Capitulo 3 (Tanke y Docher)

Mediados de Primavera de 1265 de la 6ª Edad .
Afueras de Erudian,al Sur de La Montañas Nubladas . Dunael.

Capitulo 3

Era por la tarde cuando por fin divisaron la empalizada de madera. El camino hasta el poblado, a través de las montañas, había sido duro y en más de una ocasión tuvieron que rectificar el camino del carro para que no se despeñara al vacío. En ese momento , un hombre más experimentado, como era Leomund con las monturas, se hizo a cargo de la conducción del vehiculo.
La temperatura era fria, aunque soportable, mientras no cayera la noche, una vez había caido, la hoguera y las mantas eran de total obligación.Durante el trayecto, Talion se había hecho con unas hierbas ,que según él, venían bien para los costipados y ciertamente a algunos como a Tanke, le vinieron muy bien.
Ahora el camino se había convertido en una recta inclinada y en su fin las puertas de Erudian los esperaban.
-¡Me voy a tomar un barril de cerveza entero, acompañado con una buena guarnición de carnero asado!- El ambiente en entre los hombres había cambiado y sobre todo en Bimbur que gritaba lo mucho que iba a comer y lo mucho que se iba a emborrachar, estaban alegres de volver a ver civilización, aunque fuera de los duros y salvajes montañeses.-No me voy a poder poner en pie en una semana ¡jajaja!
-Basta, Bimbur- le cortó Trafeh.-Sabéis que solo estaremos el tiempo justo y continuaremos con nuestro viaje.
El enano agachó la cabeza y refunfuñó por bajo.De repente, cuando aun estaban a cierta distancia, las puertas del poblado comenzaron a abrirse.
-Esperad- Dijo Trafeh- Esta vez lo haremos bien.-Bimbur torció el gesto como diendose por aludido a la vez que incomprendido.-Me adelantaré con Talion.
Así lo hicieron. Talión y Trafeh descabalgaron y se adelantaron con las manos en alto, mientras del pueblo, una guarnición de unos 20 hombres tomaban posiciones ante la puerta.
-Vaya... si que hay guardias para un pueblo tan pequeño.-Dijo Lassar.
-Solo hay unos 20-Respondió Gariedes.
-En la puerta... lo que significa que deben ser como el doble o el triple, contando los que han dejado dentro.
A lo lejos observaron como Trafeh saludaba a uno de los dunlendinos, el cual parecía que era el que mandaba en la formación.Tras unos minutos, Talion hizo un ademán para que avanzaran todos hasta el interior del poblado. Los hombres lo celebraron discretamente entre ellos. Caballos, hombres y carro fueron avanzando hacia la puerta de Erudian, hasta llegar a la altura de Trafeh y Talion; los dunlendinos escoltaron a los extranjeros colocandose a su alrededor, hasta que entraron en el poblado, dentro observaron como unos 35 ó 40 dunlendinos armados más salían al encuentro de los demás;Lassar le hizo un gesto con media sonrisa a Gariedes,el cual movió la cabeza de forma afirmativa.-Habían el doble o triple-Pensó. Mientras la puerta se cerraba a la espalda de los viajeros, los mantañeses rodearon a los extranjeros.
-Bien-Dijo en voz alta, el que parecía que estaba comandando las tropas en la puerta.-Ahora desmontad, alejaos del carro y tirad las armas al suelo.
A todos se le borró la sonrisa de un plumazo.-¡¿Cómo?!- Dijo Bimbur confuso.
-Tranquilo,Bimbur.-Intentó calmarlo Trafeh.- ¿Qué necesidad hay de esto, caudillo Hëlf?Has visto el salvoconducto, somos todos amigos.
Algunas ventanas se cerraron furtivamente; al mirar alrededor descubrieron como los ojos de los pueblerinos observaban la escena desde el interior de sus casas.
-¿Amigos? ¡Jaja!-Se rió Hëlf- Te equivocas, sois amigos de Bregond. Este pueblo...-Dijo levantando mucho la voz, como para que se enteraran los propios habitantes de Erudian.-...Ya no es amigo de Bregond y todo lo que pasa por sus tierras me pertenece.-Dijo señalando el carro.
Todos miraron a su alrededor, eran unos 60 y ellos solo 9, la situación era aun más tensa que el día de los otros montañeses.
-No provoquéis el derramamiento de sangre innecesaria. Rendios o morid.

OFFROL: Esto es lo que hay.Perdon por la tardanza

Docher estaba inquieto; esto no le gustaba. Todo se iba a ir al garete. No podrían redimirse con el imperio, ni ganarse el favor de nadie; es más, tendrían suerte de salir de allí con vida.
Aún así, en benjamín Yeiköv miraba siempre hacia su hermano, luego al que parecía el jefe dunlendino, a Trafeh y otra vez a su hermano. Daba igual lo que hicieran los otros, él haría lo que dictase su hermano. Aunque sabía muy bien que lo que haría Tanke sería lo dicho por Trafeh, y la única salida era rendirse; de momento.
En ese instante un escalofrío subió por la espalda de Docher "La cadena está en marcha", era eso, era ese su final, su muerte; o peor aún, la de su hermano. Cómo moririan, combatiendo o como cautivos. La desesperación invadía a Docher. Sin darse cuenta, tenía sujeta su arma muy fuertemente, pero a la vez, cuatro dunlendinos que se habían percatado del movimiento no dejaban de mirarle con sus manos también en sus armas.
Mal asunto.

Trafeh sabía que no tenía otra salida, una cosa era luchar uno contra dos, pero ahí habían cuatro enemigos para cada uno. Dos de los suyos eran novatos, caerían pronto. No, no había otra salida. Muy bien, tirad las armas . Gritó al resto del grupo, que Eru se apiade de nosotros, pensó mientras desenvainaba su arma para arrojarla al suelo.

Docher salio de su estado mental al oir la orden de Trafeh, miró instintivamente a su hermano, quien negando con la cabeza asía su martillo para arrojarlo al suelo. No había estado hábil Docher. Al mirar tan de contínuo a su hermano, puede que algún dunlendino viera cierta empatía con ellos dos. Pero decidió imitar a su hermano. Sacó su martillo de guerra, lo miró; lo sopesó, y con la cara abatida de quien se sabe vencido lo arrojó al suelo.

Off Roll, para esto podías haberte tirado todo el verano, menuda encerrona. Si no te gusta la libertad que me he tomado con Trafeh me lo dices y lo modifico todo, pero no veo otra salida.

Mierda.
. Tanke soltó el escudo. echó mano a su martillo y lo arojó al aire para que describiese una bonita pirueta de dos vueltas antes de caer al suelo. Instintivamente miró a su hermano y luego echó un vistazo alrededor, la cosa estaba mas que fea.
-unas se gana y las mas se pierde- pensó Tanke - que Manwe nos asista

Todos fueron tirando sus armas al suelo.Otra cosa sería un suicidio.
-Habéis hecho lo correcto-Señaló Hëlf- A pesar de que pensais que los dunlendinos somos todos unos salvajes, yo soy una persona realmente civilizada.Otros os matarían, pero yo os cambiaré por un buen precio, armas, ropa y provisiones.
El grupo pudo respirar tranquilo al escuchar esto, al menos por el momento.
-Ahora ¡abrid el carro!- espetó el jefe de los dunlendinos.
- Este carro solo lo puede abrir Bregond-Dijo desafiante Trafeh.
- Gondoriano, no estas en condiciones de decir ese tipo de cosas-Dijo Hëlf , mientras se acercaba hasta el General. Directamente mirando a los ojos de Trafeh, cogió la cadena que le colgaba del cuello y tirando de ella apareció una llave. El jefe dunlendino tiró de ella sin ninguna resistencia y la cadena se partió.

La llave entró en la cerradura del carro, Hëlf la hizo girar y abrió la puerta.Todos miraron espectantes, incluidos los 9 protectores del carro.Las puertas chirriaron y quedaron abiertas de par en par.Hëlf fue el primero en asomarse.Se dio media vuelta:
-Bajad el baúl.
Cuatro dunlendinos se subieron al carro y comenzaron a tirar pesadamente de un enorme baúl, hasta que con la ayuda de otros tantos consiguieron ponerlo en tierra.
El armatoste era tan hermetico, como lo era el carro.
-¿Qué hay dentro?-Preguntó Hëlf, dirigiendose en especial a Trafeh.Al negarse a hablar, miró directamente a Bimbur.
-Se supone que armas de calidad. -Respondió el enano tan ávido de curiosidad como la mayoría.
-¡Tú! -dijo al mismo Bimbur.-¡Ábrelo!
Sin pensarselo Bimbur agarró la llave y se dirigió al gran cofre.Al llegar al pie de éste, pensó que posiblemente se lo habría dicho a él , por si tenía alguna trampa de cepo o algo parecido.Bimbur tragó saliva, pero ya era demasiado tarde, si se negaba lo matarían , al fin y al cabo,¿ por qué provisión o riqueza se podía intercambiar un enano? Sin duda, era el que menor valor tenía de todos.
El enano encajó la llave temeroso, la hizo girar cerrando los ojos, rezando a Aule por que no hubieran puesto una trampa destinada a otro, pero afortunadamente, ningun mecanismo se puso en marcha, salvo el de la misma cerradura, la cual se abrió ruidosamente.
-Retira la tapa.-Volvió a exigir Hëlf.
-¡¿Es que esto no va a acabar nunca?!-Protesto Bimbur.Casi furiosamente agarro la tapa y le dio un fuerte empujon quedando el contenido del cofre expuesto.
El enano quedó con la boca abierta ,cariacontecido al ver el interior.
Hëlf llegó como una flecha apartando al enano de un empujón.
Éste ,al ver el interior, giró sobre sus talones.
Miro confusamente a Trafeh.
-¡¿Qué broma es esta?! ¡No puedo creerlo!
Todos se miraron entre ellos preguntandose que ocurría.
- ¡La caja está vacía!
Todos se quedaron boquiabiertos y se acercaron a observar el cofre, incluido el propio Trafeh, que no creía ni lo que oía ni veía. Los habían engañado, pero ¿Por qué? Hëlf tenía razón... ¿Que clase de broma era esta? Presentarse con esto ante Bregond habría significado su muerte, la muerte de los 9. La confusión era general, sobre todo la de los vigilantes del carro, se daban cuenta que los habían mandado a un suicidio seguro, pero... ¿Por qué?
-¡Maldita sea! Habéis tenido hasta suerte de encontraros conmigo.-Dijo medio divertido el jefe de los dunlendinos.-Si le hubieseis entregado esto a Bregond , ahora mismo os estarían comiendo los gusanos.
Docher y Tanke se acercaron al cofre para ver con sus propios ojos, que realmente estaba vacío. Al llegar a la altura del cofre solo percibieron un extraño olor, que Docher identificó como a podredumbre, el cual lo echó para atrás, era lo único que les recibió de aquella caja.
-¡Puaj!Huele raro- Dijo Tanke.
-Encerradlos en el granero y registradlos a fondo, uno por uno.-Dijo Hëlf.
Los dunlendinos los roderaon.
-Ya habéi oido. ¡Andando!

OFFROL: Pensamientos y reacciones ... Ale A ESCRIBIR!

Esto me huele mal le dijo Docher a Tanke en cuanto tuvo tiempo. El carro olía mal, lo sé, pero no lo digo por eso; yo creo que no nos están engañando, solo que no sabemos aún qué transportamos
Yo no sé tú, pero deberíamos comentarle a Trafeh que deberíamos escapar cuanto antes. Pero cuando nos hayan encarcelado. Sin armar mucho barullo, o seremos carnaza.
¿Tú qué opinas?

Todos fueron encerrados en el granero. Varios dunlendinos fueron apostados como guardias, potaban nuestras propias ballestas y estaban dispuestas para disuadir un intento de fuga. Era irónico que nuestras propias armas nos amenazasen.
Todos los hombres estaban callados y circunspectos, algunos buscaron puntos débiles en la estructura, agujeros por los que mirar. Estaba claro que no era la primera vez que se enfrentaba a una tesitura como esta.

-Me gusta lo de escapar, el resto de los hombres puede valer algo, pero por nosotros nadie va a rascarse el bolsillo, así que hermano, nos toca arriesgar el pescuezo. Bimbur puede ser de la misma opinión el puede valer lo mismo que nosotros.-
El grueso pescuezo del enano se giró hacía los yeikof expectante. La voz de tanke era apenas un susurro pero todos le prestaron atención.

- Y si hermano esto huele mal de verdad. Todo el grupo es prescindible, unos parias indeseables menos enviados a la muerte. El único parece importante es Tarfeth. Pudiera ser que alguien quisiera verlo muerto y hubiese montado toda esa escena para acabar con él. Pero si esto es un ardid para eliminarlo me parece demasiado complicado, hay formas más fáciles de acabar con él en el imperio. Así que el motivo es otro
¿Que impulsa a un alto hombre a arrojarse a la muerte? Algo me dice que está en el mismo baúl contiene todas las respuestas.
¿No es así Tarfeth? -
En ese momento Tanke miró directamente al dunadan.

-Y ya que nos conducías a una muerte segura, si es que no estamos muertos ya, creo que tenemos derecho a saber que diablos pasa.-

Trafeh miró directamente el rostro de Tanke y después el de los demás, pero pudieron observar como su mirada era de angustia.
-¡Por Eru que no se que está ocurriendo aquí!-Dijo el general.-Poco sé mas que vosotros.Debíamos de llevar unas supuestas armas a Bregond.La orden venía de muy arriba, del mismisimo Santo Padre y que debía ser discreto con eso.
-¡¿El Santo Padre?!- Muchos lo miraron impactados. Se dieron cuenta de que la misión era mas importante de lo que en principio creía la mayoría.
-Así es.-Afirmó Trafeh- Pero dudo que esto sea una estratagema para matarme. Nunca hice nada contra mi patria. Todo lo contrario. Serví orgullosamente muchos años a Gondor y fui varias veces condecorado por ello.-El Dunadan se mostro orgulloso y altivo hablando de esto.
Parecía que no mentía y que estaba tan confuso como todos.
-El granero no tiene ningun resquicio-Dijo Lassar.- He estado buscando pero lo han limpiado a conciencia antes de encerrarnos. Solo están esas pequeñas ventanas-Dijo señalando en lo alto unos pequeños huequecitos por los que entraba la luz del dia-Están a unos 6 metros y no cabría ni una cabeza de persona; así que descartado.
Además los habían registrado a conciencia. No tenían ni calzado, ni armaduras, tan solo sus ropas.
-Tendremos que dormir juntitos esta noche o nos congelaremos-Dijo con cierta ironía ,Talion.
Tanke en ese momento recordó su costipado, no quería que se tranformara en una pulmonía ,así que Talion tenía razón.La montaña era muy fria.

OFFROL: Podeis preguntar mas cosas a Trafeh o a los demas si quereis.Reflexiones

Esa respuesta no era precisamente la que esperaba Tanke. Solo aportó mas dudas y sin sentidos. La estancia lo estaba sofocando, se sentía un animal enjaulado dispuesto para ser sacrificado, la solidez del mayor de los Yeikof se estaba resquebrajando. Podía asimilar que su misión hubiese fracasado, pero que fuese una farsa con el único objetivo de enviar a unos parias a la muerte así por que si lo estaba matando.
-Por las barbas de Aule, esto es una locura. Un general condecorado enviado a una misión suicida sin sentido. ¿No se le ocurrió inspeccionar el contenido? Ya claro no me lo diga, alto secreto una orden directa del santo padre. Claro que si esta misión fuese un señuelo y el verdadero cargamento viajase de otro modo, todo esto tendría una explicación, aunque claro no hay otro camino para llegar a nuestro destino. –
Una tos le interrumpió de pronto haciendo que la mole angariana centrara sus pensamientos en otra cosa.
-Lo primero es lo primero, hemos de sobrevivir. Hablemos con los guardias y pidámosles unas mantas para pasar la noche, si quieren sacar un buen precio por nosotros han de cuidar la mercancía. Espero que no se arriesguen a perder unos valiosos hombres por las enfermedades e inclemencias del tiempo-
- -eso y pidamos comida estoy hambriento- dijo el enano
- no creo que nos den nada de eso pero por probar que no quede, ¿alguna otra cosa mas?
Preguntó talión.
En ese momento Tarfeh se hundió en sus pensamientos, una simple mirada a su cara rebelaba la frustración de alguien que ha vertido su sangre y sacrificado su vida por el imperio con orgullo y valentía. Casi se podía palpar la angustia que sentía, él más que nadie se sentía engañado. Dejó que fuese otro quien pidiera las mantas y la comida.

-¿Como vamos a escapar?- preguntó Bimbur – eso lo decidiremos esta noche, ahora puede que nos escuchen- dijo en voz baja Lassar a la vez que se encaminaba a la puerta a probar suerte con los guardias.
-guardias, guardias – dijo gritando esperando a que alguien le escuchase…

Docher miraba a su hermano, sabía qué le preocupaba. Sabía que una pulmonía sería lo peor que le podría pasar en ese momento.
Lo que Docher no sabía era la frustración de Tanke al verse encarcelado. Durante su tiempo en el ejército, Docher pasó largas noches en el calabozo junto a su hermano; pese a que la mayoría de las veces el causante de las trifulcas que acababan con el castigo del encierro era el propio Docher.
Para Docher este granero lo era lo peor de lo peor, de hecho casi podría decir que había estado en posadas peores, en cuanto a higiene y olor.
Ya había planteado su proposición, su oponión acerca de lo acaecido recientemente; pero parecía que nadie le hiciera caso, como si nadie hubiera hablado. Del resto del grupo lo entendía, él era uno de los novatos, y el hecho de haber matado a un par de tipos no había logrado ganar el respeto de nadie, excepto de él mismo. Pero lo que no podía entender es que su hermano no le hubiera dicho nada al respecto. Para no atormentarse, Docher pensaba que el temor de Tanke a enfermar era mayor de lo que él mismo imaginaba.
Aunque todas las opciones estaban abiertas, la traición, la conjura para quitarse de en medio a un general venido a más, etc; Docher estaba convencido que no había tanto gato encerrado, solo una misión que no comprendía. Pero a un soldado no le enseñan a discutir o comprender las órdenes, solo a cumplirlas; éso es lo que tenían que hacer. Cumplir. Si salían de ahí con vida, deberían recuperar el carro y seguir con su misión.
Docher tenía pensado cómo poder hacerse con el carro, cómo idear una extrategia de entretenimiento para que no salieran en su persecución (si se iban con el carro sin más les darían alcance en breve); pero lo que no sabía era cómo salir de ese granero.
Entonces le vino la idea a la mente y habló en voz queda, para no hacerse oir por los de fuera pero sí por alguno de los de dentro, en especial Trafeh, Tanke y Bimbur.
Creo que deberíamos reducir a los guardias conforme entren, irán armados, pero no serán más de dos y si lo hacemos todos juntos podremos escapar......

-Eso es una locura Docher. En el caso de que entren, no creo que vengan solo dos guardias, además estamos descalzos totalmente desarmados y fuera de este granero hay unos cuarenta hombres armados hasta los dientes. Si escapamos de esta, será utilizando el subterfugio. En este momento hay que tener paciencia hermano.-

Docher bajó la cabeza en señal que comprendía lo dicho y que no haría nada. Tal vez fuese su juventud o sus ganas de vivir, tal vez esa fuerza que se agolpaba dentro de él, esa inquietud nacida del que acaba de matar a alguien y se resiste a que el próximo en morir sea él mismo. Sería la vitalidad que da el haber encontrado el camino a seguir y frustración de ver que una vez encontrado podría ser el final de sus días.
Pero como le escuchó decir una vez a un viejo sabio, "la paciencia es a la adversidad lo que la manta al frio".
Así que Docher, se sentó y esperó paciente a que "algo" ocurriese.

-¿Como vamos a escapar?- preguntó Bimbur – eso lo decidiremos esta noche, ahora puede que nos escuchen- dijo en voz baja Lassar a la vez que se encaminaba a la puerta a probar suerte con los guardias.
-guardias, guardias – dijo gritando esperando a que alguien le escuchase…

-Creo que deberíamos reducir a los guardias conforme entren, irán armados, pero no serán más de dos y si lo hacemos todos juntos podremos escapar......
-Eso es una locura Docher. En el caso de que entren, no creo que vengan solo dos guardias, además estamos descalzos totalmente desarmados y fuera de este granero hay unos cuarenta hombres armados hasta los dientes. Si escapamos de esta, será utilizando el subterfugio. En este momento hay que tener paciencia hermano.-

-¡Callaos ahí dentro!- Se escuchó una voz desde fuera.
-Solo queriamos unas mantas. El frio en la montaña es demasiado fuerte y alguno de nosotros ya sufre de un importante resfriado-Respondió Lassar- Un resfriado aquí puede ser mortal y no podríais intercambiarnos estando muertos.
Tras un silencio momentaneo se volvió a escuchar la voz.
-Está bien. Hablaré con Hëlf. No intentéis ningún truco o si no, si que no os podremos intercambiar, pues nosotros mismos nos encargaremos que descanséis bajo tierra.
-No intentaremos nada.-Respondió Lassar.
-Esperad.- Volvió a decir el guardia.
- No hay excesiva guardia en la puerta- Susurró Lassar.-Talvez 2, se habrían escuchado si fuesen mas, interviniendo en la conversación. Si uno ha partido a avisar a Hëlf, por necesidad habrá quedado 1 vigilando, no se puede quedar el puesto solo. Aun así, no creo que entren solo 2.

OFFROL: Vais a preparar algo? o dejamos que vengan las supuestas mantas sin mas? y esperais que haya algo mas claro

De acuerdo comentó Docher en un susurro No intentaré nada, la mejor opción será cuando los de afuera duerman.
Docher se acurrucó, abrazando sus rodillas, cabizbajo, la espera se hacía insufrible. En el ejercito cuando estaba en el calabozo sabía que no duraría más que unos días; y que al final volvería a sus tareas. Pero ahora podría morir, o lo que era peor, vivir toda la vida encarcelado. No había nadie en casa que pudiera pagar un rescate por él y su hermano.
Vivirían como esclavos o morirían allí.
Si nadie hacía nada pronto ni exponía un plan hablarían con Tanke para poder escapar los dos juntos.
Él no era un traidor, pero sólo el enano parecía estar en la misma situación que los hermanos Yeiköv.
Ahora solo quedaba esperar.