida por la mitad. El nigromante encolerizado salio corriendo a hurtadillas desde la escalera de caracol hacia el porton abierto del templo. Rapido lo rodeamos y cual rata acorralada se dispuso a defenderse, su brazo ardia en llamas, lo vi claro, mi lanza volo como un rayo antes de que su brazo se alzara acumulando fuego en su palma, pero mi fuerza no era la de Montaña, asi que recibi esa bola de fuego, la cual casi me chamusca vivo. Despues de matarlo Omar descubrio que pertenecia a una antigua hermandad de nigromantes, que el pensaba que ya habia desaparecido en el tiempo.

Por un momento se me paso la idea de preguntarle a Omar de averiguar donde se encontraban esto mal nacidos e ir a aniquilarlos para que no pudieran sembrar mas la oscuridad, por un momento casi pierdo mi norte, por un momento casi olvido a lo que habiamos venido a hacer por estos lares, por un momento casi olvido mi determinacion, la de matar a Frank y vengar a mis seres queridos, por un momento casi no sabia si estaba volviendome un ser con un solo pensamiento, que vivia por ese sentimiento de rabia y dolor, que no queria otra cosa en este mundo que sostener la cabeza de ese orco entre mis manos. ¿ Y despues que?. Solo sabia que cuando eso pasase, lo averiguaria ......

Omar se separó sin dar mucha explicaciones.
Viajamos rumbo sur tal y como nos dijo. En busca de una flor antivenenos. Solo tardamos una jornada en llegar al lugar. Y tardamos relativamente poco en encontrar la flor.
No seguiamos camino alguno, así que, cuando uno se cruzó delante nuestra lo seguimos. El camino terminaba en un bosque, un bosque frondoso y espeso. Pudimos comprobar que en realidad, el bosque había deborado al camino. Hacía años que nadie transcurria por allí.
Sin pensarlo dos veces, nos bajamos de los caballos y nos adentramos en el bosque. Necesitabamos refugio, pues una gran tormenta se avecinaba.
El cielo no tardó en abrirse y como si un río transcurriera por los cielos, cayó un caudal propio del fin del mundo.
Entre la oscuridad y el diluvio, pudimos intuir formas. Seres que corrían. Parecían huir de algo. ¿Pero de qué...? Sin dar más tiempo a pensar, un orco se estrelló contra mi hermano Einer, y otro contra Dimmu. Rápidamente mis hermanos dieron cuenta de ellos. Ibamos a ayudar, cuando un orco más se estrelló contra mí. Le propiné tal golpe con mi escudo que a buen seguro no se levantaría nunca más.
Nos colocamos en formación de combate. Efectivamente, al igual que del cielo caía agua, de la oscuridad surgían orcos como si los escupieran.
Al final, llegó lo que podría ser una patrulla, un grupo. Iturin nos alertó. Pero parecían estar más preocupados por algo que por nosotros. Dos de ellos se toparon con nuestros hermanos. Bringwor los esperaba con el mandoble levantado para que se ensartaran. Así ocurrió. Ahora eramos tres contra cinco. Huirían sin duda. Pero, en lugar de éso, se lanzaron contra nosotros.
Paró la lluvia, y el goteo de orcos. Einer registró a los muertos y salvo alguna moneda de bronce, solo encontró una barra de incienso humeda.

Tras media jornada de caminar, mis hermanos y yo llegamos a un gran valle. A lo lejos se veía un pueblo de grandes dimensiones. Sin empalizada. Pero bordeando el bosque, una serie de torres que parecían deshabitadas. Parecían, hasta que una de ellas comenzó a emitir el sonido de una campana. Tres golpes seguidos y callaba. Otros tres y paraba. Así sucesivamente. En pueblo parecía tener vida. Nos acercamos......volvíamos a encontrar civilización, pero....serían civilizados o como el resto de hombres que nos había encontrado hasta ahora.

Off Roll. Podeis postear pero en el nuevo capitulo que me están abriendo. Yo no sé. He hecho ya una descripción de cómo llegar, así que espero post de sentimientos e impresiones de los pjs. No hace falta que seguiais describiendo. Vamos, que podeis hacerlo, pero un poquito de esfuerzo. En cuanto lo hagais podremos seguir adelante, si posteais todos la conversación del templo la puedo hacer por post.

Los mapas nos serían de gran ayuda. Sobretodo el que indicaba las poblaciones del Khand. Pero lo que apremiaba ahora era cruzar el bosque negro. Muchas advertencias acerca del bosque. Muchas prevenciones, como la de buscar incansablemente un antídoto ante veneno de araña. Parecía que no creyesen que pudieramos atravesar éste bosque. Pero desde que atravesamos el mundo de Exaroth, me veía capacitado para cruzar cualquier cosa.
Además, teníamos un "guía". Pero era guía o niñera. Daba igual, mejor llevar a alguien que conociera el terreno que ir solos. Éste era el problema inmediato. Después nos preocuparíamos sobre nuestros modales para con los salvajes. Ya se dibujaba en mi mente una idea para unirlos. Pero cada problema a su tiempo.
Solo me quedaba una duda
"¿Cómo y dónde encontraremos a ése guia?" le pregunté a Omar.