La larga travesia. La Ira de los Dioses. Capitulo I

Se le ve seguro de si mismo, demasiado: - Así que habéis aceptado mi invitación. Me alegra no tener que perseguiros para cortaros la cabeza.
-Hablas muy alegre Brujo, me gustaria verte sin tus trucos mentales de mierda- No se inmuta se que es capaz de hacerlo, mi instinto me lo dice, ademas de que se que si lo dejamos atras, nos encontrara mas pronto que tarde. Algo me dice que si nuestro barco se hundio se debe en gran medida a el.
Nos sentamos alrededor de la hoguera, junto a el y a su hombre. El otro grande permanece escondido en la penumbra, puedo sentirlo, puedo olerlo, es el olor del peligro, pero necesito hacer algo, algo para que este brujo deje de mirarnos como boñiga de caballo pegada a su bota.
-Asi que hareis? me ayudareis o dejareis que os mate uno a uno...- Su soberbia me escuece el alma, la humillacion es constante, nos mira por encima, como si fueramos meros monigotes. Me arrastro como una alimaña hasta su frente. A escasos centimetros de su boca, escupo mis palabras:- Brujo de mierda, sin tus trucos te mataria , vaciaria tu craneo y lo usaria de recipiente para cagar cada mañana!- No se inmuta, no baja la vista, es capaz de someterme solo con pensarlo, pero ocurre lo que esperaba, el hombre de las sombras reacciona y se lanza a por mi , se desliza como una serpiente impropia para su tamaño y me coge del hombro para apartarme, es mi momento, me levanto con fuerza y le propino un cabezazo en el menton, que retruena en la estancia, trastabilla y cae unos metros mas alla, con la boca ensangrentada y cara anodada, no esta acostumbrado a que le levanten la mano, voy a hundirle el puño en la cara al brujo, se que no puedo hacerlo, se que puede matarme con mirarme, pero...no lo he visto, el esbirro que tiene al lado, ahora esta a mi lado, tan rapido y peligroso como el grandullo, me ha agarrado el brazo con fuerza, me lo retuerce, grito de dolor, sin darme cuenta tengo una daga en el cuello, ni he visto de donde la ha sacado. El Brujo ni se ha inmutado, valiente hijo de puta. Hace una señal de nagacion a su hombre. Me suelta, golpeandome la boca con fuerza, siento el sabor ferreo de la sangre, cayendo mareado y con un diente menos. Mis compañeros miran estupefactos. Este hombre me ha ofrrecido una orgia llena de putas, en forma de matanza y sangre de hombre y se lo agradezco, sonrio con mi boca ensangrentada, mirando al oscuro techo. No somos boñigas en tu zapato, hijo de perra.
Tenia que hacerlo.

Ahora decidme cual de las tres opciones escogéis.

Lothar ni se inmutó tras el violento episodio de Bring. Era de esperar que el oso intentara algo. Por suerte se ve que el brujo también había contado con esa contingencia. Niah, la enorme loba huargo prácticamente se escondió detrás del Tahúr. Parecía temer al brujo como si fuera la mismísima muerte

- Me gustaría saber cómo nos has encontrado así como así.
- Tu encantadora mascota me lo ha contado todo. Me habló de vuestros trabajos en esa ciudad llamada Tharbad. Así como lo ocurrido en vuestra larga travesía. Si no llega a ser por ella no os habría buscado para esta misión, directamente os habría cazado sin más. También me contó que eras sastre. Fue muy interesante ese detalle.

Lothar acarició la cabeza de su loba reprimiendo un impulso asesino. Era como si la hubiese violado. Lothar podía sentirlo, pero reprimió su ira y haciendo de tripas corazón sacó su lado profesional criminal, dejando aparte sentimientos y demás. El tiempo le daría otra oportunidad.

- Trabajaremos para ti. Pero no te va a salir gratis, le soltó el Tahúr al brujo.
- Claro que no- Contestó Jakan de Vires- Que os parece vuestras cabezas de pago.
- No insultes nuestra inteligencia. Ese trato se traduce a no me importa morir aquí y ahora. Y esta vez Bringwor no estará solo. Necesitaremos oro y pertrechos.
- Tendréis lo que necesitéis. – Sentenció Jarkan
- Las peticiones no han acabado. – Dijo Lothar mientras se sacaba algo de la manga.
Quiero que me liberes de esto. – Lothar levantó entre ambos una aguja negra.
Jarkan miró la aguja con una sonrisa en la boca.
- Antes de librarte tendrás que satisfacerme.
- Creo que no me has entendido. Para trabajar para ti tendrás que liberarme o me parece a mí que de aquí no va a salir mucha gente, viva. Y puede que tu pequeña misión se vaya al garete.

Jarkan pareció sopesar las palabras de Lothar y tras una pausa retomó el tema.

- Lo siento pero no puedo liberarte así por las buenas de ese objeto. Creé esa aguja con mucho sacrificio. Desposeerla de su poder es aun más complicado. Necesitaría algo más que chasquear los dedos. Requiere de tiempo y de un complicado ritual. Pero si resolvéis este entuerto prometo liberaros de la aguja negra.
- Así que creas objetos. Bueno es saberlo. El precio acaba de subir. Queremos armaduras encantadas. – Regateó Lothar
- Muchacho, encantar objetos es una labor tan larga como abrumadora. No es algo que pueda hacer de la noche a la mañana.
- Seguro que un hombre como tú encuentra la manera de pertrecharnos como necesitamos.
- Veré lo que puedo hacer.- El brujo tomó algo de tiempo para ordenar sus pensamientos.- Tendréis lo que necesitáis dentro de tres semanas. Enviaré a alguien a la posada de ”La Tacita de Plata”. Se encuentra en los lindes de las tierras del conde Ferdinand. Un emisario os hará entrega de todo.
¿Alguna cosa más? ¿o podemos cerrar el trato ya?