Hacía ya algún tiempo, cuando aun el cataclismo no había azotado la Tierra Media, un grupo de valerosos guerreros consiguió derrotar al Brazo de Tuldran con la ayuda de Itsargon, Principe de los asesinos, Señor de la Orden de la Cruz Carmesí. Al mismo tiempo consiguieron salvar a la niña Sulaima, miembro también al parecer de esta orden.
Era el momento de recibir la recompensa, las propiedades prometidas, pero los caminos debían separarse dado que el grupo necesitaba descanso y el encargado de salvar a la chica no tenía tiempo que perder.
Sigueindo los pasos de nuestro gran guía Celder, pareció que sus grandes dotes para el subterfugio fallaron, pues nos desvió del camino que debíamos seguir. Una noche, los chicos nuevos no pudieron resistir el cansancio y se durmieron durante su guardia, los animales carroñeros del lugar aprovecharon el descuido para desvalijar toda la comodia que pudieron, dejando solamente el agua de las cantimploras, Altair, defendió a los muchachos, diciendo que cuando el cansancio se acumula esas cosas pueden suceder (se le vino a la cabeza cuando el se quedó dormido durante una guardia y su compañero no lo delató).
La escasez comenzó a hacer mella entre los viajeros, Celder en un intento por redimir busco y encontró alimento, unas raices de sabor nauseabundo, las cuales le hicieron vomitar nada más echarselas en la boca.
Al anochecer de aquel día, mientras subían una pequeña loma, un olor a cordero asado llamó su atención, al acercarse a lo alto de la loma y observar, vieron como tres orcos cocinaban un ser humano, uno de ellos se acercó a un saco que parecía contener alguien vivo gritandole al tiempo que le propinaba varias patadas: "
Casllate maldita puhta, o serfviras de de comida para los perrros"
Sin dudarlo ni un momento, y sin pensar que el lugar podía ser propicio para una emboscada (tal vez presa del temperamento desbocado de la juventud), se lanzaron al galope dando muerte a las despreciables bestias de un solo golpe. En el saco, se escondía una hermosa joven maltrecha e inconsciente por los golpes. Helf, retiró el cadáver del fuego mientras los demás se aseguraban de que no fuese una emboscada y atendían a la muchacha.
El pensamiento sucio de Forak, que no dejaba de mirar de forma lasciva a la chica, no hizo sino alterar al albino, que alentado por Helf, lo retó a una pelea con los puños y con sus cuerpos desnudos. Justo cuando estaban preparados para comenzar el duelo, un chasquido de ramas que se rompían, interrrumpió el comienzo de la pelea, al no ver nada, la pelea dio comienzo, pero nada más enzarzarse, aparecieron dos enormes perros de entra la oscuridad los cuales el rohir identificó al momento: "HUARGOOOOOS!!!" - gritó el eorlinga, no eran demasiado grandes, pero los cuerpos desnudos y desarmados de los guerreros no serían rival para ellos, y así habría sido de no ser por la ayuda divina.
Entre todos consiguieron terminar con la vida de las bestias, pero apenas consiguieron empuñar sus armas el hombre de campo y el mixto, otras 3 bestias aparecieron de la nada, esta vez, una de mayor tamaño les acompañaba, la lucha no tuvo cuartel y los enormes animales fueron derrotados, aunque el coste fue alto, Gromch el caballo de Helf estuvo apunto de fallecer, pero el Forak no tuvo tanta suerte, y un huargo se llevó la mitad de su torso de un mordisco antes de ser abatido por Altair, la vida del pobre alma no tardó en expirar, rodeado de un enorme charco de sangre el cadaver yacía sin vida.
Otras 2 criaturas habían tratado de terminar con las vidas de Antalion y Belthegar, pero las criaturas habían sido abatidas por flechas que habían aparecido de la nada...
De repente de la oscuridad apareció una hermosa mujer, ataviada con un traje de cuero negro y una gran cruz de color rojo que lo decoraba, la misma empuñaba un arco. La acompañaba un joven rohir, ambos se presentaron como Darja y Hugo. La muchacha dio de beber de su sangre al caballo de Helf, el cual pareció recuperar sus fuerzas por momentos, algo extraño escondía. Ella dijo ser miembro de una antigua orden, la Orden de la Cruz Carmesí, hasta allí la había arrastrado un extraño libro en blanco que parecía escribirse por si solo y una profecía la había llevado hasta allí para encontrarse con cinco jovenes más uno (como ella misma dijo), los cuales le ayudarían a ella y a Eric, paladín de la Orden de la Cruz Carmesí a recuperar la cabeza de Malachkai, el demonio de la antigüedad, al cual estaban tratando resucitar para poder derrotarlo de una vez por todas, antes de que el consiguiese unirse por si solo y poder dominar la Tierra Media y sumirla en el caos y la Oscuridad. Cada palabra que decía la bella mujer parecía más incoherente que la anterior, pero atolondrados por su enorme belleza y presencia se sentían hipnotidzados por sus palabras.