Los falsos Dioses. Capitulo VI

Resumen:

Los aventureros intentan salir del Bosque Verde, siguiendo las huellas de Frank y los suyos, cuando por el camino son atacados por unos animales venenosos, parecidos a las nutrias.
Varias soldados son envenenados con esta extraña enfermedad y moriran si no encuentran un hondo no menos extraño, que cultivan en un poblado, a su vez mas extraño. Esta informacion se la proporciona un hombre que encuentran en un camino secundario con un carro.
Los 4 hermanos , al ser de los pocos que no estan envenenados, son los encargados en viajar hasta el poblado y conseguir las medicinas.
Al llegar descubren a 3 guerreros que controlan a un poblado, atemorizandolo con 1 falsa diosa de piedra que llora sangre, donde los habitantes no son mas que meros hombrecillos con taparrabos, que ni siquiera conocen la lengua comun, sin embargo uno de ellos conoce algunas palabras, para decirles, tras cerrar un trato con los 3 guerreros, sobre los hongos, que esos hombres son malvados y dominan el pueblo con puño de hierro, ademas de violar y matar a sus mujeres.
Los hermanos se arman de valentia y luchan cara a cara contra los 3 guerreros, venciendolos en un cruento combate.


Bringwor

De nuevo el olor que mas se repite en mi vida , ultimamente, llega a mi nariz. La sangre sale a borbotones por el agujero que he abierto en la chapa de mi enemigo. Gracias al Dios guerra aun me conservo en pie.
Recuerdo las palabras de Tiego:
- Hasta el mejor guerrero del mundo recibe derrotas, porque aunque sea el mejor, en el fondo sigue siendo humano.
CUando llegue ese dia, solo te cabe esperar 2 cosas: que el combate no sea a muerte o que el Dios de la guerra este de tu parte y el golpe letal se convierta en un refilon que deberia haber sido mortal. Es en ese momento cuando ves tu propia muerte en tu mente y sabes que tu derrota ha estado ahi. El por que sigues en pie, no lo sabe ni tu contrincante, el cual tambien ha visto tu muerte, pero ahi sigues; una segunda oportunidad de Arazör y hay que aprovecharla.

Todo ha acabado, pero antes cojo el marro del guerrero negro. Me vendra bien para derrivar enemigos grandes.
Los hombres del pueblo, agradecidos nos dan las medicinas y provisiones para 3 dias y marchamos. Tengo una nueva sensacion en el cuerpo, una sensacion que ultimamente me estoy acostumbrando a sentir; es la que deben de sentir los grandes heroes, cuando liberan a un pueblo de los malvados. Eso es lo que hemos hecho, otra vez, pero esta vez hay una diferencia: hemos sido solo nosotros; mis hemanos y yo. Me encuentro feliz y orgulloso por mi y los mios: Los hijos de Tiego, hijo de Pâxhot y Varia.

Volvemos con los amigos. Los efectos de los hongos son casi milagrosos y al dia siguiente los hombres estan preparados para partir. Hemos perdido 5 dias.
Los orcos se alejan.

Cuando luchamos con ésas extrañas criaturas, pensé que todos saldríamos airosos, puesto que siempre me he considerado el peor del grupo en cuanto al arte del combate.
Pero no fue así, varios hombres estaban malheridos, y para colmo el dichoso orco que parecía disfrutar con nuestro sufrimiento, sabía que nos tenía pillados, de momento.
Teniamos que buscar ayuda que llegó en forma de carro. Un hombre nos dio la información que necesitabamos. Unos hongos podían ayudarnos en la cura a nuestros compañeros. Ya eramos demasiado pocos como para ser diezmado de ésa manera.
La llegada al lugar donde encontrariamos la ayuda no resultó dificil. De hecho la única complicación surgió de la impetuosidad de mi hermano Bringwor que atacó a otro ser gigantesco, pero que parecía inofensivo. El colosal ser consiguió herirme de gravedad, aunque gracias a unas hierbas me recuperé asombrosamente.
El lugar al que habíamos llegado, no era si no un poblacho que parecía tenerse en pie por un milagro divino que por las propias leyes de la naturaleza. Nunca fui un superticioso.
Aquel poblado era todo lo contrario de lo que yo había sido siempre, rudimentario, temeroso de cualquier supersticción y para colmo controlado por tres indivíduos de mal aspecto. Dimmu reconoció enseguida que uno había estado en la cárcel, y Bringwor quería machacarlos en ése momento. Si bien eran los únicos que iban armados, el resto de salvajes superaba el centenar. No había posibilidad de lucha, o éso creíamos.

Tras falsas cortesias acordaron recolectar el hongo para nosotros y después negociar. Pero ésa noche, los salvajes nos pedian ayuda. Acabar con los tres matones que asesinaban mujeres. Yo no creo en supersticiones, pero habían dos estatuas y una era de mujer y le lloraban los ojos de sangre, seguro que utilizaban los cadáveres de las mujeres en algún tipo de ritual religioso.

Los individuos nos pillaron conspirando contra ellos, era la ocasión de huir, teniamos que reponer fuerzas antes de atacar. Pero pasamos de cazadores a cazados. Se notaba que aún somos principiantes en éste mundo. La otra estatua que había en el pueblo, una gárgola, había cobrado vida y nos atacaba. Pudimos vencerla con un esfuerzo titánico. Casi no podíamos hacerle daño.
Había recuperado las fuerzas, pero la gárgola me había hecho mucho daño. A mi y a mi hermano Einer.

Cuando recuperamos fuerzas, ya no había lugar para el diálogo, o el surtefugio. Haciamos las cosas a lo Bringwor. Nos encaminamos con la cara por delante al poblacho. Encaramos a los tres enemigos y acabamos con ellos con mucha mayor facilidad que con la gárgola. Es cierto que fueron rudos rivales, casí habría sido digno de una epopeya, pero tras la lucha con la gárgola, y éso mandoblazos que no ocasionaban daño a una piel de piedra, quedó como un mero trámite, un mero combate sin importancia.

Vencimos nuevamente. Eramos héroes en el pueblo. Nos colmaron con hongos y toda clase de porquería, que aceptamos gustosamente, puesto que para ellos eran lujosos presentes que no podíamos rechazar. Yo pude saciar mi curiosidad examinando la estatua de la mujer rezando, sabía que había algún truco en ella o más bien era un altar donde realizar el ritual para revivir a la gárgola, sacrificando aldeanas para ello.

Cuando llegamos al campamento, fuimos nuevamente aclamados como héroes, los nuestros se recuperaban y era gracias a nosotros. Hacía tiempo que eramos los hijos de Tiego en el campamento, pero era desde relativamente corto tiempo cuando ésa expresión pasaba de una forma de referirse a los nuevos, a referirnos como nuevas promesas con potencial. Hoy, cuando se refiriesen a los hijos de Tiego, lo hacián como a la unidad de élite que sacas las castañas del fuego al resto de la compañía, sin la cual, no habría muerto ni el monstruo de muchos brazos, el espantapájaros, las nutrias gigantes y ahora habíamos salvado a los heridos. No había misión que no pudieran encomendarnos.

Off Rol. Si quieres tiro por conocimientos generales, o algo así. Pero creo que la estatua es algo y sé lo que estoy buscando. Rituales religiosos verdaderos o bien, pseudo-rituales religiosos para engañar a los salvajes.

Habia que controlar a Bringwor, cada cosa mas grande que el lo ve como un adversario, y eso no puede ser, una extraña criatura cayo de lo alto de un arbol, parecia inofensiva aun a costa de su descomunal tamaño, pero mi grandullon no lo vio tan pacifico, y se lanzo como un alma poseida por el demonio, la criatura solo queria marcharse, pero lo unico que encontro fue la muerte, no sin antes dejar herido a Steiner, pero gracias a la suerte que tuvo Dimmu, pudo recuperarse de la fea herida por medio de una hierva casi milagrosa.

Al llegar al pueblo, nos recibieron tres hombres con pintas muy diferentes si tenemos en cuenta los habitantes del lugar, que no eran otras sus vestimentas que unos rudimentarios taparabos, pero estos no, estos se habian adueñado del poblado, solo tres, uno acorazado hasta los dientes, otro grande, sin armadura, mas que para tapar sus verguenzas, con mangual a la espalda y el otro con dos cimitarras al cinto, ellos nos dijeron que nos darian los hongos que necesitaramos, pero que tendria un precio, eso lo decia mientras nos repasaba de arriba a abajo nuestras pertenencias, pero a la noche un aldeano nos hablo, pidiendonos ayuda, nosotros gustosos admitimos su oferta, pero el de las dos cimitarras se percato del asunto y fue a su guarida en medio del pueblo, decidimos entonces que era hora de replegarse en el bosque para recuperarnos del todo, pero ellos no pensaron lo mismo y nos mandaron una de las dos estatuas que habia en la mitad del pueblo, la gargola de piedra.

Arazör estaba disfrutando como un niño con un juguete nuevo, alli en su trono, veia el mundo de los mortales y de vez en cuando se fijaba en nosotros, las risas que le provocaba no era para menos, el combate contra la gargola, seguramente, lo disfruto de lo lindo, unos por sus grandes golpes que machacaban a la bestia petrea, y otros por no levantarse del suelo cuando ya se habian caido otra vez, pero el que se caia siempre era yo, ese dia parecia que tenia los pies de mantequilla y fueron mas de siete veces las que mi cara dio con la dura roca, no podia creerlo, pero ese dia no hacia otra cosa que besar el suelo, se ve que este estado tan penoso le tuvo que hacer gracia al Dios de la Guerra, el cual me salvo de una muerte fulminante a manos de un tremendo puño de piedra de la gargola, que quiso poner en vez de mi cabeza, pero gracias a Arazör, mis hermanos no tuvieron mi misma suerte, y acabaron con la aberracion de piedra, pero con esfuerzo divino.

Al regresar al pueblo lo tuvimos claro, Bringwor dijo : -¡¡¡ Vamos a machacarlos, dejemos las tonterias, habia que haberles partido la cabeza la primera vez que los vimos !!!-, y con estas palabras nos dirigimos raudos al pueblo, ellos ya nos estaban esperando, pero pronto les dimos muerte, mas rapido de lo esperado, el unico que aguanto un poco mas fue el que estaba acorazado, pero la gran fuerza de Bringwor hizo que la punta de su mandoble tocara el otro extremo de la armadura de dos pinchazos precisos, los aldeanos en agradecimiento nos otorgaron los hongos que nos hacian falta, pero Steiner estaba mas preocupado en otra cosa, se habia subido a la estatua y la estaba inspeccionando minuciosamente, al tiempo que Dimmu le dijo que se dejara las investigaciones para otra rato, no habia tiempo que perder, al llegar a nuestro campamento, nos miraron con alegria y despues de ver como se recuperaban los enfermos su mirada estaba llena de admiracion, cada dia los hijos de Tiego eran mas reconocidos como tales, nuestras azañas poco a poco nos hacian mas fuertes y eso nos gustaba a mi y a mis hermanos, pero siempre habia que pensar una cosa, somos humanos y el creerse otra cosa te puede llevar a una muerte rapida, eso era mas o menos lo que padre nos decia, y por Arazör que lleva toda la razon, Padre, te alcanzaremos, cueste lo que cueste.

No sabiamos cuanto tardarían los hongos en hacer efecto.
Por mi parte empecé a practicar con mi nueva arma. Había que habituarse a ella y sobretodo cambiar varias cosas del equipo.
Me había colgado mi nueva espada bastarda al cinto. En el otro lado del cinto llevaba mi espada corta. A la espalda me había colocado el escudo. Y en una bota, mi daga misericordia. Llevaba una faltriquera con algunas cosas como el yesquer y las ganzuas. El resto iba en la mochila de campaña. Conservaba aún mi vieja espada ancha, pues podría servir de moneda de cambio para el grupo.
Ahora tenía una nueva arma, y me gustaba mucho. Igual que padre tenía a estela carmesí y la había dado en herencia a Dimmu, yo tendría que hacer lo propio para los de mi propia estirpe. Y estaba claro que esa herencia la ganaría en combates como éste.
"Menuda arma. Es muy buena. ¿me la dejas ver?" el capitán me había pillado por sorpresa.
Le tendí el arma "¿sabes para qué es esta endidura de la punta? ¿no? es para colocar un veneno. Puede que no sea muy noble pero es eficaz. Y si vamos a cazar orcos puede que dejemos la nobleza a un lado"
"Practiaba con ella. Me parece una buena espada y estoy ansioso de matar orcos con ella."
"Es una buena arma para pelear e incluso para mantener como recuerdo de hazañas en una vida hogareña como llevaba tu padre"
Es como si hubiera leido mi mente.
"Pero será mejor que sigas practicando, porque falta mucho para que llegue ese día. Y probablemente partamos rápido. Bereth dice que los hongos actuan de forma rápida"

Y así lo hice, y tal y como dijo el capitán, a la mañana siguiente partiamos de nuevo a la caza de orcos. Nos habían sacado mucha ventaja y ahora me venían a la mente las palabras del capitán. Los hombres no tardarían en cansarse de esa persecución y podrían desertar o algo peor.