Capitulo XII. La Cima de las Tormentas

Ungoliant Cantidad de envíos : 2823 Fecha de inscripción : 27/04/2009

La oscuridad se cernia sobre todos. Tan solo las 2 antorchas del grupo llevadas por Bringwor y Einer daban algo de luz. Los pasillos que se abrian paso a traves de la roca se retorcian como una sola rama seca de un viejo arbol, que posiblemente se uniria a otras ramas secas mas adelante, pero por el momento solo habia un camino que seguir y eso era, si podia decirse, bueno.
De repente un gruñido en bajo tono llamo la atencion del grupo. Bringwor sobresaltado se giro a un costado alumbrando con la antorcha, el lugar desde donde parecia haber escuchado ese gruñido; todos lo vieron. Una sombra escurridiza y veloz se escondio entre los recovecos oscuros del lugar, mientras lanzaba uno de esos sonidos guturales, pero en tan baja frecuencia, que no sabian si lo que escucharon era producido por ese ser o por alguno de ellos, con algun roce de sus atuendos, al igual que la rapida sombra, podria ser producida por alguna proyeccion de ellos mismos sobre la roca; lo que si era claro y evidente, mas por intuicion que otra cosa, era que estaban siendo observados, pero por quien?
- Eso es lo que me ha parecido escuchar antes cuando estaba solo, antes de caer- DIjo Steiner.
- Son imaginaciones nuestras- Respondio Einer- En estos lugares, cualquier sonido o sombra, producido por nosotros mismos, parecen monstruos.
- Esa sombra se ha escabullido- Dijo Bringwor.
-Callad! - Replico Dimmu. Todos callaron por un momento y agudizaron los sentidos.
-Que pasa? - Susurro Bringwor al no apreciar nada.
-Calla!- VOlvio a replicar Dimmu con otro susurro.
-Algo se mueve ahi delante- Dijo Einer.
Bringwor lanzo su antorcha mas adelante. De repente observaron a varios seres oscuros que se acercaban sigilosamente hacia ellos.
"Mi hermano mantiene tratos con criaturas oscuras"
Las palabras de Fill resonaron en la cabeza de Steiner en ese preciso momento.
-Bueno...igual no son imaginaciones- Dijo Einer

Continuara.

OFF: Podeis ya ir pensando que hacer... y si quereis escribir. Si no, luego os pongo la continuacion y continuamos la escena.

Tema: Re: Capitulo XII. La Cima de las Tormentas Sáb Jul 28, 2012 10:33 am

Me dolía todo el cuerpo y la cabeza. Los golpes y mi fallo en el hechizo habían hecho mucha mella en mí.
Pero aún podía pensar. Pensar era lo único que nos sacaría de allí. Ya lo había dicho Fill. Evitar todo enfrentamiento físico con mi hermano.
Aunque a lo que nos enfrentabamos ahora no era un gigante, si no, sus criaturas oscuras.
Oscuras....
Eso era. Estas criaturas parecían tener repulsión por la luz. Solo había que colocar una barrera de luz.
"Rápido. Encender antorchas y colocarlas en el suelo a modo de barrera. Las criaturas no se atreverán a pasar"
Entonces lo recordé. La primera criatura la había visto en el techo.
"Vigilad techo y paredes, puede que intenten pasar por ahí"
"¿Y qué se supone que vamos a conseguir así?" preguntó Bringwor.
"De momento ganar tiempo. Y según cómo se comporten podremos hacerles frente o bien avanzar hasta la puerta del gigante evitando que nos ataquen"
Las antorchas encenderían rápidamente al usar las ya encendidas. Ahora era cuestión de ver qué pasaba y si ésa estrategia funcionaba.

Tema: Re: Capitulo XII. La Cima de las Tormentas Mar Ago 28, 2012 2:13 pm

Dimmu

La oscuridad se cernía ante nosotros, por primera vez en mi corta vida hice uso de la magia, la sensación fue maravillosa, pude sentir como me alimentaba de aquellas extrañas fuerzas y energías que nos rodeaban, pero que no todos éramos capaces de captar y hacer uso de ellas. Conjuré aquel hechizo, nervioso y atenazado en parte por hacer uso de aquellos maravillosos poderes cuya senda nos había mostrado Savath, pero si algo me ponía realmente nervioso, era el ver el efecto que un fallo al invocar estos poderes podía tener en nosotros, mi hermano Steiner lo había vivido en sus propias carnes y por lo que contaba no debía de ser para nada agradable.

Todo fue tan sencillo como pronunciar aquel hechizo que tanto esfuerzo costó aprender y volver a abrir los ojos, para comprobar que allí donde había una oscuridad plena, pasaba ahora a ser un lugar donde todo se podía ver perfectamente. La sensación era realmente extraña, pero la emoción era tan grande que hizo temblar mis piernas, mis hermanos no pudieron comprobarlo por suerte, ellos no veían en aquel negro agujero.

Las sombras venían a por nosotros, por momentos mi sensación era la de estar profundizando en el Averno, un lugar oscuro y frío, nada acogedor, el olor a humedad era cada vez más desagradable y mi único deseo era abandonar cuanto antes aquel maldito lugar. Aquellos seres, demonios, espíritus atormentados o lo que Dios quisiera que fuesen, parecían estar enamorados de la luz, así lo demostraban cada vez que nos veían hacer algún movimiento con cualquier objeto que emitiese algo de luz, las antorchas, la Estela Carmesí, los chispazos en las armaduras,... no sabíamos si eran hostiles o simplemente sentían admiración por algo tan absurdo como la luz de una antorcha. Tampoco los dejamos demostrarlo, nosotros fuimos hostiles con aquellas criaturas que habrían acongojado a más de uno, pero nada pudieron hacer con nosotros y eliminamos a cuantos nos salieron al paso.

Obviamente, alguien debía comandar aquellos extraños seres, hasta su caída no conseguiríamos que parasen de aparecer más y más de estas criaturas. No tardó demasiado en mostrarse, un demonio mayor que los demás, un más que digno rival que mandó por los aires a mi hermano Steiner y que tan solo duró un golpe de la lanza de Einer, un golpe magistral al pecho de la bestia que dio con sus huesos en el suelo.

Continuamos nuestro camino, cada vez más adentro de aquel lugar infernal y nauseabundo, cada vez más cerca de nuestro destino “no os enfrentéis a él en lucha directa” las palabras de Fill resonaban una y otra vez en mi cabeza. Al parecer ya estábamos cerca y decidí mandarme a explorar usando aquellos poderes que Savath nos había enseñado, haciendo que mis ojos pudiesen ver en la oscuridad. Llegué hasta la caverna donde a buen seguro vivía el hermano de Fill, pero no lograba localizarlo, mi movimiento fue lo suficientemente sigiloso como para evitar ser detectado por el gigante. Necesitaba la ayuda del mejor explorador del grupo, Steiner. Esta vez fue mío el error, mi torpeza me hizo caer haciendo un ruido que habría levantado a un muerto de su tumba, en esta ocasión levantó a un gigante de su sueño.

No tardó en aparecer en escena aquella mole de seis metros dispuesto a triturarnos con su enorme martillo. “No os enfrentéis a él en lucha directa”, las palabras de Fill volvieron a resonar en mi cabeza otra vez, yo era el causante de esto, aquel enorme ser se disponía a esparcir nuestros restos por su cueva a base de martillazos, me quede colapsado, me sentí pletórico al sentir la magia recorrer mi cuerpo por primera vez, pero en este momento mis sensaciones eran las opuestas, me sentía mal, mis hermanos estaban apunto de morir y era por mi culpa. Primero nos agasajó con unos rayos que por suerte no llegaron a freírnos, ahora bien, su siguiente golpe fue brutal y habría roto todos y cada uno de los huesos de Steiner de no ser por la ayuda del Dios de la Guerra.

Fue Einer otra vez quien con sus punzadas nos libró de la enorme bestia atravesando su estomago en varias ocasiones hasta hacerlo caer.

Yo me sentía culpable por haber dejado que atacase a mi hermano Steiner sin poder reaccionar, la culpabilidad me atenazó.

Tema: Re: Capitulo XII. La Cima de las Tormentas Miér Ago 29, 2012 11:00 am

No había tiempo de colocar antorchas.
La oscuridad nos rodeaba para atacarnos de forma literal. Una criatura oscura, una sombra de forma humanoide, intentó quitarme la antorcha. No lo consiguió.
La apagué y utilicé el hechizo de mi escudo para poder ver. Las sombras sentían admiración y deseo hacia la luz. Y su deseo se incrementaba cuanto más blanca fuera la luz. Deboraron una antorcha como un preso que lleva días sin comer debora un manjar.
En un principio no quería pelear contra ellos. El recuerdo de pobre gente convertida en vampiros, a la que habíamos matado me hizo sentir mal. Tal vez estos seres fueran eso; gente convertidas en sombras por algún demonio. Fill ya advirtió que su hermano Filias tenía tratos con seres oscuros y demoníacos.
Einer fue el primero en atacar y todas las dudas se disiparon. Ahora eramos enemigos y nos combatirían.
Así fue, acabamos con numerosos enemigos, pero no podíamos permanecer allí. Intentamos huir y nos vimos atrapados en un puente sin sujección que pendía del vacio. Un mal paso y no lo contaríamos.
Las criaturas eran cada vez más numerosas, nos acechaban por delante y por atrás. No había escapatoria. Entonces se me ocurrió una idea. Era el todo por el todo. Al fin y al cabo, si entablabamos batalla moriríamos.
Apagué mi escudo y le dije a mi hermano Dimmu "arroja la antorcha al vacio"
Pude intuir su cara de sorpresa. Pero más sorprendido me dejó él a mi, cuando sin decir palabra arrojó la antorcha. Las criaturas se lanzaron por la antorcha tal y como suponía, todas y cada una de ellas. Todas, excepto la más grande y peligrosa.
Me preparé para la batalla, pues sería dura. Pero antes que nadie pudiera hacer nada, Einer atravesó el pecho de la bestia dejandola inerte sobre el suelo.
Sin tiempo que perder proseguimos nuestro camino.

No tardamos en encontrar la guarida de Filias. Pudimos acechar hasta su entrada. Esperabamos que estubiera dormido. Pero el gigante nos oyó y nos hizo cara. Fill nos advirtió que no deberíamos presentarle batalla directa. Pero fue imposible.
Esa si fue una de la más dura de nuestras peleas. Atacamos brazos y piernas, pero sobre todo su estomago. Le hicimos una brecha en él, del que podría salir un niño sin problemas, pero el gigante seguía en pie.
Nos lanzó rayos con los que acabé por el suelo. Me llegó a golpear de tal manera, que si no es por contar con los dioses de nuestro lado, me habría hecho una papilla de huesos, músculos y acero.
Hasta que al final, cuando creiamos que nuestro enemigo era inmortal; Einer volvió a atravesar su estomago dejando al gigante agónico para que Bringwor y Dimmu les dieran el golpe de gracia.

De todas nuestras aventuras; esta había sido la más completa. Habíamos conocido a un gigante. Obtenido grandes armaduras. Matado a vampiros. Matado a un señor de los vampiros. Luchado contra sombras. Acabado con un demonio de las sombras. Matado a un gigante. Y ahora una montonera de oro nos aguardaba.
Si seguiamos así, dentro de poco, habría pocos orcos a los que temer.

Noldor Cantidad de envíos : 427 Fecha de inscripción : 28/04/2009

Últimamente sentía que ante grandes enemigos habia sido bastante ineficaz. No habia ayudado todo lo que a mi me hubiera gustado. Pero no era el momento para estar con remilgos, de las sombras nacian seres que deboraban la luz de nuestras antorchas. Una de esas criaturas intento con un rapido movimiento arrebatar la antorcha a Steiner, de una estocada hice que se desvaneciera como vino.
Acto seguido nos atacaron varias, como pudimos las liquidamos. Raudos corrimos guiados por la luz de la antorcha de Dimmu y el escudo de Steiner. Pronto nos cerraron el paso en un puente de piedra en medio de la nada. Pero en ese instante mi hermano dijo de tirar la luz al vacio, Dimmu no dudo y Steiner apago su escudo, las sombras se precipitaban siguiendo la antorcha. Seguimos unos metros adelante y nos encontramos con el que podria ser el señor de estas sombras.

Grande como un pino joven, de su brazo salia una gran hoja metalica y de su cabeza unos protuberantes cuernos. Negra como la noche cerrada era su piel, intento derribarnos y con suerte que cayéramos al vacio, pero la treta no le funciono. El enemigo era duro en combate, pero con estas armas magicas era mas facil poder matarlo, solo un lanzado en el pecho hizo perecer al oscuro ser, vi como mi lanza se introducia profundamente, mis ojos se abrian como platos al ver la fuerza que le habia propinado en ese golpe.

Mis hermanos me felicitaron, ya me iba sintiendo mejor, ahora tocaba el turno de los exploradores. Cautelosamente seguimos la gruta y despues de un rato encontramos una luz. Steiner y Dimmu se adelantaron para inspeccionar, y a poder ser asesinar al gigante si estuviera durmiendo. En la caverna habia una gran cantidad de piedras como las que Dimmu se habian encontrado al entrar en la cueva y tambien una montonera de piedras de oro tan grandes como un puño. Dimmu era buen acechador pero todo hombre puede tener un tropiezo y en el momento mas inesperado fue a dar de bruces en el suelo. Rapido volvieron a nuestra posicion, pero el mal ya estaba hecho. El gigante se habia despertado y portaba un gran martillo del cual salia una gran luz azulacea. Dudemos un poco pero al ver como la Montaña se dirigio al gigante gritando no pudimos hacer otra cosa que seguirlo, aun cuando su hermanos nos advirtiese de no enfrentarnos directamente.

Del martillo surgieron tres rayos, Dimmu con salto felino puedo esquivarlo pero Steiner y yo no tubiemos tanta suerte. Magullados nos levantamos con fuertes dolores por todo el cuerpo debido a la electricidad, pero nuestra voluntad en ese momento era ferreay proseguimos combatiendo. Montaña hizo una carniceria a mandoblazo limpio en su enorme barriga, una brecha que aprobecamos todos para asestarle nuestros mejores golpes. Dos de mis lanzazos hicieron mucha mella en la bestia, pero fue el ultimo el que le propino la agonia, la cual Bringwor se encargo de terminar. Ahora solo nos quedaba regresar junto a Fill y darle la noticia. Pero seguro que se daria cuenta el solo cuando invocase una tormenta y su hermano no se la robase.

» indagadores
» (Primera Campaña).Capítulo II. Ar Lurbur
» Lluvia. Capitulo IV
» Los falsos Dioses. Capitulo VI
» Capitulo 3 (Bärack)